EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
La novela de La Guerra de los Mundos de H. G. Wells ha influido
de tal modo en la literatura sobre invasiones alienígenas que muchos autores,
en lugar de plagiar su trabajo, se han dedicado a expandirlo escribiendo sus
propias continuaciones, pero sin el menor intento de esconder que se basan en
su obra. Algo que les honra, por supuesto.
Trazos Escarlata es una de esas historias que amplían el universo de La Guerra de los Mundos. Tiene lugar diez años después del fin de
la guerra contra los marcianos. La humanidad se ha ido rehaciendo de la destrucción
provocada por las maquinas de guerra invasoras, y la sociedad ha dado un gran
salto tecnológico debido a la recuperación y aprovechamiento de la tecnología
alienígena.
Dado que los pilotos de las maquinas de guerra marcianas murieron
de por causas naturales y no en combate, sus poderosos vehículos pudieron
recuperarse prácticamente intactos. Inglaterra, donde se produjo la toma de
contacto inicial y que se enfrentó por tanto al mayor número de invasores, sufrió
una mayor destrucción que el resto del mundo, pero también capturó la mayor
parte de las máquinas marcianas cuando todo terminó. Eso ha permitido a Inglaterra pasar de
la ser la nación más castigada por los invasores a convertirse en la primera potencia tecnológica
y armamentística en solo una década.
Gran parte de la ciencia marciana sigue siendo un misterio. Los terroríficos trípodes fueron desmantelados por ser imposible comprender su manejo, pero con
sus despojos se impulsó una nueva industria de pequeños vehículos similares a
coches que se mueven sobre ágiles patas de araña, armas de rayos desintegradores
y de calor portátiles, y nuevas fuentes de energía aplicables a muchos ámbitos.
Hay que recordar que la novela tenía lugar en 1898, por lo que, aunque sin
darnos ninguna fecha, el comic está situado en 1908. Es por ello que la
sociedad inglesa sigue siendo eminentemente victoriana, típicamente clasista,
represiva y retrógrada. Solo que ahora la policía arremete contra los manifestantes hambrientos con pistolas laser en lugar de con porras de madera.
La historia es la de dos hombres, ambos retirados del ejército, que
buscan a la sobrina desaparecida de uno de ellos. Lo que en principio parece un
caso de asesinato más termina desembocando en una trama mucho mayor en la que
el propio gobierno está implicado.
Descubrirán que la muchacha a la que buscan no
es si no una más de una larga lista de víctimas, cuyos cadáveres presentan
todos idénticas heridas y una extracción completa de sangre. La prensa lo llama el caso de Dulwich
el Rojo, y afirma que el responsable es un vampiro. La verdad resultará ser mucho peor, y
reavivará la pesadilla sufrida por la humanidad diez años atrás.
Trazos
escarlata. 2004. Ian Edginton (guion) D´israeli (ilustraciones). Dark Horse
Comics.
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