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viernes, 21 de diciembre de 2018

LAS BUCANERAS DEL ESPACIO

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS 
¡ALERTA DE EXPOILERZ!

De lo peor de Berna, que ya es decir. El autor sigue empeñado en hacernos creer que absolutamente todas las mujeres del universo, de cualquier época y bajo cualquier circunstancia, son despampanantemente hermosas, eternamente jóvenes, e inconcebiblemente estúpidas. La escena en la que un tipo (que trata de descorchar una botella enfrente de una chica) derrama “accidentalmente” un abundante chorro de espumoso champaña sobre “su erguido busto, que la delgada túnica dorada solamente velaba, permitiendo vislumbrar las aureolas de los pequeños pero erectos pezones” haría avergonzarse por lo burdo y previsible incluso a un director de cine porno. Pero claro, se escribió en los ochenta, y las cosas eran diferentes. 

La... ejem... "trama"... es la siguiente: una moderna nave de pasajeros es abordada por una banda de chicas piratas. Todas descritas como hembras esculturales, todas de entre veinte y treinta años, y todas vestidas únicamente con pantalones cortos, botas de cuero hasta el muslo, y pañuelos anudados en la cabeza ¿para que más? 

Como son piratas, van armadas con sables y pistolones de pólvora, porque las armas láser no casan con su imagen de feroces piratas descamisadas. Una vez abordada la nave de pasajeros, la saquean llevándose a varios prisioneros (la parejita protagonista entre ellos), y todo lo que encuentran de valor: joyas, dinero, y... ¡los vestidos más bonitos de las pasajeras! porque, claro, son piratas, pero también mujeres.

Los diálogos absurdos que Berna emplea en lugar de la descripción narrativa para alargar la historia hasta el mínimo de páginas requerido se multiplican hasta lo increíble, dejando el resto de la historia en una mera anécdota en torno a la cual montar esos diálogos. En esta ocasión no lo salva ni la ilustración de la portada, que muestra un cohete monoplaza que no se corresponde con la nave de pasajeros de los protagonistas ni con las naves con forma de escorpión de las bucaneras… o lo que demonios sean. 

Por cierto, las bucaneras (aceptando por costumbre esta palabra como sinónimo de pirata, aunque en realidad no lo sea) no dejan de pelear entre ellas, matándose unas a otras a la más mínima. En un momento en el que el héroe se encuentra enfrentado a cinco de estas piratas, cuatro se matan mutuamente en una inconcebible exhibición de torpeza, descoordinación, y odio largo tiempo reprimido. A la quinta, el tipo simplemente la tumba de un empujón, la desarma y la ata antes que ésta tenga tiempo de reaccionar. 

Ya antes de eso, el mismo individuo había capturado vivas a otras dos de ellas, y luego logrado que ambas se batieran en duelo por celos, muriendo una y quedando herida la otra. Si todo esto lo hace un solo pasajero desarmado, hay que preguntarse porque toda una nave de éstos se rindieron a las piratas en un principio.

Al final de la casi inexistente historia, tras comprometerse la parejita protagonista a casarse (y naturalmente, tras hacer el amor a continuación) Berna remata la faena cerrando el relato con la frase “Como siempre”. Y si, es cierto. Termina como siempre lo hacen los relatos de Berna.

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

Las bucaneras del espacio. 1983. Joseph Berna [José Luis Bernabéu]. Héroes del espacio nº 168. Editorial Bruguera S.A.

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