EL ORÁCULO DE LAS VISIONES
Bienvenidos, amigos cinéfagos.
¡Que
bonita es la Navidad! ¿A quién no le gusta, en estas fechas, pasar las noches en
casa junto al fuego (o envuelto en mantas) viendo alegres películas que
transcurran también en estos días tan especiales? Navidades Mortales,
Krampus, Negra Navidad, Fin de Año sangriento… pero si no
queremos nada tan tenebroso, aún nos quedan otras películas clásicas que tienen
lugar en Navidad, como Gremlins, La Jungla de Cristal, o la que
comentaremos en este caso: Cobra.
Cobra es uno de los máximos exponentes del cine de acción de los 80. Está basada en la
novela Fair Game (Juego limpio), y guionizada mano a mano entre la
autora de la novela, Paula Gosling, y el propio Sylvester Stallone, que también es el actor principal. La trama es sencilla,
pero está muy bien llevada.
Mantiene un ritmo uniforme durante todo el metraje,
dando un acelerón al final. Vista hoy en día tiene unas cuantas escenas que se
tambalean un poco, pero aún así es mejor que muchas películas de acción
actuales.
Comienza
fuerte, además. Mientras una pistola en primer plano encañona lentamente a la
pantalla (y al espectador) una voz en off hace recuento: “En América se produce
un robo cada 11 segundos, un asalto a mano armada cada 65 segundos, un delito
con violencia cada 25 segundos, un asesinato cada 24 minutos, y 250 violaciones
al día”.
Pero claro, esto son datos de cuando se hizo la película (1986), totalmente obsoletos y muy por
debajo de las cifras actuales. Justo a continuación (y fijaos que la trama de la película
todavía no ha empezado siquiera) nos encontramos con una de las escenas más
recordadas del film: una vista interior de lo que parece ser un almacén, tenuemente iluminado por barriles en llamas. Un grupo de personas a las que apenas podemos ver por la penumbra parecen
estar celebrando un ritual de guerra. De pie, sosteniendo un hacha en cada
mano, las hacen chocar una contra otra siguiendo un ritmo, como guerreros preparándose
para matar o morir.
Lo realmente perturbador de esta escena es que por lo que
podemos ver, entre los reunidos hay algunos musculosos y
melenudos, vestidos de forma descuidada. Otros bien peinados y bien vestidos,
como pertenecientes a familias de clase alta. Hay uno que viste como un
ejecutivo, con traje y corbata. Es mas bajo que los otros, no es musculoso (ni
tan solo corpulento) y presenta una avanzada calvicie. Es la típica imagen del
hombre de familia de mediana edad americano, pero está allí, con los otros,
chocando sus hachas como el resto, mentalizándose para lo que va a hacer. No interviene
para nada en la película, ni se da ninguna explicación al respecto. Quizá era
una forma del director de decir “el psicópata puede ser cualquiera, incluso
quien menos te esperas”.
Pero
vamos de una vez con la historia. Sylvester Stallone es Cobretti, un policía de
homicidios tan brutal y expeditivo como los propios criminales. Conduce demasiado
rápido un coche clásico cuya matrícula es AWSOM (awesome/asombroso). Tras
las consabidas escenas de presentación, en la que vemos lo duro que es y a lo
que tiene que enfrentarse casi a diario (criminales tan locos que no le dan más
opción que matarlos, y periodistas sensacionalistas que pretenden hundirlo por
ello), a Cobra y su compañero Gonzales se les asigna la misión de proteger a una
mujer llamada Ingrid, testigo de un asesinato.
En la ciudad han estado produciéndose
una cadena de homicidios brutales en los que el único objetivo parece ser descuartizar
a la víctima. Se atribuyen a un solo asesino al que la prensa llama “El carnicero
nocturno”. Ingrid (Brigitte Nielsen, uno de los sex simbol de los 80, y esposa de Stallone por aquellas fechas) ha
sufrido ella misma un intento de asesinato tras presenciar otro. Ha visto la
cara al líder de la banda de psicópatas a cuyo ritual asistimos al principio, y
que son los responsables de los crímenes.
El
líder está interpretado nada menos que por Brian Thompson. Quizá lo recordaréis
más por su papel en la serie Expediente X, donde era el encargado de eliminar
los híbridos humanos-alienígenas clavándoles un punzón en la nuca. Este tipejo
se obsesiona con la idea de asesinar a la testigo. Una de las psicópatas de su
banda es además agente de policía, y cada vez que Ingrid es cambiada de lugar
para protegerla, le pasa la información a este. Cobra y Gonzales, con la única ayuda del peor
retrato robot de la historia de la criminología, deberán hacer lo posible por protegerla…
lo que básicamente implica matar a toda la banda, a medida que estos realizan sucesivos intentos de liquidarla a ella.
La
gran batalla final es una larga secuencia de veinte minutos sin apenas pausa en
la que asistimos a un combate en tres fases. Toda la banda de asesinos se lanza
contra ellos, acorralándolos en una pequeña casa. Los protagonistas defienden
la casa hasta que la posición se hace insostenible y deben abandonarla. La batalla
se traslada entonces a la carretera, con Cobra e Ingrid huyendo en una ranchera
(Gonzales ha quedado atrás, malherido) mientras los que quedan de la banda les persiguen
con motos. Tras cargarse a otros pocos asesinos más durante la persecución,
Cobra e Ingrid se refugian en una acería, con lo que el combate se traslada
ahora a un entorno de pasarelas, conductos de metal fundido, vapor asfixiante y
maquinaria industrial en movimiento.
El combate final podría haberse alargado
incluso más sin llegar a hacerse aburrido, precisamente por estos cambios de
escenario. De defender una posición fija a un combate entre vehículos en
movimiento y de ahí a jugar al gato y el ratón en un entorno peligroso. Muchos directores modernos y muchos diseñadores de videojuegos deberían
aprender de esta película.
Cobra utiliza en este tramo final un subfusil-ametrallador con mira
laser. Las miras laser eran en aquella época algo muy nuevo, como de ciencia
ficción. No sé si Cobra fue la primera película en la que salió una mira
laser, pero desde luego sí fue la primera en la que yo vi una. Era tan grande
como la propia arma sobre la que estaba montada, y eso, que hoy en día puede
parecer algo ridículo, solo la hacía molar más.
Resumiendo,
Cobra fue en mi humilde opinión una de las mejores películas de acción de una época
que se caracteriza precisamente por haber dado origen a las mejores películas
de acción hasta el momento. Hoy en día, más de treinta años después, Stallone sigue
haciendo películas como las de esa época, dejando en evidencia las carencias
del cine de acción actual.
Cobra.
1986. Paula Gosling, Sylvester Stallone (guionistas) George P. Cosmatos
(director) Sylvester Stallone, Brian Thompson (actores) Brigitte Nielsen
(actriz). Warner Bros Pictures. Edición en DVD de 1999.