Nos adentramos en terreno desconocido con
los volúmenes 6, 7 y 8 de Biohazzard 2. En los números anteriores
los autores de este manwa terminaron de consumir el material de RE2 aparecido
en los videojuegos, así que a partir de aquí (y puesto que todavía no había
aparecido el RE3) todo el argumento debía salir de sus propias
cabezas. Y si ya antes, con la trama oficial de Resident Evil 2 a su disposición el manwa se tambaleaba, ahora...
Lo primero que llama la atención es que la
ambientación cambia de repente, pasando a mostrar una tecnología mucho más
avanzada como algo habitual. No solo los soldados de Umbrella aparecen como
ciborgs con armas laser implantadas en los brazos, si no que a los propios
ciudadanos comunes se los ve por la calle con brazos u ojos biónicos, con ropas
y hombreras estilo El puño de la Estrella del Norte, o incluso
con piezas de armadura mecanizada, sin ningún motivo aparente. Una estética
bastante peculiar, por llamarla de algún modo, que sin embargo no afecta a los
protagonistas. Estos siguen vistiendo como de costumbre para hacerlos
fácilmente reconocibles a los lectores.
<<==¡Atención al sentido de lectura!==<<
Comenzaremos con una redada en la que un
grupo de soldados trata de localizar el cerebro desaparecido de God. Este
despojo, todavía unido a la columna vertebral, continúa vivo y logra tomar el
control de uno de los soldados, clavando su columna vertebral en la de éste,
provocando además la repentina aparición de un grupo de zombis (que a todas luces
también controla mentalmente) para que cubran su huida.
En estos números hay una larguiiiiisima y
aburridísima secuencia de combates entre gladiadores cibernéticos que solo
viene a cuento porque el ganador del campeonato es contratado luego por
Umbrella como guardaespaldas del nuevo cuerpo de God, al que se pretende sacar
del país. Este guerrero, una vez cumplida su labor, será infectado por el
propio God con un vial de virus para crear una distracción. El gladiador
cibernético se transforma en… un león… si, un león de gran tamaño y algunos
rasgos y recuerdos muy ligeramente humanos, que Chris, Claire y Leon se
encargarán de eliminar.
Los soldados de las fuerzas especiales
aparecidos en los números anteriores van siendo olvidados, quedando tan solo la
única chica del grupo como personaje fijo, por la que Leon parece sentir un
interés romántico. Hay una grandiosa subtrama en la que esta chica es raptada y
atada a un poste para incitar a Leon a acudir a rescatarla.
El poste se alza del vagón de un tren de
mercancías cargado de mineral… que se desplaza a toda velocidad bajo una lluvia
torrencial. Leon, armado con una porra eléctrica extensible, avanza sobre el
techo de los vagones hacia la chica para liberarla lo antes posible, ya que ha
dado órdenes al ejército de destruir el tren desbocado cuando este llegue a
cierto punto de su recorrido. Cuando ya está casi junto a ella, empiezan a
brotar docenas de lickers del propio cargamento de mineral en el cual está
clavado el poste.
De verdad que me encantaría ver toda esa
secuencia del tren en un videojuego. Pero aparte de esta historia, todo lo
demás resulta pobre y confuso, y está lleno de situaciones y personajes
innecesarios que no casan de ningún modo con el ambiente que tenía Resident
Evil en 1998: ciborgs por todas partes (incluso se ven varios de ellos
tirados en un contenedor de basura, como en el manga Battle Angel Alita),
poderes psíquicos extremos estilo Akira, y personajes de los
videojuegos que se mantienen ahí más que nada para seguir justificando el
llamar Biohazzard a los comics.
Soy partidario de dar a los autores la
mayor libertad posible, porque creo que cuando un autor, o artista, o cocinero,
o jardinero, o mecánico (o a lo que sea que se dedique cada cual) trabaja a
gusto, genera mejores resultados. Pero en este caso, teniendo en cuenta que los
autores de este comic estaban trabajando sobre una franquicia creada por otros
y cuyo trasfondo, historia y "realidad" ya estaban bien definidas,
deberían haberse ceñido un poco más a ellas.
Biohazzard 2. 1998. Contiene parte del material aparecido originalmente en los tomos nº 6, 7 y 8 editados por Capcom/Ching Win.
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