ALMACÉN DE MUNDOS COMPRIMIDOS
Este es uno de esos elementos tremendamente
originales que aparecen muy de tanto en tanto y que desgraciadamente pasan del todo desapercibidos. Es del 2003, aunque no llegaría a España hasta
cuatro años después. Se trata de un libro de pop-ups: esos libros que contienen
escenarios en laminas de cartulina pegadas a las paginas, de forma que al
abrirlos se forme una escena. Los libros de pop-ups suelen ser cuentos o
enciclopedias infantiles. Este es diferente. Al principio nos encontramos con
una historia de seis páginas (sin un solo pop-up en ellas) que nos describe un
castillo encantado, hablándonos de los fantasmas y monstruos que lo habitan,
entre los que hay incluso algún que otro humano normal.
Como si
describiera un ecosistema real, nos cuenta las diferentes actividades y
horarios de varios de ellos. También se nos propone pasar una prueba de valor y
astucia para convertirnos en el gobernador del castillo. Un momento ¿esto no
era un libro de cuentos? Pues no. Al pasar la última página nos encontraremos
con el único pop-up del libro… toda la estructura del castillo, montándose por
si sola, en un asombrosamente complejo entramado de piezas y solapas que dan
forma a muros, escaleras, suelos y tejados. Y casillas, porque resulta que El
castillo del miedo es en realidad un juego de mesa, que emplea el propio decorado desplegable del pop-up como tablero.
El sistema de juego es sencillo: adoptaremos el papel de uno de los cuatro monstros que han decidido pasar la prueba: un
vampiro, un hombre lobo, un monstruo de las ciénagas y una momia. Todos ellos
llevan una banda de tela azul cruzada sobre el pecho para identificarlos como
participantes del evento, que no es otra cosa que una gimcana: deberán recorrer
todo el castillo buscando cuatro objetos concretos (herradura, poción mágica,
daga y cabeza de ajo), y cuando los tengan todos, tratar de conseguir el quinto,
una llave de oro que los identificará como dueños y señores del castillo.
Los personajes
pueden desplazarse libremente cambiando de zona, subiendo o bajando escaleras y
recorriendo las habitaciones o el exterior. Lo que es el juego en si no está
muy bien pensado, ya que las casillas donde es posible obtener estos objetos son
relativamente comunes y es posible hacerse con todos ellos prácticamente dando
vueltas en circulo por la misma zona. Los personajes comienzan en el exterior
del castillo, donde está también el lugar al que deben dirigirse para obtener
la llave cuando tengan todo lo demás. Y puesto que los demás objetos también es
posible obtenerlos en el exterior, si a lo que vamos es a ganar en lugar de a
meternos en el papel y disfrutar jugando, no hay nada que nos impulse a
adentrarnos en el castillo.
El tablero tampoco acompaña mucho, porque si bien
es espectacular y precioso, es también endeble y los escalones y plataformas
suelen quedar algo torcidas, con lo que al más mínimo movimiento o soplo de
aire las piezas ya están todas fuera de su sitio. También hay algunas partes que
tienden a quedar mal colocadas al desplegar el libro, y hay que ir corrigiendo su posición empujándolas
al sitio con una varilla o un lápiz. La torre central tiende a quedar plana y
es necesario tener a mano un tubo de cartón largo (como los de los rollos de papel de
cocina) que podamos deslizar por el interior hueco de la torre para que mantenga su forma toda la partida. Estas cosas son inevitables debido a la cantidad de
piezas que forman el pop-up y lo complejo que lo han querido hacer.
Si bien su rendimiento como juego de mesa (que es teóricamente
su función) no es mucho, resulta fascinante como pieza a observar. El escenario está tan cargado de detalles, que el desplegarlo solamente para ir estudiándolo poco a
poco, observando cada uno de sus recovecos (como si realmente estuviéramos
explorando el castillo) supone un entretenimiento mayor que el
del propio juego de ir contando casillas y reuniendo fichas.
Muchos de estos detalles están ocultos a primera
vista y hay que levantar los tejados para examinar el oculto contenido de las
buhardillas, o levantar el tablero entero y observar desde abajo el de otro
modo invisible contenido de las mazmorras. Muchos lugares solo pueden ser observados
en forzados ángulos, y el propio libro nos recomienda tener a mano una antorcha
(o mejor una mini-linterna) para examinarlo a fondo. Algunos de estos detalles curiosos
y difíciles de ver incluyen cosas como una armadura medieval que en lugar de un
casco tiene una calabaza de Halloween, un ratón leyendo un pequeño libro, o un goblin
durmiendo plácidamente en una cama agarrado a su osito de peluche con
colmillos. El librito de instrucciones nos da como juego alternativo el buscar 55
objetos entre la decoración del castillo, y seguro que mientras buscamos esos,
encontramos muchos otros.
Además de las fichas de objetos y los cuatro personajes necesarios para el
juego, se nos proporcionan otros 36 personajes y objetos troquelados que pueden
emplearse simplemente como decoración del castillo o para jugar con ellos
haciendo que se paseen de un lado a otro por sus escaleras y cámaras.
Aun con sus pequeños fallos a nivel de reglamento y estabilidad, se trata de un juego (o
libro, o maqueta, o lo que sea en realidad) ingenioso y encantador.
El
castillo del miedo. 2007. Nick Denchfield & Steve Cox. Ediciones SM.
Este pequeño libro-juego me parece realmente original y precioso. Además de su función como juego de mesa creo que es una joya para guardar con mimo dada su fragilidad al tener tantos escenarios diferentes entre sus páginas. Sin duda un objeto de colección para conservar con agrado.
ResponderEliminarDesde luego. De vez en cuando lo despliego con cuidado solo para observarlo durante un rato, coloco algunas de las figuras troqueladas donde me parece que quedan bien, y me recreo buscando los detalles una vez mas. Tengo otros libros similares que comentaré en breve, pero no tienen el encanto de este.
EliminarEs precioso y una rareza, me ha recordado a La Casa Embrujada de Pienkowski, el mejor pop-up de mi infancia revisado en mi edad adulta con inmejorable resultado.
ResponderEliminarAcabo de buscar imagenes del que comentas, porque no conocia a ese autor ni su trabajo. La verdad es que tiene muy buena pinta.
EliminarMuy interesante el libro.. te recomiendo mucho "El castillo misterioso". Está muy bien detallado, y en cada página tiene puzzles/acertijos, que te obligan a fijarte en cada detalle del entorno. Y tiene desplegables muy chulos.
ResponderEliminarMe gusta mucho este tipo de material. Si me puedes dar algún otro dato como el autor o la editorial lo buscaré para darle un vistazo.
EliminarDarío Gestaro Susaeta El castillo misterioso, con eso te saldrá. He tenido pocos libros con desplegables, así que no se si es bueno en comparación con otros, pero a mí me encantó. Saludos.
Eliminar¡Gracias! Lo buscaré.
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