¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Podría decirse
que esta es una de las obras menores de Juan Gallardo. Esto no significa que
sea mala, solo que carece de la profundidad y la genial ambientación que
caracteriza al grueso de las obras de este autor.
La historia
tiene un planteamiento muy sencillo: una expedición de la Tierra llega hasta el
lejano planeta Nova, donde entablan buenas relaciones con sus habitantes, prácticamente
idénticos a los humanos. Relaciones demasiado buenas en el caso del astronauta
Kent, que regresa a la Tierra profundamente enamorado de una de las nativas de
Nova, y de la forma de vida honesta y sencilla del idílico mundo.
Profundamente enamorado,
si, hasta la verdadera desesperación, de hecho. Tan pronto como llega a la Tierra rompe el compromiso con su prometida, que le esperaba para casarse. Ken se obsesiona
con la idea de volver a Nova y quedarse allí hasta el fin de sus días. Cursa solicitudes
para formar parte de la siguiente expedición a Nova, programada para dos meses
más tarde, y para renunciar a su puesto una vez esté allí. Para su sorpresa, le
niegan la plaza. La nave cuenta únicamente con nueve tripulantes, y la falta
de uno solo de ellos durante el camino de regreso supondría una grave merma en
la operatividad y la seguridad del conjunto. Ken solicita entonces una plaza
en la tercera expedición… pero esta no se producirá hasta pasados veinte años. Tampoco
existen naves individuales capaces de cubrir la distancia que separan la Tierra
de Nova.
Finalmente, un científico amigo suyo le propone una alternativa: enviarlo
a Nova mediante un teleportador. Esta es una tecnología todavía experimental,
pero Ken acepta sin dudarlo. Sólo, con poco más que lo puesto, y sin medios
para volver una vez esté allí, Ken regresa a Nova en forma de una ráfaga de
luz y átomos.
Pero cuando su
masa se recompone en la superficie del amado planeta, la alegría le dura muy
poco. Un cambio terrible se ha operado en aquel mundo durante su breve ausencia.
La fértil vegetación está agostada. Las calles de las aldeas, desiertas. Centenares
de cadáveres putrefactos se amontonan dentro de los edificios. Alimentándose de
estos, Ken encuentra enormes gusanos y aves de rapiña, que al percibir carne
fresca en las inmediaciones se lanzan contra él. No son, ni de lejos, lo peor que le espera.
La mayoría de los escasos supervivientes que encuentra
están afectados por una enfermedad similar a la lepra, que en sus etapas
finales reduce al afectado a una especie de babosa humana privada de todos
sus rasgos, para luego petrificarlo sin matarlo, convirtiéndolo en una masa
endurecida e inmóvil, pero consciente. Y estos
supervivientes, los que aún pueden moverse, le persiguen repitiendo
sin cesar que todas sus desgracias son culpa de los terrestres, y que debe pagar él en nombre de su maldita raza.
Me ha gustado
mucho. Sin tener un argumento enrevesado, la historia se hace interesante y
amena. El enorme contraste entre el mundo paradisiaco al que Ken creía estar
regresando y el infierno en el que se encuentra (y que ya no puede abandonar) le
da a todo un toque bastante trágico. Y que, en medio de todo el horror, el protagonista
no olvide en ningún momento la idea de encontrar a la nativa de la que se ha
enamorado, da un sentido a su búsqueda que todos podemos entender.
Es, una vez
más, el cuento del aventurero que cruza un bosque encantado o se adentra en un castillo fantasmagórico en busca de la princesa (o la campesina, para un
héroe tanto valor tiene una como la otra), a la que debe rescatar, enfrentándose
a grandes monstruos y peligros en el proceso.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
Regreso
a Nova. 1982. Donald Curtis [Juan Gallardo Muñoz]. La conquista del espacio nº 595. Editorial
Bruguera S.A.
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