¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Hace un par de días
vimos una de tiburones. Ayer huimos del calor paseando por un lugar bastante fresquito. Y hoy tenemos una ración de piratas. ¡Esto ya empieza a parecer un verano
de verdad!
La décima
narración de Piratas de Juan Gallardo deja temporalmente de lado a los
monstruos y criaturas sobrenaturales para adoptar un tono más realista, hasta
el punto de tomar prestado a un personaje histórico de la época para el papel
de villano principal.
Marcel Roland es
un noble francés cuyo fuerte carácter y lealtad absoluta a su rey le vale
ganarse un peligroso adversario: nada menos que Armand Jean du Plessis, más
conocido como el Cardenal Richelieu. Este ordena a sus asesinos raptar a Belisa (la prometida de Roland) y al padre de esta, y retenerlos como una forma de
controlarlo.
Sabiendo que Richelieu es el responsable, pero incapaz de tomar
ninguna acción legal contra él, Roland opta por reunir una tripulación y
hacerse a la mar como pirata, bajo la identidad de El Corsario Púrpura.
No Escarlata,
como indica la portada, sino Púrpura, como se refiere a él el texto en todo
momento. La elección de este color no es casual. Purpura es el color distintivo
de los ropajes del cardenal, y el que un pirata lo adopte como nombre, vestimenta
y bandera, es una forma nada sutil de llamar criminal al propio Richelieu. La
mera existencia del Corsario Purpura ya es una continua burla a su eminencia, pero,
además, las acciones de la nueva identidad de Roland están encaminadas específicamente
a dañar los intereses del cardenal.
A todo esto, la futura
esposa y futuro suegro de Roland viajan prisioneros rumbo al Nuevo Mundo,
cuando son abordados por el Barón Negro; un pirata despiadado que, totalmente
vestido de negro y con el rostro oculto bajo una máscara asimismo negra,
acostumbra a torturar con saña a sus prisioneros, despedazarlos, asarlos y comérselos.
Destroza a cañonazos el barco de los sicarios del cardenal y su salvaje dotación lo aborda, acuchillando a los que se les oponen y decapitando a los que se rinden. Reconociendo a los
dos prisioneros como nobles, los conserva con vida con la intención de obtener un buen rescate por ellos.
Esto supone un fuerte revés para los planes de Richelieu que,
si no los tiene en su poder, los prefiere muertos. Tanto el Corsario Púrpura
como el cardenal ponen entonces todo su empeño en localizar la desconocida
fortaleza del Barón Negro (que tiene el muy consecuente nombre de La Fortaleza
Negra), para arrebatarle a los prisioneros. Solo que, en este caso, y contrariamente
a lo que reza el refrán, el enemigo de mi enemigo también es mi enemigo.
Mientras tanto,
en la Fortaleza Negra, la situación de Belisa empeora por momentos. El sanguinario
y caníbal Barón Negro ha decidido no pedir un rescate por ella, sino
conservarla como amante. Mientras informa de esto a la interesada, el feroz pirata se arranca el
embozo que le cubre el rostro y desabrocha a tirones su jubón revelando…
¿Una cara destrozada? ¿Un cuerpo malformado? ¡No! La tersa piel y rubia melena de una hermosa mujer y un par de grandes pechos que confirman sin lugar a dudas que lo es. El Barón Negro es una estupenda joven holandesa de gustos peculiares que se hace pasar por un hombre y se comporta como uno en muchos aspectos. La desairada negativa de Belisa a compartir de buen grado su cama, aun siendo la muerte la única alternativa, saca de sus casillas al Barón Negro, que decide ejecutarla, junto a su padre. Afortunadamente para ellos, Roland logra encontrar la ubicación de la Fortaleza Negra a tiempo para intentar un rescate a la desesperada.
¿Una cara destrozada? ¿Un cuerpo malformado? ¡No! La tersa piel y rubia melena de una hermosa mujer y un par de grandes pechos que confirman sin lugar a dudas que lo es. El Barón Negro es una estupenda joven holandesa de gustos peculiares que se hace pasar por un hombre y se comporta como uno en muchos aspectos. La desairada negativa de Belisa a compartir de buen grado su cama, aun siendo la muerte la única alternativa, saca de sus casillas al Barón Negro, que decide ejecutarla, junto a su padre. Afortunadamente para ellos, Roland logra encontrar la ubicación de la Fortaleza Negra a tiempo para intentar un rescate a la desesperada.
Muy entretenida,
llena de duelos a espada y cañonazos, y animada por la presencia, aunque sea de
pasada, de otros personajes conocidos como el Duque de Buckingham o el mismísimo D´Artagnan. Y por si teníais
alguna duda razonable al respecto, al final la pareja protagonista se casa.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
El
Corsario Escarlata. 2003. Donald Curtis [Juan Gallardo Muñoz] (texto) Llamas
(portada). Piratas nº 10. Editorial Astri S.A.
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