MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

sábado, 20 de julio de 2019

TOE TAGS

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Un toe tag es como se denomina a la etiqueta de identificación que se coloca a los cadáveres en la morgue, generalmente en el dedo gordo de un pie, cuando los conserva. Es también el nombre que se ha dado a este tomo en el que recopilan los seis números de la miniserie The Death of Death, erróneamente traducido como La muerte de los muertos. Esa sería una traducción adecuada para “The Death of the Dead”, pero The Death of the Death es La muerte (el fin) de la muerte (como concepto).

¡Ya empezamos mal! Pero la cosa va a ponerse mucho peor.  

Este comic fue el primero (y sinceramente, espero que el único) que guionizó George A. Romero. Antes de seguir, hay que entender que el gran problema al que se enfrentó Romero toda su vida fue que se le encasilló en el cine de zombis, algo comprensible, siendo en la práctica el creador del género. Tuvo siempre muchas dificultades para sacar adelante sus otros proyectos, porque, tras el impacto que supuso La noche de los muertos vivientes y la locura zombi que desató El amanecer de los muertos, cuando se presentaba ante un productor con el guion de una película que no fuera de zombis, empezaban a ponerle pegas. Su mayor aportación al mundo del cine se convirtió también en la mayor traba de su carrera profesional. Sus últimas películas (El diario de los muertos y La resistencia de los muertos) están filmadas con una torpeza y desgana incomprensibles, y quizá reflejan el hecho de que él mismo ya estaba aburrido de que solo lo quisieran para guionizar o dirigir “cosas de zombis”.

Lo mismo ocurre, me temo, con este comic. Salió en un momento en que el mercado estaba saturado de libros, películas y comics de zombis. Esos años en que todo el mundo se creía un experto en zombis, y el concepto comenzó a bastardizarse, con películas sobre ex-zombis (que tomándose un medicamento se deszombificaban) que no eran aceptados por la sociedad de los vivos, comedias sobre zombis contadas desde el punto de vista de estos, etc. 

En esa tesitura, alguien debió considerar que para vender algo sobre zombis en un mercado saturado, debían tener un buen gancho. Y ese gancho fue encargar a Romero que escribiera el guion, cosa que hizo con la misma desgana con la que filmó sus dos últimas películas. Todo esto son suposiciones mías, desde luego, pero es la única explicación que encuentro a que el propio creador del género zombi tal como lo entendemos diera pie a productos como estos.

The Death of the Death es una historia sobre una plaga zombi. Comienza tres semanas después del inicio de la plaga, que se extiende por todo el mundo casi instantáneamente. El protagonista es un chaval al que los zombis muerden. Un científico le inyecta un suero experimental que no impide su transformación, pero sí hace que mantenga la consciencia y no sienta hambre. También tenemos a su novia (que sigue viva) y a un elefante amigo de ambos (si, un elefante), vivo también. No se trata de la misma plaga que en sus películas, porque estos zombis parlotean y tienen cierta conciencia de grupo. 

Varios miles de ellos han formado un ejército al mando de dos zombis llamados Atila y Rasputín, que los dirigen como una horda. Estos zombis son capaces de razonar (no mucho tampoco, como al nivel de yonkis mas o menos), usan armas de fuego, y descansan en tiendas de campaña, mientras que el resto de su horda (que incluye animales zombis) simplemente les sigue. El elefante amigo del protagonista se ha librado hasta el momento porque su piel es demasiado dura para que los zombis la atraviesen con los dientes.
El objetivo de esta horda de zombis no es solo matar humanos y comérselos. También quieren tener un puesto en el gabinete presidencial de los USA y que los servicios informativos los presenten ante el público (es decir, ante los mismos humanos que ellos tratan de comerse) como héroes revolucionarios.

(¡Eh, no me miréis así, ya os dije que se iba a poner peor!)

En la horda hay un zombi traidor que trabaja para los humanos e informa al ejército de sus movimientos. También entre los humanos hay un traidor que informa a los zombis de los planes de estos. Los protagonistas se unen a una pequeña milicia de humanos y se enfrentan a los zombis, acabando con varios de ellos. Luego el chaval zombi protagonista ve como están haciendo picadillo a la horda zombi cuando esta ataca un pueblo bien defendido, y decide unirse a los zombis para salvarlos. 

De pronto no ve justo que los humanos disparen contra los zombis solo porque estos quieran matarlos y comérselos. Trata de convencer a los zombis para que coman bueyes en lugar de humanos, porque al parecer conoce una forma de preparar la carne de buey para que sepa a carne humana. Tras este nuevo disparate vuelve con los milicianos… y luego estos y un grupo de supervivientes humanos se unen a la horda zombi… y marchan juntos como si tal cosa en busca del bunker donde se ha refugiado el presidente para pedirle explicaciones sobre el comportamiento de los militares (porque, menuda panda de cabrones esos militares, también se dedican a destruir a los zombis). O algo así.

Nada tiene sentido ni se sostiene de ningún modo. Lo único que se salva es el dibujo, que es bastante bueno y da a los zombis un aspecto variado y grotesco. Pero incluso siendo lo mejor, le encuentro pegas. El zombi Atila va vestido como un bárbaro y esgrime una espada, como si fuera el verdadero Atila resucitado. Los zombis de su horda ondean banderas de guerra y antorchas cuando avanzan. Y cuando acampan para descansar (¿qué?), un par de esclavas-zombi desnudas le sirven a Atila trozos de carne humana en una bandeja.

Verdaderamente lamentable. Y mucho peor por venir de quien viene. Como dije al principio, a mi todo esto me suena a que a Romero le cansaba ya que la gente se fijara únicamente en sus películas de zombis e ignorara el resto de su filmografía, que incluye obras maestras como The Crazys o Monkey Shines. Algo en plan ¿Queréis zombis? Pues tomad zombis. Atragantaos de zombis, panda de idiotas y se limitó a darles lo peor que pudo concebir, a ver como reaccionaban. Y como era de esperar, aceptaron el guion sin revisarlo a penas ¿Salen zombis? Si ¿Podemos poner el nombre de Romero en la portada? Si. Pues adelante con ello. Y así salió Toe Tags.

Romero solía meter mensajes de crítica social en sus películas. Puede que quisiera aprovechar la ocasión para, precisamente, criticar la forma en que el género zombi se había echado a perder en los últimos tiempos. O puede que realmente intentara hacerlo lo mejor que pudo, y lo pillaron en una época muy mala. Nunca lo sabremos. Por suerte, nos dejó tres (quizá incluso cuatro) grandes películas de zombis con las que quitarnos el mal sabor de boca (y dolor de bolsillo) que supone comprar este comic. En general me gusta mucho la forma de hacer cine de Romero, y siempre le agradeceré el haber creado los zombis tal como los entendemos hoy en día, pero igual que un verdadero fan (de lo que sea) debe agradecer los aciertos, debe también reconocer los fallos, y este fue uno de ellos.

Toe tags. 2010. George A. Romero (guion) Tommy Castillo (ilustraciones). Géneros DC. Planeta DeAgostini.

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