EL GREMIO DE EXPLORADORES
Los triceratops
son unos de los dinosaurios más reconocibles y diría que, en general, más
queridos por los aficionados a este tipo de criaturas. Animales tranquilos y
hermosos que se limitaban a viajar y pastar en familias o pequeñas manadas, sin
meterse con nadie, pero a la vez estaban lo suficientemente armados y
acorazados como para hacer pagar caro cualquier intento de meterse con ellos.
Casi una filosofía de vida.
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Muchos dinosaurios
se caracterizaban por tener cabezas muy pequeñas, comparadas con el resto del
cuerpo. La cabeza del triceratops por si sola ya medía dos metros y medio, y
con un cuerpo de siete metros de largo, podríamos decir que eran bastante cabezones. Por los estudios realizados sobre
sus cráneos, se cree que debían tener mala vista y un oído no demasiado bueno,
pero un desarrollo cerebral general superior al de otros dinos.
Eran herbívoros,
y no digerían exactamente las plantas, si no que "se preparaban un té" con ellas, por
decirlo así. Su estómago era una gran cámara de cocción donde las plantas que
tragaban eran hervidas a gran temperatura en el agua que bebían, mezcladas con sus
jugos gástricos. La gran placa ósea que les protegía la cabeza actuaba también como
un panel solar que acumulaba calor y lo traspasaba al estómago, poniendo a
hervir su contenido. El animal asimilaba los jugos resultantes, cargados con la
esencia de las plantas. El resto lo desechaba, convertido con una pasta con
pequeñas rocas mezcladas, que también tragaba para machacar las hierbas mientras
se cocían. No es tan raro como pudiera parecer en un principio. Otros dinos,
como los ankilosaurios, hacían lo mismo.
La familia de
los triceratops era bastante extensa, diferenciándose en la forma de la cresta y
el número de cuernos. De entre
todas las variantes de triceratops, los había desde los cien kilos a las diez
toneladas, hablando siempre de ejemplares adultos.
De izquierda a derecha: anchiceratops, styracosaurio y triceratops.
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Hay una escena
muy típica en las películas antiguas de dinosaurios, la de un triceratops y un tiranosaurio
peleando. Es muy poco probable que una situación así se viera amenudo. Aunque compartían
época y territorio, con lo que sabemos de ambos (desarrollo
muscular, potencia de mordida, dureza de la piel, etc.) es casi imposible que
un solo tiranosaurio fuera capaz de matar un triceratops solitario a no ser que este ultimo
fuera muy joven o muy anciano.
Se cree además que, al contrario que otros herbívoros, que al ser atacados por un depredador huyen en desbandada, los triceratops plantaban cara formando un circulo que dejaba en su interior a crías y hembras jóvenes, mientras los machos y las hembras adultas cerraban filas formando una muralla con sus corazas craneales y cuernos: una verdadera falange espartana. Y que se acerque quien se atreva.
Los colores de la mayoría de tus figuras son muy imaginativos... Por una parte entiendo que los fabricantes no quieren hacer juguetes que sean todos grises o pardos y que, si nos atenemos a los hechos, nadie tiene una foto que muestre de qué color eran los dinosaurios... pero algunos de ellos parecen haberse revolcado encima de la troupe de El Circo del Sol. Si ver a una manada de estas enormidades ya tenía que ser un espectáculo, con esos colores, los demás dinosaurios los habrían tomado por un desfile de esos que hacen a finales de junio.
ResponderEliminarPor otra parte, que semejantes moles fueran estrictamente herbívoros y no se metieran con nadie pero fueran capaces de defenderse dice mucho de ellos. Punto para los comehierbas.
El color de los dinosaurios siempre será una incógnita. Cada vez cobra más fuerza una teoría que apunta a que algunos, los dotados de grandes placas dorsales o craneales (como los triceratops o estegosaurios) podían bombear sangre a estas placas haciendo que cambiaran de color, como amenaza contra sus enemigos o para llamar la atención en época de celo, y que siendo esta su función, los colores serían muy llamativos. Quizá esos colores estridentes puestos casi seguro al azar por el fabricante, no estén muy desencaminados después de todo.
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