Unas pistolas que adquirí en el zoco (mercadillo) de alguno de los puertos turcos que solía frecuentar (por motivos
de trabajo) hace años. Son armas reales pero inutilizadas, que antiguamente fabricaba
de forma casera la propia población empleando poco más que madera y tubos
de hierro. Se trata de pistolas de avancarga por etapas, que es la forma
elegante de decir que la pólvora y la bala se embuten por separado directamente
en el cañón.
Son de acción simple, lo que significa que hay que echar hacia
atrás el percutor (se solía hacer con el pulgar de la misma mano con la que se
sostenía) cada vez que se quiera disparar, en lugar de ser algo que ocurra como
parte del disparo anterior, como es el caso de las semiautomáticas.
M
Al estar inutilizadas, ni el
vendedor ni el comprador necesitan licencia de armas ni ningún tipo de permiso
especial para comerciar con ellas o pasearse de un lado al otro con estas cosas
en la mochila, ya que a efectos legales son adornos para colgar de la pared o
emplear de pisapapeles.
Aunque pretendían ser más funcionales
que atractivas, las partes de madera llevan pequeñas incrustaciones de nácar y
sencillos adornos grabados. Las culatas tienen una anilla que
servía para atar un cordel a ella, que se ataba también a la muñeca o al cinturón, para evitar perder el arma si el usuario caía al suelo o le golpeaban. Todas
empleaban como proyectiles bolas de hierro, plomo, o cualquier otro metal
disponible, y dado lo tosco del diseño y la fabricación, darle a algo a más de
cinco o seis metros era más una cuestión de pura suerte que de puntería. En caso
de extrema necesidad, se podían municionar con grava o clavos, consiguiendo más
ruido que otra cosa y siendo casi inofensivas a no ser que las dispararas directamente
a la cara y a menos de un par de metros.
La que aparece en
la parte de arriba de la foto mide 21cm desde el gatillo al extremo del cañón,
que tiene un considerable calibre de casi 20mm. A pesar de ser la más grande es también la más liviana de todas,
debido a que tiene menor cantidad de metal que las otras dos.
La de la parte central tiene
dos cañones en vertical, con una longitud de 13,6cm desde el gatillo al extremo
de estos y un calibre de 9mm. Los cañones se cargan por separado y no tienen
sistema de rotación. El cañón que se dispara al accionar el gatillo es siempre
el superior. Para disparar el cañón inferior a continuación hay que hacer girar
los cañones con la mano cambiándolos de posición, dejando arriba el que quede cargado.
La tercera pistola mide 13,3cm
del gatillo al extremo de los cañones. Seis, nada menos, que también deben
rotarse a mano cada vez que se quiera disparar el siguiente ya que el percutor
siempre dispara el que esté situado en la parte de arriba. Esta estaba pensada
para emplearla en melee, prácticamente a distancia de cuerpo a cuerpo. Su
reducido calibre de 7mm la hacía inefectiva más distancia. Se sostenía con el
brazo pegado al cuerpo y se disparaba desde la cintura, empleando la misma mano
para accionar gatillo y amartillar el percutor, y la otra para rotar rápidamente
el cilindro de cañones después de cada disparo.
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Este tipo de armas se empleó esporádicamente para defender los pueblos y campamentos de tribus de los asaltos de bandidos nómadas, o para pequeñas guerras locales. Pero su uso más común (al igual que
los revólveres de los cowboys del viejo oeste) era servir de protección a los pastores
y ganaderos, que las usaban para matar serpientes y otras alimañas, y espantar
a los posibles depredadores que rondaran sus rebaños. Las pistolas no eran
armas muy bien consideradas. En un verdadero combate, si un enemigo estaba demasiado
lejos como para matarlo con una espada, se lo mataba con un rifle. Las pistolas caseras eran demasiado imprecisas, poco potentes y lentas de recargar como para resultar verdaderamente
útiles en una batalla multitudinaria.
Bonitas piezas, sí señor, y además con su correspondiente historia detrás de ellas, como la manera y el lugar en el que las conseguiste.
ResponderEliminarMe encanta cuando describes el funcionamiento de armas de fuego. Creo que alguna vez lo hemos comentado. No soy ningún experto en el tema, pero todo lo que tiene que ver con ellas me resulta de lo más interesante.
Si, cuando comentamos el Western M.37 ¿verdad?
EliminarLa cantidad y variedad de trastos que puedes encontrar en esos zocos es impresionante. En uno de ellos tenían a la venta un mosquete de unos dos metros de largo, y además precioso, adornado con plata y tallas de marfil. El vendedor decía que tenía más de 400 años, lo que probablemente significa que tendría unos 200 (que ya son años). Ni pregunté lo que valía, además que incluso de haberlo podido pagar tras una hora de regateo no me apetecía pasearme por las calles de vuelta al barco con esa cosa al hombro, pero lo tendré siempre grabado en la mente. Precioso, incluso para ser un arma.