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lunes, 11 de noviembre de 2019

MERIENDA DE NEGROS

ALMACÉN DE MUNDOS COMPRIMIDOS
Presentado por… Wormy & Leechy.
¡Hola, vertebrados! 

Merienda de negros es un juego de mesa familiar que no faltaba en ninguna caja de Juegos Reunidos en los 60 y 70. A día de hoy no podría volver a editarse debido a las actuales normas de corrección política que anteponen el quedar bien con todo el mundo a la realidad histórica. ¡Vaya planeta de locos, el vuestro!
Cada jugador representa a una familia de caníbales africanos que se disponen a cocinar y devorar a un grupo de desafortunados (pero sabrosos) exploradores que han caído en sus manos. El tablero es el de Chicos, que sacó versiones en cartulina y también magnéticas, y tiene una ilustración más bien amable, que contrasta mucho con la temática pero la hace más… digerible, sería la palabra más adecuada, en este caso. 

Esta versión es de comienzos de los 80, y probablemente se trate de la última vez que el juego se puso a la venta. Personalmente, creemos que no estaría de más una reedición con algún extra, como cartas de ingredientes adicionales, pimientita y cosas así. 

El reglamento tiene muchas variaciones, todas parecidas. La que describo es una de ellas. Al principio de la partida, cada jugador elige un color y todos cogen un número igual de fichas de su color. Estas fichas representan a los exploradores que le corresponde comerse a cada una de las familias (jugadores). Cinco o diez fichas son las mejores cantidades para una partida rápida o de prueba, pero se puede jugar con más si todos están de acuerdo. La única limitación es que todos los jugadores deben tener un número igual de fichas, y repartirlas del mismo modo entre los postes. Inicialmente ninguna ficha está en la olla.

El objetivo del juego es ser el primero en cocinar y comerse todos los exploradores que le correspondan. Por orden de turno, cada jugador tira dos dados. Por cada dado en el que saque un número que se corresponda con el numero del poste al que tiene atado a un explorador, este avanza un puesto hacia la olla. Es decir, si inicialmente colocamos un explorador de cada color atado a cada poste, y en la primera tirada sacamos un 2 y un 3, la ficha que tengamos en el segundo poste pasa al tercero, y una que tengamos en el tercero (la que acabamos de mover o la que ya estaba allí) pasa al cuarto. Los 6 obtenidos en el dado se repiten si no tenemos exploradores en la olla. Si ya tenemos alguno al fuego, un 6 indica que nos lo podemos comer, con lo que la ficha se retira de la partida. 

Además de esto, en cada poste del segundo al quinto solo puede haber una cantidad máxima de exploradores igual a la que había al inicio de la partida. Si al avanzar una de nuestras fichas llegamos a un poste que ya está “lleno”, hacemos retroceder un poste a una ficha de un rival, con lo que se crea el elemento del “pique” entre comensales. El primer poste puede contener cualquier cantidad de exploradores, al igual que la olla. Y una vez en la olla, solo se sale de allí para ser comido. 

Es un juego sencillo de tirar dados, que era de lo que trataban casi todos los juegos de mesa de los 60. Y la temática, si bien un tanto bizarra, es bastante más original que el típico juego "de carreras" de ir del punto A al punto B. Y poco más hay que decir salvo... ¡Buen provecho, vertebrados!
M
Merienda de negros. 1982. Autores no acreditados. De 2 a 4 jugadores a partir de 8 años. Juguetes Chicos. 

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