Presentado por… Luctus.
Saludos, amigos coleccionistas.
Lo que muestro aquí es una vela con forma de
calaverita decorada (una Catrina), similar a las que se emplean en la celebración de El Dia de los Muertos. No son muy
comunes en España, pero de vez en cuando aparecen unas pocas en bazares y
mercadillos.
El Dia de los Muertos, a pesar que su nombre pudiera
parecerle tétrico a algunas personas, es una fiesta mexicana donde se celebra
la vida y prima la alegría. La fiesta se concentra en el primer y segundo día de
Noviembre, dedicados respectivamente a los angelitos (los que murieron siendo todavía bebés o niños) y a los difuntos (los que murieron ya adultos). En contraposición al Dia de Todos los Santos tal
como se celebra en España en estas misma fecha, de carácter más bien serio y fúnebre, en el Dia de los
Muertos se recuerda a los difuntos celebrando y agradeciendo el tiempo que
pasaron en el mundo, no lamentando su muerte.
Es habitual levantar altares en
los cementerios o panteones, o en plena calle, donde se encienden velas y se
dejan alimentos, bebidas, dulces, libros, y juguetes para que los muertos perciban que no se les ha olvidado. También
se llevan grupos de música popular a los cementerios y se cantan canciones
tradicionales durante toda la noche. Algunas familias incluso abren los
panteones de sus antepasados y acampan en ellos hasta la madrugada, durmiendo,
literalmente, junto a los ataúdes y esqueletos de sus muertos. Puede que a alguien ajeno a esta cultura el pasar dos noches al año durmiendo a pocos metros de los restos de nuestros muertos se nos antoje una costumbre extraña y macabra, pero España hay mucha gente que incinera a sus difuntos y tiene sus cenizas en una urna en la propia casa en la que vive, en un lugar bien visible como la repisa de la chimenea o en un mueble del salón (un lugar de honor, en definitiva) y eso lo vemos como algo normal.
En realidad,
todas las culturas del mundo han tenido tradiciones parecidas en las que se intenta mantener un vinculo muy próximo con los antepasados, pero con el
tiempo se han ido perdiendo, transformando, o se ha olvidado su propósito. Esta
es quizá la que ha mantenido más su esencia con el paso de los siglos.
Esta noche, un poco antes de las doce, encenderé mi calaverita para que esparza su luz durante el último aliento del día uno y el primero del dos. Solo unos pocos minutos, porque quiero conservarla mas o menos intacta, pero sí dejaré otras velas comunes encendidas toda la noche. Una noche en la que no debemos estar tristes por aquellos seres queridos que hemos perdido, sino alegres por haberlos conocido.
Es la cultura de cada país, por supuesto, pero yo nunca podría recordar a los que he perdido celebrando una fiesta y pintando calaveras de colores.
ResponderEliminarSon distintas formas de entender la vida y la muerte. Yo no le veo sentido a visitar una tumba o llevarle flores, y ese es uno de los ritos más comunes entre la gente.
EliminarSi queremos creer que no hay nada después de la muerte, no tiene sentido hacer nada al respecto: ni flores, ni rezos, ni guardar recuerdos, ni hacer ningún tipo de conmemoración, ni tan solo "conservar" el cadáver en un nicho, con una inscripción en piedra recordando su nombre.
Y si queremos creer que sí hay algo y nuestros antepasados pueden vernos o percibirnos de algún modo, preferirán vernos alegres que tristes al pensar en ellos. Es más complejo que eso (la celebración actual es la evolución de ritos más antiguos, como ocurre con el Carnaval, Navidad, Halloween, la Hogueras de San Juan o los Santos Inocentes) pero la idea básica es esa, relacionar el recuerdo de esas personas con un sentimiento de alegría y no de tristeza.