ALMACÉN DE MUNDOS COMPRIMIDOS
Presentado por… Wormy & Leechy.
Saludos, vertebrados.
El Un, dos, tres fue un popular programa concurso que se emitió en España desde 1972 a 1994, y se intentó relanzar sin éxito en 2004. Combinaba una fase de preguntas y otra de pruebas y toma de decisiones, intercalándolas con actuaciones musicales y números humorísticos. Los programas solían ser temáticos, estando dedicado cada uno a la vida y obra de algún autor famoso, a un libro, un país, una festividad, un concepto, etc.
Otra de sus características era que cada temporada contaba con una o dos mascotas diferentes, y un juego de mesa relacionado con estas. Habitualmente los concursantes del programa hacían una partida a este juego como una más de las pruebas que debían pasar. Una versión hogareña del juego se entregaba como premio de consolación para los participantes que quedaban descalificados antes de acceder a la ronda de los grandes premios. Naturalmente, estas versiones hogareñas también se comercializaron.
La Pera es uno de estos juegos. Corresponde a la segunda etapa, en la que hacía de complemento de Ruperta (una calabaza). La Pera nunca tuvo nombre propio ni llegó a ser tan popular como Ruperta, de la que habían muchos más artículos promocionales. Se puso a la venta en 1977. Es un clásico juego de preguntas y pruebas. No es un tipo de juego que nos atraiga especialmente, pero hay cosas que solo por su rareza y antigüedad vale la pena añadir a nuestra colección, para asegurarnos que se conservarán bien, al menos el tiempo que pasen con nosotros. A fin de cuentas, todo coleccionista es en cierto modo un guardián de parte de una época, el director de un pequeño museo.
En La Pera los jugadores se alternan para avanzar por el tablero lanzando un dado. Hay dos mazos de cartas: azules (preguntas) y rojas (pruebas). Cuando se cae en las casillas con un interrogante hay que contestar una de las preguntas. Si se hace correctamente, el jugador tiene otro turno. De este modo, mientras siga cayendo sobre interrogantes y contestando preguntas seguirá avanzando.
Las
pruebas, llamadas Peritajes (por hacer broma con el nombre del juego)
funcionan de forma similar, pero hay muchas menos casillas de pruebas que de
preguntas. Si se supera la prueba, además de jugar otro turno se obtiene de la
banca un billete de 1000 pesetas (6€) y si se falla la prueba se pierde el
siguiente turno y uno de estos billetes que se tengan acumulados.
El factor económico
está un poco cogido por los pelos. En el programa de televisión tenía sentido,
ya que era dinero que los concursantes acumulaban además de los otros premios
que pudieran conseguir. En la versión de tablero, el ganador de cada partida
(el primero en llegar a la casilla de Meta, llamada aquí "La Repera") se lleva la mitad del dinero que quede sin repartir en la banca, y que inicialmente son 25.000 pesetas. Las
cantidades obtenidas por cada jugador al final de cada partida se anotan, de
forma que cada uno de los jugadores comience la siguiente partida con la
cantidad que acumuló en la anterior. La idea es ir jugando secuencias de cuatro
partidas, en la última de las cuales el ganador se lleva todo lo que quede en
la banca, y entonces contar las cantidades que tiene cada uno para determinar
el verdadero ganador.
Lo
de entregar dinero como premio o cobrarlo como castigo solo por superar/fallar
las pruebas y no por contestar las preguntas probablemente era una forma de
animar a los jugadores a tratar de superarlas. Normalmente, en un juego de preguntas
lo único que impide a los participantes contestarlas, es no saberlas. Sin embargo,
todo el mundo es capaz de imitar a un chimpancé durante treinta segundos, y
probablemente muchos jugadores renunciarían a hacerlo sin un incentivo adicional.
De todas formas, el
ganador de la primera secuencia de partidas tiene todas las papeletas de ser el
ganador final, por llevarse la mitad de la banca de golpe. Otro jugador
cualquiera tendría que ganar las siguientes tres partidas solo para conseguir
una cantidad equivalente a la que se lleva el ganador de la primera.
El
tablero está dibujado a mano, y en un estilo comic muy agradable. Hay también casillas
con efectos que hacen referencias a expresiones de la época que incluían la
palabra “pera” y que a día de hoy pueden parecer extrañas, como “Ser un niño-pera”
o “Tener la pera” (ser tonto), “La repera” (lo mejor), “Pedir peras al olmo”
(esperar demasiado de algo o alguien), “Del año de la pera” (muy antiguo), etc.
Los efectos de estas casillas eran la pérdida o ganancia de diferentes cantidades de dinero y/o el adelanto o retroceso de cierto número de casillas. Las piezas del juego tenían también forma de pequeñas peras y, como no, los
billetes del juego lucían la pera-mascota del programa dibujada. Un auténtico empacho de peras.
La
portada merece una mención especial. Es una foto de la versión televisiva del
juego, flanqueada por dos de las famosas asistentes del programa (a las que se
llamaba secretarias o azafatas), auténticos sex simbol del momento. Estas chicas amenizaban el programa paseándose de un lado a otro del plató en minifaldas o shorts.
En
1972, cuando el programa comenzó a emitirse, la censura impuesta por El Generalísimo a los medios estaba especialmente presente en la televisión. Es un enigma como este concurso logró esquivarla. Al parecer, los censores de Franco llegaron a obligar a Narciso ("Chicho") Ibáñez Serrador a volver a grabar todas las escenas del primer programa en las que aparecían las secretarias, cambiándoles las minifaldas por pantalones largos... pero esto ocurrió una sola vez, y ya nunca más los censores volvieron a molestarle.
Nadie sabe que contactos, influencias o protectores hizo valer "Chicho" para pararle los pies al mismísimo Generalísimo, pero que
las secretarias del Un, dos, tres... aparecieran en pantalla mostrando las
piernas, y vestidas acordes con la temática
del programa (hoy en día lo llamarían cosplay), en un espacio que se entendía como para toda la familia, fue sin duda una parte importante del gran éxito que tuvo.
La Pera. 1976. Autores no
acreditados. De 2 a 4 jugadores, sin recomendación de edad. Dalmau.
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