EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Cuando la noche se cierra sobre ellos
comienzan a oír aullidos de lobos que parecen bastante cercanos. La campana del
monasterio empieza a sonar de un modo fúnebre, y una de las chicas del grupo
desaparece. El amanecer no mejora la situación. Al intentar abandonar el
monasterio y volver a la carretera, descubren que las ruinas están rodeadas por
un intricado laberinto de setos, que no estaba allí cuando el minibús los dejó la
noche anterior.
Ante la perspectiva de tener que abrirse
paso por un laberinto de setos (rellenos de alambre de espino, como pronto
descubrirán) en el que deambula un número indeterminado de lobos hambrientos,
la mayoría se niega a moverse del lugar. La tenue amistad que les une empieza a
difuminarse. Solo dos de ellos, llamados Tarnal y Vanessa, mantienen la
serenidad.
Tarnal no es un hippy, en realidad. Ha
sido contratado para localizar algo o a alguien y se está haciendo pasar por
hippy para moverse en ese ambiente. Vanessa es una joven que como tantas otras
se ha unido al movimiento hippy solo por la imagen de libertad y amor con el
que este se vende, pero ha tardado poco en desengañarse.
Tarnal organiza a los demás para registrar
por grupos el monasterio en busca de la chica desaparecida. Logran encontrarla,
o al menos, parte de ella. Alguien ha clavado su cabeza a la pared junto a una vela negra encendida. Esto se irá repitiendo con cada nueva
desaparición, puesto que han sido escogidos como el sacrificio de un siniestro
ritual.
Uno o más individuos con máscaras de
esqueletos y sotanas de monje deambulan por el lugar acabando con ellos uno a
uno. Estos hombres parecen dominar a los lobos del laberinto de setos y moverse
a sus anchas por el monasterio sin dejarse ver hasta que así lo desean. ¿Se
trata de seres sobrenaturales o simplemente tienen un plan muy bien concebido?
A modo de curiosidad, el libro se
escribió en 1973. Los esqueletos con espadas y sotanas eran muy representativos
del terror español en esa época debido a las películas La noche del terror ciego de 1971 y a El ataque de los muertos sin ojos, del mismo 1973. Aunque sin
relación con estas historias, si es muy posible que la imagen de estos
esqueletos encapuchados influyera decisivamente en la elección de los villanos
de El monasterio perdido.
Es texto es más extenso de lo normal.
Tiene 120 páginas en lugar de las 90 habituales, pues el formato del bolsilibro
todavía no se había estandarizado. Esto permitió al autor desarrollar más la
historia a su gusto, lo cual se nota inmediatamente en lo trabajado de las
descripciones del monasterio, los personajes y la ambientación general. La
portada se hizo de forma expresa para esta historia, algo habitual en los
primeros números pero que desgraciadamente luego derivó en una asignación casi aleatoria de ilustraciones.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
El monasterio perdido. 1973. Ralph Barby
[Rafael Barberán] (texto) Jorge Sampere (portada). Selección Terror nº 8.
Editorial Bruguera S.A.
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