DENTRO DE LA ROCA

EL ORÁCULO DE LAS VISIONES
¡ALERTA DE EXPOILERZ!

Presentado por... Pecky.

Bienvenidos, amigos cinéfagos.

Hoy, primer día de septiembre de 2020, queremos aprovechar para mandar un saludo a un genuino viajero del espacio. El asteroide conocido como 2011ES4 pasará muy cerca de la Tierra. Pasará, de hecho, entre la Tierra y la Luna, sin chocarse con ninguna de las dos ¡mira que considerado! No es muy grande (comparado con otros que hay por ahí) pero si lo suficiente como para que se lo pueda observar desde la Tierra en algunos lugares. Si lo veis pasar, saludadle con la mano. Nunca está de más llevarse bien con los vecinos.

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Para conmemorar este singular acontecimiento, hoy recordaremos otra película catastrofista en la que, además del clásico meteorito de camino a la Tierra, contamos con la presencia de un monstruo espacial asesino bastante correcto. Es como un cruce entre Alien y Armagedón. 

 

La película se filmó en 1996, y está ambientada solo veintitrés años en el futuro, en un supuesto 2019 en el que la minería espacial es ya algo habitual.

La trama comienza unos dos millones de años atrás, en un planeta llamado Trillium. Allí asistimos a los desesperados intentos de unos humanoides de cerrar la puerta de un gran cubo metálico, en cuyo interior una bestia se debate tratando de escapar. Finalmente logran cerrar la puerta, la fijan con grandes remaches, y colocan una placa grabada a modo de sello, y también de advertencia. El cubo es lanzado de algún modo al espacio, con su letal carga todavía pugnando por escapar.

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Dos millones de años más tarde, ya en nuestro 2019, un pequeño planetoide se dirige hacia la Tierra. Un grupo de mineros de asteroides es enviado a su superficie a excavar una serie de túneles, al fondo de los cuales han de detonar una carga atómica. Teóricamente, los túneles deberían dirigir la fuerza de la explosión de modo que esta impulse el objeto en una dirección concreta, desviando su trayectoria.

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Tras varios meses de trabajo, el grupo de mineros está algo por debajo de sus cuotas de avance de los túneles. El equipo que se les ha asignado para trabajar es inadecuado, y además están desviando parte de sus horas de excavación en extraer a escondidas fragmentos de platino que aparecen en los túneles. El grupo tiene su propio jefe, pero se les ha asignado una científica para supervisar todo el proceso. Y estos dos no se llevan muy bien precisamente, lo que ocasiona continuas discusiones.

Mientras excavan, el vehículo taladrador se topa con la gran caja metálica que vimos partir de Trillium al inicio de la película. La caja está hecha con una aleación de platino, el metal más duro del que disponían los habitantes de ese mundo. 

En el interior de la caja encuentran diez esqueletos humanoides, un extraño fósil, y numerosas inscripciones. El equipo deja de lado la excavación durante algunas horas para hacerse con todo el platino y llevárselo con ellos a la Tierra cuando regresen.

 

Por su parte, como si de un Pokémon se tratase, el fósil misterioso se rehidrata y comienza a liquidar a los mineros, como corresponde a todo monstruo espacial con un mínimo de dignidad profesional. 

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Los ordenadores de la minúscula base minera interpretan parte de los grabados encontrados en la caja y los sellos, y así nos enteramos de toda la historia.

 

El monstruo, al que los habitantes de Trillium llamaban simplemente “El Voraz” apareció en su mundo y se dedicó a matar y comer continuamente. Su piel era extremadamente dura, y no disponían de ningún arma capaz de atravesarla. Nunca llegaron a saber si se trataba de un error de la naturaleza o de un ser de tiempos remotos que había reaparecido por alguna causa, pero en todo caso era una criatura única. Al no tener medios para destruirlo, lo atrajeron a una trampa. Construyeron la caja de platino como una prisión. Diez voluntarios se suicidaron en su interior, para que el hedor de la carne y la sangre atrajera al monstruo, y cuando este entró, sellaron la caja y la enviaron al espacio.

Los mineros descubren entonces que se hallan en una situación parecida a la que afrontaron los seres de Trillium. Las balas rebotan sobre la piel del Voraz y los potentes explosivos de los que disponen solo consiguen enfurecerlo.

Además, el Voraz mata a tantos trabajadores que es imposible cumplir con las cuotas de excavación. La única opción es detonar la carga atómica mucho antes de lo previsto. La desviación será menor, pero al producirse más lejos de la Tierra el desvío acumulado debería bastar para evitar la catástrofe.

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Esto añade a la situación el factor de cuenta atrás, ya que tras hacer cálculos se dan cuenta que tendrían de que detonar las cargas en dos horas como máximo para que el desvío sea suficiente. Y como siempre, cuando hay dinero (o en este caso, platino) de por medio, hay también algún personaje que se convierte en un problema adicional.

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Una película muy modesta, pero con mucho ambiente de bolsilibro, muy agradable de ver. Para mi gusto, muy por encima de superproducciones como Prometheus o Covenant, que me resultaron terriblemente aburridas e incongruentes, y que tienen menos del espíritu original de Alien que esta.

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¡Por cierto, 2011ES4 volverá a visitarnos en 2055! No pasará tan cerca como en esta ocasión, pero es todo un detalle que se asome a saludar de vez en cuando.

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Within the rock. 1996. Gary J. Tunnicliffe (guion y dirección). 360 Entertainment.