EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.Saludos, ávidos lectores.
Cuarto y último
tomo recopilatorio de la historia del chico vampiro, en el que veremos el
desenlace de una guerra personal entre dos inmortales que comenzó cinco mil años atrás.
Acompañado por
Fever, Fershid y Satya, el chico vampiro acude a la dirección encontrada en la
tumba de lord Carnavon. Esta corresponde a una iglesia destruida en los
bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. El edificio nunca
se reparó, y no es más que una estructura derrumbada, que un
anciano mendigo utiliza de refugio.
El mendigo es en
realidad un lord inglés perteneciente a una estirpe de guardianes. Al
comprender quienes son y que hacen allí, les revela que desde el mismo momento
en que el niño y Ahmasi “enfermaron” de inmortalidad, en Egipto se creó un
culto secreto hacia ellos. Los sacerdotes de este culto debían guardar el
secreto de la “cura” de la inmortalidad para cuando cualquiera de ellos deseara
acabar con su existencia, puesto que solo los dioses podían ser inmortales sin
terminar enloqueciendo y odiando su vida eterna.
Los sacerdotes del culto se fueron esparciendo por todo el mundo, estableciéndose en diferentes países y revelando el secreto del fin de la vida eterna a sus descendientes. También dejaron pistas por todas partes, en grandes monumentos que el tiempo destruyó, y en forma de leyendas que una generación tras otra se fueron tergiversando.
El falso mendigo
es lord Gerald, uno de los descendientes de ese antiguo culto, y revela al
chico vampiro el secreto. Lo único que destruye la inmortalidad es la propia
inmortalidad. Si él o Ahmasi inyectan su sangre inmortal recién extraída al
otro, este morirá definitivamente. Esto implica también que el que mate al otro no
podrá a su vez poner fin a su propia existencia, porque más adelante ya no
habrá otro inmortal del que obtener su sangre.
Al chico
vampiro, que ha ansiado el olvido definitivo durante siglos, le parece un
pequeño precio renunciar a su propio descanso eterno si a cambio acaba con
Ahmasi.
Ahmasi ha estado
perdiendo el tiempo con el matón que la encontró en el callejón, jugando con él
y provocando su caída, como suele hacer con todo aquel que entra en contacto
con ella. Finalmente vuelve a centrarse en sus presas, y sabiendo que Fershid
actúa como mago ilusionista en un hotel, acude a su espectáculo para seguirle
después, confiando en que la guie hasta Fever y el chico.
Fershid se había
ofrecido como cebo, y hace que ella la siga hasta un callejón donde le han
tendido una trampa. Cuando Ahmasi le sigue confiadamente, una red metálica
electrocutada cae sobre ella. Su cuerpo queda retorcido y carbonizado en
cuestión de segundos, pero la proximidad del amanecer comienza a regenerarla
casi de inmediato. Antes que recupere su movilidad, el chico le explica lo que
va a hacer, se extrae sangre, y se la inyecta a ella.
Ahmasi se
convulsiona y queda reducida a un cuerpo seco y apergaminado, aparentemente
muerta de forma definitiva. La luz del sol ya no la regenera, y el chico y sus
amigos se alejan de ella, dando el asunto por zanjado. Con un ultimo aliento,
Ahmasi recoge la jeringuilla con la que le han inyectado la sangre del chico, se
extrae sangre ella misma, y se abalanza sobre el chico dispuesta a llevárselo por delante.
El
chofer-guardaespaldas de lord Gerald le abre la cabeza de un golpe a Ahmasi,
pero no antes que esta le inyecte su sangre al chico. Pero lo que logra
con esto es lo contrario de lo que pretendía. La sangre de Ahmasi ya estaba
corrompida. La inmortalidad casi ha desaparecido de ella, y el efecto que tiene
sobre el chico no es el que esperaba. El chico pierde su inmortalidad, pero no
la vida, y a partir de ese momento comienza a crecer y envejecer a ritmo
normal, exactamente lo que siempre había deseado.
En el final de la historia, vemos a Fever y Fershid, ya ancianos, visitando una tumba. No la de algun ser querido, sino la de Ahmasi. Cada semana acuden a comprobar si la lapida sigue en su sitio, y se nos revela que ocasionalmente aparece agrietada desde dentro, como si el cuerpo de Ahmasi aún conservara una chispa de vitalidad; la suficiente como para no morir del todo, pero no tanta como escapar de su tumba, convertida por siempre en un cadáver reseco y débil, condenada a un tipo distinto y horrible de inmortalidad.
En cuanto al chico vampiro, no lo llegamos a ver más crecido que como ha estado apareciendo a lo largo de los números anteriores. Fever y Fershid hablan sobre él, y por eso nos enteramos que está creciendo física y mentalmente a un ritmo normal, que ha tenido varias novias, y que ha adoptado definitivamente el nombre que Fever le puso en Nueva Orleans. Con un pequeño retraso de cinco milenios, vuelve a tener una vida real.
Puedes repasar toda la saga desde el inicio pulsando aquí.
Boy Vampiro. 1992. Carlos Trillo (guion) Eduardo Risso (dibujo). Tomo recopilatorio nº4. Publicado por Norma en 2005.
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