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martes, 29 de septiembre de 2020

BOY VAMPIRO tomo 1: La resurrección

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                            ¡ALERTA DE EXPOILERZ!

                                             Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.

Boy vampiro es un comic argentino de los maestros Trillo y Risso. Una historia sobre vampiros egipcios realmente original.

En esta recopilación en cuatro tomos se le cambió el nombre a la colección presentándola como Yo, vampiro. Nosotros nos referiremos a ella en todo momento como Boy vampiro por dos motivos. Primero, porque aunque inicialmente su nombre fue N.N (el código que se emplea en Argentina para clasificar a los cadáveres cuya identidad se desconoce) después pasó a llamarse Boy (chico) vampiro, que es mucho más representativo del personaje que el más genérico Yo, vampiro. Fue bajo este segundo nombre con el que la serie llegó a España por primera vez, y como la conocí, y para mí siempre será Boy vampiro

Y segundo, porque tenemos la intención de comentar (en algún momento todavía no concretado entre el 2021 y el 4729) otro comic cuyo titulo original si es Yo, vampiro, y preferimos evitar confusiones entre ambos.

La historia comienza en 1993. Las obras de ampliación del alcantarillado de Nueva York abren una galería que llevaba sellada cincuenta años. Tan pronto como la luz del sol acaricia un montón de sucios huesos, estos se recubren de carne y toman la forma de un niño de piel cobriza y melena negra y alborotada, que sale de la alcantarilla en busca de comida.

El muchacho, impelido por la nueva vida que lo anima, recorre una ciudad que ya apenas reconoce. Gracias a la fecha de un periódico averigua que ha permanecido muerto el ultimo medio siglo. Al mismo tiempo, a medida que va encontrándose con distintos personajes y reflexiona sobre su vida, nosotros vamos descubriendo su historia.

El muchacho nació cinco mil años atrás. Era hijo del faraón Khufu, más tarde conocido como Keops. Con nueve años cumplidos, el muchacho aún no había recibido un nombre, pues su padre dictaminó que él mismo lo elegiría tan pronto como llegase a la edad adulta. El muchacho sin nombre era el blanco de la perfidia de Ahmasi, la amante preferida del faraón. Ahmasi era una joven cruel y ambiciosa, que continuamente inventaba falsas acusaciones contra el muchacho, pues odiaba que Khufu repartiera su afecto entre su hijo y ella. Los castigos que el muchacho recibió debido a las mentiras de Ahmasi, hizo que entre ambos se estableciera un indisoluble vinculo de odio.

Una noche, cerca del campamento de Khufu, ocurrió algo que se nos describe como una explosión termonuclear. No llegamos a saber que es exactamente, puesto que ninguno de los personajes llega a averiguarlo. Un mar de luz y radiación lo llenaron todo repentinamente, desecando y derritiendo a humanos y animales.

El destino quiso que solo el muchacho sin nombre y Ahmasi sobrevivieran lo suficiente, retorciéndose presas de un dolor atroz, como para llegar a ver el amanecer. La luz del sol reaccionó con la radiación que los inundaba, convirtiéndola en otra cosa. Sus llagas y úlceras sanaron instantáneamente, y un renovado vigor recorrió sus cuerpos. 

El muchacho y Ahmasi intentaron matarse uno al otro, solo para descubrir que sus heridas se cerraban instantáneamente bajo los vivificadores rayos del sol. Con el paso de los siglos, el muchacho y Ahmasi coincidieron en muchas ocasiones, intentando destruirse de nuevo, pero ninguna muerte era permanente. Tan pronto como el sol llegaba hasta sus restos, se regeneraban por completo. Sin importar lo poco que quedara de ellos, lo profunda que fuera su fosa o lo bien sellado que estuviera su sepulcro, los ladrones de tumbas, los arqueólogos o los desastres naturales siempre terminaban por exponer de nuevo sus cuerpos a la luz. 

Tras haber matado docenas de veces a Ahmasi y haber muerto a sus manos un número similar, el muchacho se cansó de tanto odio inútil y tomó la decisión de, simplemente, alejarse de ella y tratar de vivir su extraña existencia lo mejor que pudiera. Pero para Ahmasi, la eterna caza y tortura del muchacho era un divertido juego al que no estaba dispuesta a renunciar, y le seguía el rastro allá donde fuera.

Aquello que les ocurrió provocó otros cambios en su organismo. Además de regenerarse con el sol, tienen una fuerza descomunal, y un hambre atroz. Necesitan comer diez veces más que una persona normal, y cuando no pueden paliar su hambre o se dejan llevar por la furia, la sed de sangre se apodera de ellos y deben consumir la de algún humano vivo. No pueden matarse definitivamente el uno al otro, ni aún a sí mismos. Tampoco crean a otros como ellos. Son los únicos vampiros, si es que se les puede llamar así, que existen y existirán.

No solo su cuerpo es inmutable, su mente también lo es. Aunque pueden acumular conocimientos y experiencia, la personalidad básica que tenían en el momento de sufrir el cambio quedó fijada en ellos. Con cinco mil años a sus espaldas, el muchacho sin nombre sigue teniendo la mente y las reacciones de un niño de nueve, y Ahmasi sigue prefiriendo los ambientes sórdidos y el vivir de manipular a los hombres.

Pocas horas después de haber recobrado la vida, el muchacho sin nombre vuelve a estar cansado de ella. En su deambular por la ciudad se ha encontrado con la miseria y la delincuencia que llenan las calles. Un homosexual ha intentado violarlo en un callejón y una pandilla de matones han intentado darle una paliza. El muchacho se ha deshecho con facilidad de todos ellos, pero está asqueado, añorando de nuevo el tranquilo sueño de la muerte. 

Durante un viaje en metro conoce a un anciano indio llamado Oso parado (en el español de Argentina, “parado” significa “erguido”, en lugar de “inmóvil”) que inmediatamente siente algo especial en el muchacho. Oso parado le ofrece al chico un refugio, y algo de lo que este carece, un nombre: Viento que corre.

El anciano le presenta a su nieta Nube del atardecer y a su amiga Fever, una mulata ciega con una enorme capacidad extrasensorial. Todos lo acogen y por primera vez en mucho tiempo, el chico se siente seguro y querido, y comienza a reconciliarse con la vida.

Pero esto no va a durar. El rastro de cadáveres que el muchacho ha ido dejando por la ciudad al defenderse de sus atacantes ha llamado la atención de Ahmasi, que reconoce de inmediato a su adversario y pone en marcha nuevamente su juego. Averigua el paradero del muchacho, mata a Oso parado y persigue a Nube del Atardecer, que logra escapar de ella. Tras esto, el muchacho, que estaba dispuesto a olvidarse de Ahmasi, toma la decisión de buscar el modo de provocar una muerte definitiva a su cada vez más odiada rival.

Puedes leer el comentario del tomo 2 pulsando aquí.

Boy Vampiro. 1992. Carlos Trillo (guion) Eduardo Risso (dibujo). Tomo recopilatorio nº1. Publicado por Norma en 2005.

2 comentarios:

  1. Éste es un cómic que me gustó mucho y que me encantaría volver a leer, sobre todo si tiene ya la parte que más me gusta de una historia... ¡el final!

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    1. En esta edición en cuatro tomos se publicaron incluso los comics que no llegaron a España en el formato de números sueltos. Es la historia completa.

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