EL GRAN BAZAR
Bienvenidos, amigos coleccionistas.
Tal como está de loco últimamente el universo, el ahorro es cada vez más importante. Me han comentado que algunos humanos guardan su dinero en bancos. Otros, en cerditos. Decidido a probar esta segunda opción, que encuentro más sensata, adquirí en un mercadillo terrícola esta hucha con forma de…de... bueno, vedla primero.
A mi entender se
trata de una hucha tipo cerdito, solo que, en lugar de un cerdito
propiamente dicho, representa a un rinoceronte. Pero tampoco un rinoceronte
corriente. Está lleno de costuras, como si lo hubiesen ensamblado a base de
trozos de otros rinocerontes. En su costado izquierdo lleva además un parche de
piel con un par de extraños símbolos (un corazón invertido y una espiral) que quizá sea
la firma del doctor loco que ha creado este frankenrino.
Si miramos la
parte de atrás, veremos que la cola está sujeta al lomo por un clavo o chincheta, y
bastante más arriba de donde debería, como si se hubieran acordado de ponérsela
a última hora.
La cabeza, por
otra parte, es bastante extraña. No tiene morro cuadrado típico de los
rinocerontes, presentando un morro y mandíbula terminados en pico, más parecido
al de un triceratops. Las enormes orejas, por descontado, son de elefante. Un
conjunto bastante extraño.
La figura es de
resina hueca (es una hucha, después de todo) y tiene una tapa de plástico en la
panza para poder extraer cómodamente las monedas cuando nos hagan falta. Mide
quince centímetros de largo y ocho de alto, hasta la parte mas prominente del
lomo.
Realmente, si
tengo que confiar parte de mis ahorros a un animal, me fio más de un
frankenrino que de un cerdito, que parece menos feroz y más sabroso. Y además, por su aspecto y dimensiones tampoco desentona junto a figuras de PVC u otros juguetes en una estantería.
Si os gustan las huchas inusuales, podéis ver otra pulsando aquí.
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