EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Febrero, ávidos lectores, es el mes del Carnaval. La fecha exacta en la que se celebran los desfiles (que este año no tendremos) cambia en cada localidad, por lo que siempre esperamos a la última semana de febrero para comentar algo relacionado con esta fiesta. Hoy le toca el turno a un bolsilibro que nos presenta un carnaval pasado por agua.
En pleno
carnaval, diez personas, desconocidas entre ellas, reciben una invitación para
participar en una fiesta de disfraces privada a bordo de un yate de lujo, en el
puerto de Miami. A todos se les recalca que tomarán parte importantes personajes
de la ciencia, la política, moda, etc. Los invitados acuden pensando que será
una buena oportunidad de hacer amistades importantes y conseguir algún contacto adecuado. O cuanto menos, de comer y beber gratis y en abundancia.
Uno de los que acude es Red, un profesor de filosofía medio hippy que decide no disfrazarse de nada, porque no le apetece hacerlo. Llega hasta el yate y conoce al resto de concurrentes. En particular, entabla amistad con Melissa, una joven cubierta de pies a cabeza con una armadura de atrezo, caracterizada de Juana de Arco, que será nuestra coprotagonista.
Se les
sirve champán, y los invitados cometen el error de beber de lo que les ofrecen
estando rodeados de completos desconocidos.
El champán está
drogado. Cuando despiertan, están metidos en ataúdes, y el yate cabecea a la
deriva con toda la maquinaria, controles e instrumental destrozados. Una grabación
les informa que están allí simplemente para morir, tan pronto como el yate,
abandonado en una zona de tormentas frecuentes y escollos, se vaya a pique. En previsión
que esto no llegue a ocurrir, hay también un asesino loco oculto en el barco, al que no le
importa hundirse si antes tiene la oportunidad de matar a unos cuantos
de ellos.
La historia es a partir de aquí una sucesión de asesinatos de gente disfrazada, a bordo de un barco a la deriva en medio de un tremendo oleaje. Cuando los incautos invitados comienzan a explorar el yate en busca de cualquier cosa que pueda servirles de ayuda, descubren que no se trata siquiera de un yate de lujo, sino de un destartalado barquito de carga.
Solo el exterior, la cubierta y el compartimento del barco donde
los invitados fueron reunidos, han sido restaurados y decorados para dar la imagen
de falso lujo. El resto es un cascarón oxidado que parece comprado a un
desguace, y que probablemente no soporte muchas horas de tormenta. Además del clima,
el asesino, y el estado del buque, hay también alguna que otra trampa, y
carecen de comida y agua, pero abunda el alcohol.
La situación me
ha gustado, aunque los diálogos son especialmente absurdos, repetitivos y fuera
de lugar, aun para venir de gente asustada y desconcertada. Lo mejor es la
identidad del asesino (del asesino ejecutor, no del planificador, que resultan
ser diferentes) y la escena del punto álgido de la tormenta en la que unos
ataúdes (algunos de ellos vacíos y otros ocupados) zarandeados por el oleaje,
aplastan a una de las invitadas, histérica y borracha.
Es curioso leer libros como este después del éxito de la, en mi opinión, sobrevalorada saga Saw, cuyo villano está calcado del de este relato, tanto en aspecto como en motivaciones.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
Broma
de carnaval. 1976.
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