EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ! RETO QUELIBROLEO 2021
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Este breve librito es una recopilación de dos cuentos escritos al estilo de las fabulas antiguas.
Los cuentos modernos suelen estar demasiado dulcificados, y el mayor drama al que se enfrentan los protagonistas, es sentirse tristes o frustrados por algún motivo. En los cuentos clásicos, la muerte y el verdadero sufrimiento solían estar presentes, y la tragedia se cernía sobre los héroes en todo momento.
El autor afirma
que los cuentos son su propia versión de historias mucho más antiguas, una que
le contaron a él y otra que alguien le contó a su padre. Es posible que esto
sea cierto y que se trate realmente de cuentos antiguos, o puede que este supuesto
origen forme parte de la historia en sí. Este es un recurso que se emplea en
ocasiones, identificándose el autor no como tal, sino como un mero
transcriptor.
La primera de
las historias es El origen del desierto. Nos habla de una época muy lejana en
la que el Sahara era un vergel cubierto de frutales y plantas aromáticas. En
esta tierra vive Agmar, un arquero extraordinario. En una de sus cacerías
derriba un extraño pájaro que lleva en el pico un mechón de cabellos dorados.
La luz que
parece desprender este mechón le intriga, y se lo lleva a un sabio. Este le recomienda que ate uno de los cabellos a una de sus flechas
y la lance al aire. Agmar así lo hace y ve como esta cambia de dirección en el
aire y se aleja como si algo la atrajera, dejando una estela de luz dorada que
tarda un tiempo en desvanecerse. Siguiendo esa estela y tras un viaje
por mar auxiliado por criaturas mágicas, llega hasta la isla de la Atlántida.
El mechón de
cabellos pertenece, como no puede ser de otro modo, a la princesa de la Atlántida, Tamara, que está sumida en un sueño perpetuo. Agmar la saca de ese sueño al poner el
mechón de cabellos en contacto con su melena. Ambos jóvenes se enamoran a simple
vista uno del otro, como suele ocurrir en estas historias, y a Agmar se le
exige pasar una serie de pruebas para optar a la mano de la princesa.
Son una vez más
las clásicas pruebas desmedidas e imposibles, que el héroe supera gracias a una
combinación de ingenio, objetos mágicos y la ayuda de animales. La última de
estas pruebas es encontrar una perla legendaria cuyo valor es incalculable.
Sobre la perla pesa una maldición, que traerá la absoluta desgracia a quien la
toque. Agmar logra llevarla a presencia del padre de la princesa sin tocarla, y
le advierte del peligro de hacerlo. Desoyendo el aviso, el rey toma ávidamente
la perla. La maldición se desata sobre él. Al ser el rey de su pueblo, la
maldición cae sobre todo su reino, pues esta se lo arrebata todo.
La Atlántida se
hunde en el mar en medio de un gran cataclismo, y solo Agmar y Tamara logran
escapar, de nuevo con la ayuda de animales mágicos. Se marchan muy lejos, viven
felices, comen perdices, y tienen hijos.
Podría parecer
que este es el final, pero no. Un efrit del desierto se encapricha de Tamara y
la rapta, llevándosela a un palacio que tiene en la Luna. Cuando descubre lo
ocurrido, Agmar trata por todos los medios de encontrar el modo de llegar hasta
la Luna, pero esto se revela imposible. Desesperado, encarga a un herrero enano
la fabricación de un arma mágica que le permita matar al efrit. Este le forja
tres flechas, que Agmar dispara contra la Luna.
La primera se clava en su superficie, derramando un rio de sangre blanca y brillante que se convierte en la Vía Láctea. La segunda impacta en una montaña, haciendo saltar millones de chispas plateadas que se convierten en las estrellas. La tercera mata al efrit. Pero esto no devuelve a Tamara a la Tierra. Ella muere de tristeza y soledad en la Luna. Y en la Tierra, Agmar vagabundea febril y enloquecido hasta, finalmente, caer muerto de agotamiento.
La Luna, herida por las dos primeras flechas, se retira del cielo.
Durante los meses que la Luna tarda en recuperarse no se hace de noche. El día
es permanente, y el Sol abrasa la tierra, convirtiendo el vergel de Sahara en
un desierto. De este modo, la historia explica un origen mítico tanto del hundimiento
de la Atlántida, como de la Vía Láctea, las estrellas, el desierto, y el pueblo
de los tuaregs, descendientes de los hijos que tuvieron Agmar y Tamara.
La segunda historia es La espada de Thor. Un joven matrimonio vikingo acoge en su casa a un misterioso viajero que se presenta pidiendo cobijo. Durante tres días dan techo y alimento al hombre, que afirma ser un gran herrero. El hombre se marcha al fin sin despedirse, pero dejando como agradecimiento una hermosa espada cubierta de runas.
Pasan los años y el matrimonio tiene un hijo, Thorwald. Siendo
ya casi adulto, Thorwald es exiliado del pueblo durante tres años por haber
matado a un vecino durante una discusión. Un grupo de hombres y mujeres del
pueblo decide acompañarlo en busca de nuevas tierras. Antes de partir, su padre
le entrega la espada rúnica, que hasta ese momento había mantenido oculta.
Thorwald y sus
seguidores parten en un drakkar y deben afrontar una interminable tormenta y el
paso por algunos pobres islotes antes de encontrar una tierra verde y prometedora en la que asentarse. Desgraciadamente, en esa nueva tierra habita un violento gigante
que no admite la presencia de nadie más. Los viajeros deciden pasar lo más desapercibidos
posible, viviendo alejados del gigante hasta que pasen tres años y puedan
regresar a su pueblo.
Llega un momento en que el gigante les descubre y arrasa su pequeño asentamiento. Mientras lucha contra él, un rayo parte de la espada rúnica de Thorwald e impacta al gigante en el rostro. Ciego y aullando de dolor, el gigante se precipita en el mar y se hunde como una piedra. A partir de ese momento la pequeña comunidad prospera, libre de la presencia del monstruo.
Pasan los tres años de exilio, y Thorwald y algunos de
sus hombres deciden volver a su pueblo de origen para ver a sus padres y hablar
a todos sobre la nueva y fértil tierra que han descubierto, mientras que el
resto se quedan cuidando de las ahora abundantes cosechas.
Durante la ausencia de Thorwald, el gigante, que no había muerto, se recupera y roba el Sol y la Luna del cielo, encerrándolos en una cueva. El mundo se torna sombrío, y el frio y la nieve se apoderan de todo. Thorwald regresa entonces a la nueva tierra para enfrentarse al gigante. En el combate pierde un brazo, pero también logra herir mortalmente a su enemigo.
Con sus últimas fuerzas, el gigante
golpea con su hacha al Sol y la Luna intentando destruirlos, pero solo logra cortarlos
por la mitad. Aún así, lanza dos de las mitades a lo lejos, antes de caer
muerto. El pueblo de Thorwald encuentra las otras dos mitades en la cueva y las
restituye al cielo, sobre su tierra. Es así como esta historia explica el
origen de Groenlandia, y el porqué, en su cielo, el Sol (que solo es medio Sol)
brilla ininterrumpidamente, pero de forma tenue, durante seis meses, y la Luna
(que solo es media Luna) reina pálida en los cielos durante los seis meses restantes.
Personalmente siempre
me han gustado esta clase de cuentos, en forma de leyendas, que no entran en muchos
detalles y están llenos de inconsistencias. A base de cuentos como estos es
como antiguamente los pueblos hacían perdurar sus creencias. Es gracias a esto que muchas leyendas y los seres fantásticos asociados a ellas sobrevivieron al paso del tiempo hasta que, muchos siglos tras su origen, a alguien se le pasó por la cabeza ponerlas por escrito.
Este libro lo
leí hace mucho tiempo, como una de esas lecturas obligatorias que te ponen en la
escuela. Lo he leído otra vez para reseñarlo,
y no me ha desagradado. Teniendo en
cuenta las autenticas basuras que obligan a leer a los niños en el colegio hoy
en día, este tipo de historias deberían recuperarse.
Esta lectura se corresponde al tercer punto del Reto Quelibroleo2021. El siguiente en la lista será Cien preguntas básicas sobre la ciencia, de Isaac Asimov.
Leyendas
del Sol y la Luna. Carles Cano Pairó. Gregal Juvenil nº 2. Gregal Llibres.
Bonito e interesante libro, de Carles Cano he leído varios libros infantiles y creo que lo de usar el recurso de trascribir una historia que alguien le contó lo ha usado en más ocasiones. Cómo tu dices, esto no q que no pone mérito a la obra, me interesa o interesaría por los mismos motivos que tú expones. Si lo encuentro, lo compraré. Conforme lo leía, pensaba que la primera historia también tiene reminiscencias del mito de Proserpina o Perséfone, que explica el paso de las estaciones.
ResponderEliminarCierto, no había caído en ese símil. A mi la segunda historia (navegantes que llegan a una isla, habitada por un agresivo y gigantesco humanoide al que dejan ciego para librarse de él) me recordó al enfrentamiento entre Ulises y Polifemo. Probablemente todos los puntos en común que tienen las leyendas antiguas obedecen a una misma intención de dar una explicación a un suceso muy concreto, que cada pueblo o cultura interpretó a su modo.
EliminarMe ha parecido un libro interesante.
ResponderEliminarPero si los tuaregs son los descendientes de Agmar y Tamara, en vez de llamarse tuaregs podrían llamarse tagmaras.
Podría ser. Quizá Tamara-Agmar se deformó con el paso de los siglos hasta convertirse en Tamaragmar, y luego en Tagmaras, de ahí a Tugmaregs... Leí en algún lado que originalmente la ciudad de Alicante se llamaba Alí-Alcantara y debe su nombre actual a la mala pronunciación y la adaptación. Seguramente es algo que ha ocurrido con muchos nombres de lugares a medida que la cultura dominante de la región ha ido cambiando.
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