EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡Hola, amigos cinéfagos!
En esta época tan conflictiva, llena de ideologías enfrentadas, en El Planeta del Espacio no tenemos, afortunadamente, ese tipo de falsos problemas: todos somos Marxistas convencidos. Pero Marxistas de estos, de los Marx de las películas, no del hombre ese que escribía libros aburridos. Marxistas de verdad.
Los Hermanos Marx fueron un quintero de
vodevil que ganó su fama actuando en Broadway, haciendo números musicales y
obras de teatro. Nacidos en Norteamérica, pero de ascendencia alemana, desarrollaron
un tipo de humor único, irreverente y extremadamente absurdo al que el público no
estaba acostumbrado. Una de sus representaciones teatrales más famosas (Los
cuatro cocos) fue llevada al cine, y a partir de ahí abandonaron los
escenarios para dedicarse casi exclusivamente a actuar en la gran pantalla.
A pesar que en cada película hacían un
papel diferente y sus nombres y la relación que había entre ellos cambiaba,
cada uno mantenía el mismo aspecto y comportamiento. Groucho siempre llevaba un
ancho bigote pintado con betún y era “el jefe de algo”, ya fuera de una agencia
de detectives, el presidente un país, o el decano de una facultad. Chico solía
hacerse pasar por italiano y, dentro de lo que cabe, era el más sensato. Harpo siempre hacía de mudo (hizo dudar a mucha gente sobre si lo era o
no), vestía de forma estrafalaria, y era el más absurdo de todos. Zeppo, que
solo tomó parte en las primeras películas, daba el contrapunto haciendo de
personaje normal y serio, pero tenía papeles anodinos y nunca alcanzó la fama de sus hermanos.
El quinto hermano, Gummo, no supo o no
quiso alejarse de los escenarios de Broadway, y no participó en las
películas. La única actriz habitual era Margaret Dumont, que apareció en siete
de las películas. Hacía el papel de viuda millonaria con un cierto interés
romántico por Groucho, solo parcialmente correspondido.
Todas las películas de los Marx incluían
canciones, coreografías y números musicales. Contrariamente a lo que pudiera
parecer, ya que así empezaron ellos en el teatro, los propios Marx estaban en
contra de esto. Consideraban que rompía el ritmo de la historia, pero los
productores estaban convencidos que así venderían más entradas, y quien paga
manda. En Plumas de caballo, al inicio de uno de los números musicales,
Groucho rompía la cuarta pared aconsejando al público que saliera al vestíbulo
hasta que terminara la música, para no aburrirse.
En total, los Marx llegaron a filmar
catorce películas de calidad muy dispar, desde las magnificas Sopa de Ganso,
Un día en las carreras o Una noche en la ópera, a otras más
flojas como Amor en conserva o la que comentamos hoy. Repasando su
filmografía no es difícil darse cuenta que esas películas más flojas se
concentran al inicio y final de su carrera, y sus mejores películas se acumulan
en el centro.
-Soy el director
del hotel. Tengo una llave maestra de todas las habitaciones.
-¿Una llave que?
-Maestra. Yo soy muy culto.
En Los cuatro cocos Groucho es el
propietario y director de un hotel en Florida. El hotel está casi vacío y se
enfrenta a la ruina. Entre los escasos clientes están la millonaria Sra. Potter
(Dumond), su hija Polly, y Harvey y Penélope, una pareja de estafadores que fingen
ser ricos, pero están en la ruina.
Harvey ronda a Polly para así tener acceso
a la fortuna de la Sra. Potter, pero Polly mantiene una relación romántica con
uno de los empleados del hotel. Harvey y Penélope deciden entonces robarle a la
Sra. Potter su valioso collar de joyas. Penélope cita a otros dos clientes del
hotel (Chico y Harpo) a su habitación, que está adyacente a la de la Sra.
Potter, para que así alguien los vea rondando la habitación de la Sra. Potter
poco antes del robo y las sospechas caigan sobre alguno de ellos.
Esto da lugar a una de las mejores escenas
de la película, en la que por diversos motivos Harpo, Chico, Groucho, un detective,
Penélope y la Sra. Potter entran y salen sin cesar de estas dos habitaciones,
que se nos presentan a pantalla partida, buscándose o esquivándose unos a
otros.
La culpa del robo termina recayendo sobre
Bob, el empleado del que está enamorada Polly, por lo que los Marx se
encargarán (con su forma de hacer las cosas tan particular) de reunir las
pruebas que demuestren la inocencia de Bob y señalen a los verdaderos culpables.
The Cocoanuts. 1929. Morrie Ryskind (guion)
Joseph Stanley, Robert Florey (directores) Groucho, Harpo, Chico, Oscar Saw (actores
principales) Margaret Dumont, Mary Eaton (actrices principales) Paramount
Pictures. Editada en DVD por Global Media.
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