MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

lunes, 11 de octubre de 2021

PÁNICO EN LAS ESTRELLAS

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                ¡ALERTA DE EXPOILERZ!

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Hace ya algo más de un mes que no comentamos ningún bolsilibro, y eso no puede ser bueno para la salud. Así que para retomar la costumbre con buen pie, vamos con uno del maestro Garland. 

El astronauta Dorian Kerr despierta en su cámara de hibernación. Es uno de los siete tripulantes de la nave Nebula-7, que ha viajado por el espacio en piloto automático durante los últimos cien años, en misión de exploración a regiones lejanas del espacio.

Los otros miembros de la tripulación descansan en un compartimento diferente al de Dorian. Él fue el encargado de poner en hibernación a los demás antes de programar su propia cápsula, y es también el encargado de despertarlos ahora. Debido a esto su cápsula de hibernación es ligeramente diferente a las de los demás.

Dorian chequea los sistemas de la nave, comprobando con satisfacción que todo parece marchar como debe. A continuación, se dispone a despertar a sus compañeros, cuatro hombres y dos mujeres, pero es entonces cuando descubre su verdadera situación. Treinta años atrás, la cámara de hibernación general donde descansaban sus compañeros sufrió un fallo. El sistema de mantenimiento de la nave lo reparó en pocos minutos, pero estos bastaron para que sus compañeros, privados de la respiración artificial de las capsulas, murieran. El aspecto externo de los seis cadáveres se ha mantenido intacto en las capsulas, pero al iniciarse el proceso de despertarlos estos empiezan a rezumar fétidos humores por la boca y la nariz, literalmente podridos por dentro.

Tras reflexionar sobre lo sucedido, fortalecer su mente para seguir adelante, alimentarse un poco y comprobar de nuevo el buen funcionamiento de la nave, se decide a lanzar al espacio los cuerpos de sus compañeros, en una especie de ceremonia de entierro espacial. Y al volver a la cámara de hibernación para prepararlo todo, halla las cápsulas vacías.

Una fuerza desconocida -un tipo de bacteria espacial que de algún modo se filtró o desarrolló en la nave durante su viaje- ha devuelto a la vida a los muertos. Aterrado por la desaparición de los cadáveres, a Dorian le falta tiempo para correr a la armería y apoderase de una pistola láser. Una actitud que aplaudo, porque siempre es reconfortante ver a un protagonista actuar exactamente igual que como lo harías tú en la misma situación, en lugar de perder el tiempo con tonterías.

Comienza aquí un juego del gato y el ratón en el que Dorian trata de localizar a los cadáveres ambulantes a través de las cámaras de seguridad de la nave. La pantalla le muestra una tras otra todos los compartimentos, en los que reina una absoluta normalidad… salvo por la cámara correspondiente a la granja hidropónica, que parece averiada.

Allí se dirige pistola láser en ristre. La granja hidropónica, cuya función es generar oxigeno de forma natural y proveer de vegetales a la nave, es una pequeña jungla de plantas rodeando charcas rebosantes de algas. Allí se encuentra con los cadáveres andantes, pero estos no actúan como clásicos zombis descerebrados. Las primeras en hablarle son las dos chicas, y sus voces son musicales, llenas de promesas. Hay una notable y perversa inteligencia tras sus gestos y palabras, intentando seducir a Dorian para que se deje matar, y así poder volver a estar todos juntos, unidos como una tripulación de muertos vivientes. El siguiente en hablar cuando Dorian las rechaza, es el cadáver del comandante. Este le habla severamente, reclamando un informe sobre el funcionamiento de la nave. Esto es lo que más aterra a Dorian: el cambio de estrategia, el que ahora traten de aparentar normalidad, como si todo siguiera igual que antes. Dorian sale huyendo, y los cadáveres se lanzan al fin en su persecución, abandonando todo intento de engaño.

Logra llegar a la sala de computadoras y la sella. Queda aislado del resto de la nave, y a salvo de los cadáveres. Tiene control total sobre la nave y un dispensador de alimentos, por lo que se encuentra relativamente a salvo. Pero como los problemas son como los matones (no suelen atreverse a venir solos) la nave se estrella contra algo.

Los cadáveres, al no ser capaces de llegar hasta Dorian, se están dedicando a arrancar cables y destrozar paneles por toda la nave. Uno de los equipos que han saboteado es el que debería haber avisado de un obstáculo en la trayectoria de la nave, o actuar para evitarlo. Cuando Dorian comprueba contra que ha chocado, descubre que es una nave de diseño no terrestre, mucho más pequeña que la suya pero también de aspecto mucho más avanzado.

Esta nave está ahora incrustada con la suya. Ha atravesado el casco, pero el sistema de autosellado que repara la brecha está empujando poco a poco a la pequeña nave, que suponiéndole a la raza que la creó un tamaño similar al humano, parece ser monoplaza. Dorian decide arriesgarse a salir de su refugio y llegar hasta la nave, por si puede hacer algo por sus posibles ocupantes.

Los cadáveres errantes no están a la vista, probablemente dispersos por toda la nave, estropeando cosas. Dorian logra llegar hasta el compartimento impactado. Equipado con un traje de vacío, llega hasta el mismo casco de la nave alienígena y se pone a tantearla. Y entonces, una compuerta se abre y una espléndida y compatible joven alienígena (totalmente humana excepto por su piel blanco-azulada, cabello plateado, y pupilas doradas), enfundada en un ceñido traje espacial, cae desvanecida en sus brazos. Hay un segundo viajero en la nave, un humanoide varón de la misma especie, que pide asilo a Dorian en nombre de ambos.

El hombre se presenta como Jidda, el consejero de la joven Shamoa, que resulta ser la emperatriz de su propio mundo. Títulos ya sin valor, pues ambos son los únicos supervivientes de su planeta, el cual ha sido arrasado por Zarokk, el Poder Oscuro, el nombre que ellos dan al concepto del Mal Absoluto.

Su raza tiene una gran capacidad telepática que les permite leer en la mente de Dorian lo que este pretende decir cuando habla, y hablar ellos mismos imitando ese idioma sin conocerlo. Así es como Jidda (y Shamoa, cuando recupera la conciencia) le explican que alguien de su mundo logró invocar una representación corpórea de Zarokk, y ya no hubo forma de frenarlo. Toda la vida ha sido erradicada de su mundo, excepto ellos dos.

Dorian les explica a su vez que su nave tampoco es muy segura en ese momento, debido a los cadáveres que deambulan por ella. Jidda quita importancia a esto, afirmando que él se encargará de ellos. Y tal parece que va a ser. Cuando los seis cadáveres aparecen, Jidda despliega una abrumadora exhibición de poder físico y mental, y los destruye sin problemas, pero… pero Dorian percibe el mal emanando en oleadas de Jidda cuando emplea sus poderes. Y se da cuenta que Jidda es en realidad Zarokk. Despues de todo, no iba a permanecer en un mundo ya muerto, donde no queda nadie más a quien atormentar. Por eso fingió salvar a Shamoa, la muchacha más bella, buena e ingenua del planeta, con la que se asegura el ser bien recibido en cualquier mundo humano al que llegue pidiendo asilo. La Tierra, por ejemplo.

Es un recordatorio de que por pésima que nos parezca nuestra situación, todo puede empeorar. Si Dorian ya creía llevarla clara con seis muertos vivientes a bordo, ahora deberá enfrentarse al Mal Cósmico Absoluto Encarnado para salvar su propia vida, la de Shamoa, a la Tierra, y a todos y cada uno de los mundos habitados del universo. 

Por suerte, en los 80 la mentalidad general de la gente era que nada iba a impedir a los humanos expandirse por el cosmos, y Dorian no es de los que se dejan amedrentar por las adversidades. Tampoco habrá de luchar completamente solo, pues si hay un Mal Absoluto Universal, también a de haber un Bien Absoluto que compense la balanza.

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

Pánico en las estrellas. 1984. Curtis Garland [Juan Gallardo Muñoz] (texto) Almazán (portada). Héroes del espacio nº 195. Editorial Bruguera S.A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario