PLAGE TOWN

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                            ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                             

Presentado por... Pecky.
 

¡Hola, amigos cinéfagos!

Tal como nos informan en la contraportada del DVD, Plague Town (Ciudad de plaga) es “Una de las películas de terror más memorables del año”, según Films in Review. Opino que, o bien quien escribió esa critica exageró mucho, o bien que fue un año muy flojo para el cine de terror. Una mala añada, como dicen los vinicultores. Desde mi punto de vista es una película del montón. No está mal hecha, tiene efectos especiales bastante sangrientos y correctos (aunque no muchos) y entretiene un rato. No mucho, tampoco, porque quitando los títulos de crédito, el metraje se reduce a una escasa hora y cuarto.

En una apartada granja de una aislada región de Irlanda, una mujer está dando a luz. El cura del pueblo asiste al parto, y cuando nace el bebé, le dedica una mirada y empuña un revólver para matarlo. Por la forma en que reaccionan los presentes, como si ya se esperasen algo así, comprendemos que no es la primera vez que ocurre. Pero en este caso, el padre de la criatura no acepta la decisión ni supuesta autoridad sobre la vida de su hijo que parece tener el cura. Le atiza en la cabeza con un atizador de la chimenea (evidenciando con ello lo adecuado del nombre de tal objeto) y lo remata luego con un hacha. El niño sentenciado a muerte por el cura se salva, sin que lleguemos a verlo en ningún momento.

La historia comienza catorce años después. Una familia americana de vacaciones en Irlanda, perdida en continuas discusiones generacionales, pierde también el autobús que debían coger para volver a la ciudad en la que se hospedan. La familia esta formada por el padre, su actual pareja, que no es la madre de sus hijas, y las hijas. La mayor es una pija que vive en el país de la piruleta, y la menor una emo depresiva. No se llevan nada bien entre ellas, y la mayor, además, no tolera la presencia de la novia de su padre y no cesa de lanzar puyas contra todos. Los acompaña el nuevo novio de la mayor, un chaval inglés con menos luces que esperanza de vida en este tipo de films.

Tras una nueva discusión familiar, la hija mayor y su novio se alejan del grupo para manosearse un poco, sin prestar atención a la hora. El tiempo que el resto pierden buscándolos hace que lleguen a la parada del autobús solo para ver como este se aleja. Kilómetros y más kilómetros de bellísimo paisaje rural se extiende en todas direcciones, y la fría noche irlandesa se aproxima.  

Están, naturalmente, en las inmediaciones del mismo pueblo en el que tuvo lugar el parto del inicio de la película. Andando en plena noche comienzan a percibir las típicas señales de alarma, como coros de risas infantiles o siniestros individuos que se dejan entrever un segundo, antes de fundirse con la oscuridad. Uno tras otro empiezan a caer en manos de los habitantes de la zona. Por una parte, tenemos a adultos físicamente normales, pero con una idea muy particular de la hospitalidad. Por otro, a los niños y adolescentes, todos los cuales son albinos y con algún tipo de malformación. Y tanto adultos como menores, locos de remate.

Pronto las dos hermanas son las únicas supervivientes. El objetivo de la excursión al campo, que era fortalecer los lazos familiares, ha sido un éxito, porque en una sola noche pasan de estar haciéndose la puñeta sin cesar a luchar juntas codo con codo y a protegerse mutuamente con ferocidad. Pero la ferocidad de ambas no les basta para escapar, y aunque logran acabar con algunos de los lugareños, finalmente estos las capturan. A la mayor la perdemos de vista, pero la más joven es encerrada en una habitación con otras tres chicas, una de las cuales arrulla a un bebé en su cuna. Esta le explica que a partir de ese momento su vida se va a reducir a tener hijos uno tras otro con los jóvenes deformes del pueblo. Al parecer, algo ocurrido años atrás hace que todos nazcan deformes. Los habitantes del pueblo están convencidos de poder solucionar eso a base de cruzar las sucesivas generaciones con “semillas limpias del exterior”, como llaman a los extranjeros.

Y ahí termina la película. No se nos explica qué provocó el inicio de los nacimientos deformes. ¿Fue brujería? ¿El típico bidón de residuos tóxicos accidentalmente vertido en el embalse del pueblo? ¿Una epidemia de alguna enfermedad desconocida? ¿Un pico evolutivo que ha perdido el rumbo? ¿Un exceso de consanguineidad? ¿Extraterrestres que no solo hicieron experimentos con el ganado? Parece ser algo de origen sobrenatural, porque la fuerza de algunos de los jóvenes deformes y albinos es simplemente inhumana. Al padre, por ejemplo, lo matan dos niñas de unos seis o siete años que le dan una vuelta a la cabeza con un cable y tiran a la vez. Cuando el dogal se cierra y el cable se tensa, le cortan la cabeza en horizontal con la misma facilidad y suavidad que si fuera una tarta ¡y eso que las crías estaban tirando con una sola mano cada una! Una muerte visualmente interesante, pero muy exagerada.

Con solo 75 minutos de metraje y teniendo en cuenta que es una historia de la que no se nos muestra ni un inicio ni un final claros (ni información suficiente para deducirlos) hubiera quedado bien como capítulo piloto de una serie de historias de terror, por ejemplo. Como película, parece haberse quedado a medio hacer. 

Plague Town. 2008. John Cregan, David Gregory (guion) David Gregory (director) Josslyn DeCrosta, Erica Rhodes (actrices principales). Dark Sky Films. Editado en DVD en 2012 por Versus Entertainment.