EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Esta es la séptima aventura de Astérix (según su numeración original) y la cuarta que comentamos. En esta ocasión, los romanos, cansados ya de no poder someter con sus leyes, su ejército ni sus tretas a la aldea de los galos irreductibles, recurren a tratar de vencerlos con las propias costumbres de estos.
El centurión Langelus, al mando del campamento de Babaorum, está furioso tras el regreso de otra de sus patrullas, que como las anteriores, ha sido vapuleada por los galos. Aconsejado por su asistente Ladinus, recurre al Combate de los jefes, una costumbre gala según la cual el jefe de una aldea puede desafiar al jefe de otra a un combate sin armas. El vencedor se convierte entonces en el jefe de ambas aldeas. Langelus insta a ello a Prorromanix, un jefe galo que ha abrazado la cultura y civilización romanas.
Esto es una situación real que se dio a lo largo de todo el imperio romano. Aunque llegaban como conquistadores y sometían a los pueblos autóctonos por la fuerza si estos no los aceptaban, la prosperidad que Roma traía después a estos pueblos era enorme. Cosas como la educación, la sanidad, técnicas de construcción, de siderurgia, etc., hicieron que la mayoría de pueblos sometidos a Roma se alegraran posteriormente de haber sido conquistados, por lo mucho que aumentaba su calidad de vida. Varias de las revueltas armadas que Roma tuvo que sofocar comenzaron en realidad como manifestaciones en regiones que, en lugar de exigir su antigua independencia, lo que exigían era "ser más romanos" de lo que ya eran.
Prorromanix es uno de esos antiguos jefes galos que ha aceptado todos los avances y ventajas de la cultura romana. Su aldea sigue siendo gala, pero se está romanizando, adoptando poco a poco las formas, costumbres y vestimentas romanas. Acepta desafiar a Abraracurcix en un Combate de jefes. Es muy superior físicamente a este, y considera que ganará con facilidad siempre que su rival no cuente con la poción mágica que hace a los galos de su aldea invencibles. Langelus envía entonces a un… ejem… destacamento camuflado para raptar a Panorámix y privar así a la aldea de su druida, el único que sabe la fórmula de la poción.
Astérix y Obélix llegan a tiempo de impedir el rapto, pero el druida queda aplastado bajo uno de los menhires de Obélix, y pierde la memoria. El resto del comic son los intentos de hacer que la recupere a tiempo de preparar la poción.
La cosa no pinta muy bien, porque al intentar que Panorámix prepare la poción, este se limita a mezclar ingredientes al azar que en el mejor de los casos vuelven ingrávido a quien prueba el mejunje o le tiñen la piel de llamativos colores, y en el peor provocan una explosión lanzando la marmita por los aires. Buscan entonces a otro druida para que lo cure, pero Obélix aplasta con su menhir también a este, con el mismo resultado, dejando a la aldea con dos druidas preparando pociones al azar en lugar de uno.
Cuando llega el día del combate, y en espera de que el druida recupere milagrosamente la memoria a última hora, Abraracurcix se limita a escapar de su rival por el cuadrilátero. Cuando le anuncian que Panorámix ha recuperado la memoria, Prorromanix está ya tan cansado de perseguirlo que Abraracurcix lo derriba de un solo golpe, sin necesidad de la poción. ¡Recordad que entrenar cardio es tan importante como entrenar fuerza!
Como vencedor, Abraracurcix tiene derecho a quedarse con la aldea y las gentes de su rival, pero renuncia y se los devuelve a Prorromanix. Este, por su parte, ha quedado accidentalmente aplastado por un menhir (es una situación que se repite bastante a lo largo del comic) y ha perdido la memoria, olvidándose de todo lo romano y permitiendo que su pueblo vuelva poco a poco a su antigua vida.
Puedes repasar esta colección desde el primer número pulsando aquí.
Le Combat des Chefs. 1966. René Goscinny (guion) Albert Uderzo (dibujo). Publicado en 1977 por Grijalbo/Dargaud.
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