EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ! ¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!
¡Hola, amigos cinéfagos!
Hoy reseñamos una de esas películas de aventuras en la selva que tanto nos gustan. “¡Buscaban un tesoro y encontraron feroces caníbales!” nos indica la carátula. ¡La de veces que eso me ha pasado a mí! Menos mal que siempre que me he encontrado con caníbales conseguí comérmelos a todos a tiempo, que si no...
La historia tiene lugar en 1958, y afirma estar basada en hechos reales. Nos encontramos en algún punto impreciso del Amazonas. Nuestro protagonista es el gringo, un envejecido y algo desquiciado aventurero. Nos cuentan de él que en una ocasión se adentró en la jungla junto con cinco amigos, buscando oro. Tardó seis años en volver y lo hizo solo. Deliraba y se aferraba como un poseso a un saco. Cuando consiguieron arrancárselo de las manos, vieron que no contenía oro, sino las cinco cabezas reducidas de sus amigos.
Me encanta que este tipo de películas tenga muchos personajes, porque ya sabéis lo que significa eso. Cuantos más personajes haya, de más escenas de muertes disfrutaremos. Veamos que tenemos hoy en el menú.
Por un lado, tenemos a Zapata y Jairo. El primero es un mexicano que afirma ser norteamericano, y el segundo un chicano que afirma ser mexicano. El gringo no afirma nada, y solo quiere que todo el mundo le deje en paz, pero Zapata y Jairo tienen una propuesta que hacerle. Han estado viajando por el rio siguiendo el rastro de un caro equipo de minería, convencidos de que quien lo haya encargado va en busca de oro en esa zona. Se detienen en el mismo embarcadero en el que las cajas de equipo son desembarcadas, y convencen a el gringo para que les ayude a encontrar el oro.
El equipo lo ha comprado Klaus, un nazi (Donald Pleasence) que pretende extraer oro para formar el núcleo de un nuevo Reich. Tiene a su servicio a una nativa llamada Moripa que le regaló Tacho, el cacique local. En la zona hay muchos yacimientos de oro y diamantes, y Tacho, que controla en único emplazamiento seguro en muchos cientos de kilómetros a la redonda, exige a todo el que se refugie en su hacienda una buena parte de lo encontrado.
Por último, tenemos a Dick, Clarke y Bárbara, tres botarates de ciudad que llegaron buscando petróleo, pero que al no encontrarlo se dedican a buscar diamantes. Se entretienen derribando a tiros a los monitos de las ramas y usando las hélices de su hidroavión para despedazar aves en pleno vuelo.
Así pues, Klaus y Moripa se adentran en la selva por una senda tras el oro. Dick y Bárbara lo hacen por otra tras los diamantes, mientras Clark va en busca de equipos de extracción con el hidroavión y se quita de en medio hasta el final de la película. Y el gringo, Zapata y Jairo, por una tercera senda llegan hasta el mismo yacimiento de diamantes que los botarates. Pero no son los únicos que buscan tesoros en la zona. La selva está plagada de guerreros jíbaros; cazadores de cabezas que encuentran especialmente exóticas (y, por tanto, más valiosas) las de los extranjeros.
Naturalmente, porque para esto se hacen estas películas, todos irán cayendo a lo largo del metraje de formas horribles. Algunos bajo las cerbatanas y machetes de los jíbaros. Otros asesinados por sus compañeros, y alguno que otro devorado por los simpáticos animalitos de la jungla. La escena de los cangrejos de rio está entre lo mejor de la cinta, sobre todo porque es lo suficientemente larga como para empezar a agobiar.
Klaus tampoco dejará pasar la oportunidad de ametrallar a unos cuantos nativos ¡que para eso es un nazi! Y veremos hasta una escena de un grupo de nativos masacrando y descabezando a otro grupo de nativos, para que nadie se queje. Aquí no hay racismo ni discriminación: todos, ya sean norteamericanos, hispanos o indios, son igual de sanguinarios y codiciosos, cada uno a su manera y por sus motivos.
Es muy curioso que Klaus y el gringo, que ya se conocían de antes y se tenían ojeriza uno al otro, no lleguen a cruzar sus caminos, porque al inicio de la historia todo apuntaba a que terminarían enfrentándose.
El gringo y Bárbara son los únicos que logran salir con vida del asunto. Regresan juntos a la hacienda de Tacho, donde este se queda con la mayor parte de los diamantes en concepto de “impuestos para el gobierno”. Bárbara, que parecía la más inocente de todos, trata de engañar a el gringo para largarse con Clark y su hidroavión, llevándose el resto de las piedras preciosas. Pero como él mismo nos advierte nada más comenzar la película “Al gringo nadie le roba”.
Muy entretenida y adecuadamente cruenta. El tipo de película que en los 80 y 90 te echaban por la tele en verano entre las tres y las cinco de la tarde, que veías mientras hacías la digestión, y que hoy en día están consideradas poco menos que aberraciones. Total, solo por unas cuantas decapitaciones de nada…
Treasure of the Amazon. 1985. René Cardona jr. (guion y dirección) Stuart Whitman, Donald Pleasence (actores principales) Sonia Infante, Ann Sidney (actrices principales) Productora Filmica Real S.A. Editada en DVD en 2009 por Trash Collectors.
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