EL AMIGO DE LAS CULEBRAS

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                             

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Miedo me daba empezar a leer este bolsilibro. Y no porque forme parte de una colección de terror, precisamente. Conociendo el peculiar estilo de Joseph Berna, una referencia a culebras en el título preocuparía a cualquiera. Me gustaría poder decir que ha sido tan malo como esperaba, pero en realidad ha sido peor.

Puede que sea la historia más sencilla de todas las que he leído de Berna. En serio, he leído cuentos infantiles con más argumento, y casi diría también que mejor escritos. Y esta no es una burla gratuita hacia el autor, porque algunas obras suyas me han gustado por uno u otro motivo y así lo he manifestado en su momento. La de hoy no es una de ellas.

El título hace referencia a un científico que estudia las serpientes llamado Lansing. Es el típico doctor loco desaliñado y obsesivo, que tiene a su servicio un silencioso y simiesco matón que le es absolutamente fiel. No se nos explica que tipo de experimentos lleva a cabo Lansing. Por lo que parece no es nada raro ni ilegal. No muta a humanos en serpientes ni viceversa, no adiestra serpientes para conquistar en mundo, ni las agiganta para lanzarlas contra las desprevenidas ciudades. A todas luces son estudios del todo comunes y legítimos.

Lo que lo clasifica como doctor loco es que está obsesionado con que sus ayudantes se lleven igual de bien que él con las serpientes. Lansing acaricia a sus serpientes, las besa y permite que se deslicen sobre él. Espera lo mismo de sus asistentes. Su Igor personal no tiene problemas con ello, y de hecho está encantado con los reptiles. El problema es que necesita también una secretaria. Pone un anuncio en un periódico, pero las dos primeras chicas que acuden a solicitar el puesto se encuentran poco después desnudas y amarradas a una camilla mientras varias serpientes se deslizan sobre ellas.

La intención de Lansing es que se acostumbren al tacto y presencia de los ofidios, pero tan pronto como las aterradas jóvenes lanzan un grito o tratan de sacudirse las serpientes de encima, muchas de ellas venenosas, estas se asustan también y reaccionan mordiéndolas.

Christie, una amiga de la primera víctima, acude a la policía a denunciar su desaparición. El cuerpo de la desafortunada aspirante a secretaria ya está en la morgue en ese momento, por lo que se la identifica rápidamente. El teniente Selten, encargado del caso, acompaña a Christie a casa de su amiga. Allí encuentran varios periódicos con anuncios de empleo oportunamente resaltados con rotulador. Christie llama a uno de ellos al azar, y resulta ser el de Lansing. Este le da su dirección, puesto que aún no ha encontrado una secretaria que cumpla sus expectativas.

Y este es todo el proceso de investigación del caso: cadáver identificado instantáneamente, teléfono del culpable rodeado con rotulador, y éste dando la dirección de su laboratorio a todo aquel que le llama. El resto es una descripción larga y detallada de las serpientes deslizándose fría y viscosamente sobre una de las chicas, y mordiéndola repetidas veces. Curiosamente parecen tener cierta fijación por hacerlo en los pechos, y empezando por las no venenosas, para que la escena dure más.

En un final tan simple como el propio proceso de investigación, Selten y el sargento de la comisaría se presentan en el laboratorio de Lansing, lo obligan a confesar a base de empujones y zarandeos (a pesar de no tener ni una sola evidencia contra él), derriban a puñetazos a su ayudante, matan a tiros a las serpientes, y liberan a la segunda de las víctimas, que aún estaba viva a pesar de todo. Y fin. 

Bueno, sí, hay boda al final y todo eso, que Selten y Christine ya hace casi un día que se conocen y eso es suficiente para casarse. Me estoy planteando seriamente hacer unas cuantas partidas de rol ambientadas en el bernaverso, porque a su modo es un entorno fascinante. 

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

El amigo de las culebras. 1982. Joseph Berna [José Luís Bernabéu]. Desilo (portada) Selección Terror nº 512. Editorial Bruguera S.A.