LA DESPENSA
¡Saludos, hambrientos y hambrientas!
El año pasado mostramos un par de ricas Monas de Pascua, el dulce tradicional de estas fechas en España. Este año, por variar, en lugar de Mona de Pascua tenemos una Gallina de Pascua, la versión sueca de esta misma tradición. Siempre es interesante ver cómo se interpreta una misma celebración o creencia en distintas partes del mundo.
El elemento central de todos los dulces de Pascua casi siempre es el huevo. Los huevos han sido algo simbólico en muchas religiones y culturas, porque tienen aspecto de objetos inertes, como adoquines, pero son contenedores de una nueva vida y conllevan la idea de la renovación. En el caso de la versión sueca, añadir al huevo una gallina es una asociación de ideas lógica.
En Suecia, las gallinas y huevos de Pascua se fabrican en cartón pintado. Las primeras como decoración para las casas, y los segundos como contenedores de golosinas que se esconden para que los niños los busquen. La que mostramos aquí es una versión más internacional y comercial de la icónica Gallina de Pascua sueca, fabricada no como decoración sino como dulce en si misma.
El caso es que, al menos en España, y por esa forma tan peculiar en que las tradiciones parecen buscarse unas a otras, hoy en día las Gallinas de Pascua suecas comparten sitio con los Conejos de Pascua norteamericanos y las Monas de Pascua locales en las vitrinas de las pastelerías.
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