OPERACIÓN SUSTO A LA HERMANA

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Los amigos de Max vuelven a estar en problemas en la cuarta entrega de Todos mis Monstruos. La vieja caseta de feria que les sirve de escondrijo se ha llenado de goteras, y tras cinco días de intensas lluvias está encharcada casi por completo. Hasta Lucina, la monstruo anfibia, está harta de tantas goteras. Solo Nessina lo encuentra divertido. Y por si esto fuera poco, un nuevo monstruo ha acudido a refugiarse del mundo exterior en la caseta. La recién llegada es Charley, una entidad femenina que se pasa el día y la noche dando golpes en las paredes y lanzando cosas de un lado a otro.

El texto en castellano emplea el término duende para referirse Charley, pero la describe como invisible e insustancial, capaz de volar de un lado a otro a gran velocidad y mover objetos, como alguna clase de fantasma o poltergeist. Si alguien tiene acceso al texto original en alemán, agradecería saber que término emplean en éste para referirse a Charley.

Los monstruos piden a Max que haga algo con las goteras, puesto que ellos no saben manejarse bien en el mundo de los humanos. Max llama a varios albañiles para que arreglen el techo, pero al parecer hay muchas casas con el mismo problema en la ciudad y tienen una lista de espera de un mes. Además, Max tiene sus propios problemas. En su casa se ha roto una mesita de cristal mientras él estaba fuera, pero su hermana Dola le echa la culpa de lo ocurrido. Sus padres la creen porque, como Dola es la mayor, dan automáticamente por sentado que es la más responsable de los dos.

El asunto de la mesita le acarrea a Max una serie de prohibiciones y castigos, que se agravan sin parar por su sistemática y rotunda negativa a disculparse por algo que no ha hecho. Una de las cosas que le prohíben es salir de su habitación (están en época de vacaciones y no tiene que ir al colegio) así que Max decide que, si no puede ir a ver a los monstruos, se los traerá a ellos al edificio.

Hace una escapada para informar a estos de la situación y les ofrece el piso de una vecina que va a estar un año ausente, y le ha dejado la llave de la casa a Max para que le riegue las plantas y le dé de comer al gato ¿Va a dejar un año solo al gato? Los monstruos se instalan en el piso y se dedican a hacer cosas como llenar de agua la bañera para dormir en ella, y comerse los cubiertos. Seguro que cuando la dueña del piso vuelva, pensará que lo de los cubiertos fue cosa el gato...

El nuevo encargo de la compañía de monstruos de alquiler es el de asustar a la hermana mayor de Teo Talonario, un niño demasiado rico para su estabilidad mental. Max acuerda enviarle a Teo, que es un ejemplar especialmente repelente de niño mimado e hiper consentido, el monstruo más adecuado para asustar hermanas de que disponga. Como tiene un asuntillo pendiente con su propia hermana y los monstruos están a mano, decide ponerlos a prueba antes.

Todos los monstruos, individualmente o en grupos, aprovechan las horas de ausencia de los padres para atormentar a Dola de diversas maneras, desde los sustos más clásicos a la burla o directamente el maltrato físico (el pie cortado viviente le da una patada a Dola en el trasero con tanta fuerza que la levanta del suelo). Finalmente, Dola, que cree estar volviéndose loca por los remordimientos, confiesa que fue su novio quien rompió la mesilla de cristal haciendo el cabra sobre ésta.

Aclarado esto ante sus padres, Max decide llevar a todos los monstruos a presencia de Teo, pensando que el problema de éste con su hermana mayor será un caso parecido al suyo, pero no. La hermana de Teo resulta ser una chavala sensata y encantadora, visto lo cual Max azuza a los monstruos contra el propio Teo para bajarle un poco los humos al crio. Sorprendentemente, este aprende la lección a la primera, y como agradecimiento envía a un equipo de trabajo a la caseta de los monstruos para que les arreglen las goteras.

Algo flojo comparado con los anteriores, a mi parecer, aunque no sabría decir exactamente porque. Quizá solo lo leí en mal momento. 

Puedes ver el siguiente libro de la saga pulsando aquí.

Alle maine Monster unternehemen schwesternschreck. 1994. Thomas Brezina (texto) Bernhard Förth (ilustraciones). Todos mis monstruos nº 4. Publicado en 2000 por Círculo de Lectores S.A.