LA DESPENSA
¡Saludos, hambrientos y hambrientas!
Aquí tenemos el segundo regalo que nos trajo Papá Noel estas navidades. Es la famosa caja roja de la galletas Chiquilín, remanente de aquella lejana época en que lo normal era que todas las marcas entregaran regalos promocionales sin parar. Regalos físicos, como este, que décadas después siguen circulando por el mundo haciéndole publicidad a la marca. No como los que dan ahora, que son en su mayoría apps y regalos intangibles que en un año nadie recordará.
Mide aproximadamente 23 x 13 cm. No se exactamente la fecha en que apareció esta caja, pero es el tipo de cosas que solían regalar en los 80. Es simplemente una caja hueca de plástico para guardar la merienda o lo que se tercie. La gracia que tiene es que la forma imita la de las tan reconocibles galletas de trigo de Chiquilín, uno de los productos estrella de Artiach.
Ahora que la tenemos hemos sentido el impulso de ir a comprar galletas de este tipo para guardarlas dentro e incorporarlas al desayuno (¡la comida más importante del día!) que ya hace mucho tiempo que no las comemos y recuerdo que estaban bastante ricas.
Y fijaos que si esta caja ha llegado a nuestras manos, es porque alguien la ha conservado todo este tiempo. Ese es el verdadero valor de las promociones hechas a base de objetos físicos a la vez útiles y duraderos. Que diez, veinte, treinta, cuarenta años después... siguen anunciando la marca y recordándole a la gente como la obtuvieron. Casi ninguna promoción actual logra eso 😔
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