EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ! RETOS LITERARIOS 2023
Saludos, ávidos lectores.
Seguimos parcheando el desaguisado que ha supuesto la más bien escasa organización del Reto Literario 2023. Por consenso entre un grupo de lectores, al que nos adscribimos, el punto duodécimo del reto corto se ha pasado al cuatro, el que ahora pasa a ser el doceavo se ha cambiado, y seguimos pendientes de ver si oficialmente se cambia el sexto, que por ahora es el mismo que el primero 🥴
Por el momento iremos comentando este, correspondiente al punto “Libro que te hayan regalado o recomendado”. Se trata de Misterio en la Montaña del Monstruo, de Robert Arthur. Pertenece a la colección Alfred Hitchcock y los Tres Investigadores. Es una serie de novelas de misterio e investigación (casi doscientas, de diversos autores) orientadas a un público infantil-juvenil, y en la línea de otras colecciones como Los Cinco y Los Siete Secretos.
Los Tres Investigadores es el nombre que se han dado a sí mismos tres chavales que se dedican a resolver misterios en sus ratos libres, aunque al parecer se les da tan bien que en ocasiones la policía les pide ayuda o algún particular los contrata para que resuelvan un caso. Los chicos son Jupiter (el jefe del grupo, que tiene un notable sobrepeso y es el más listo de todos), Pete (que es alto y musculoso, pero poco dado a la acción) y Bob (que es menudo y débil para su edad pero se le da bien el papeleo y la recopilación de datos).
En el título que nos ocupa, Jupiter, Pete y Bob están de vacaciones. Dos empleados de la chatarrería de su tío, los bávaros Hans y Konrad, tienen unas semanas libres también y deciden ir a visitar a su prima Ana, a la que no ven desde que eran muy pequeños pero con la que mantienen contacto postal con cierta frecuencia. Ana regenta una pequeña pensión llamada La posada Slalom en una montaña que en la temporada de invierno queda cubierta de nieve. Hans y Konrad proponen a los chicos acompañarlos en el viaje por cambiar de aires, y estos aceptan.
A su llegada a La posada Slalom les espera una pequeña sorpresa. Ana se ha casado hace una semana escasa con un hombre llamado Joe. Hans y Konrad empiezan a hablarle en alemán, la lengua natal de los tres, pero Ana les dice que por deferencia hacia su marido no empleen otro idioma que el inglés mientras estén en la posada. Les ofrece habitaciones a sus primos y a los tres chicos, pero estos prefieren acampar en una tienda plegable junto a la pensión.
En invierno las montañas se llenan de esquiadores, pero ahora, en pleno verano, solo hay otras dos personas hospedadas en la posada. Uno es fotógrafo profesional y se ha alojado allí para tomar imágenes de la montaña y la fauna local. El otro es un animalista radical que considera que incluso sacarles fotos a los animales es un imperdonable acto de agresión hacia ellos. Naturalmente no se llevan muy bien, y las pullas entre estos dos durante las comidas y cenas (en las que el primero degusta asados mientras el segundo hace lo propio con ensaladas) son continuas.
Los chicos se fijan en que el despacho de Ana está revuelto, con todo tirado por el suelo y los cajones volcados, como si hubiese sido apresuradamente registrado por un ladrón. Ana los tranquiliza diciéndoles que ella misma lo ha dejado así porque ha perdido la llave de su caja fuerte, y estuvo buscándola frenéticamente sin resultado. Los chicos se ofrecen a buscarla mientras estén allí, y Ana les deja hacerlo con la condición de que no molesten con ello a sus huéspedes.
Con el paso de los días los chicos van notando algunos detalles extraños en el comportamiento de Ana y Joe. Ana parece muy reticente a firmar un albarán de entrega de unos materiales que les llevan para hacer obras en los terrenos de la posada, y cuando se decide a firmarlo lo hace titubeando y con notable desgana. También los escuchan conversar cuando creen estar solos, y las palabras que cruzan parecen más propias de unos ladrones en casa ajena que de los legítimos dueños de la propiedad. Ven a Joe trajinando con los documentos del despacho de Ana, y más que estar ordenándolos o clasificándolos parece estar buscando algo en ellos que le interesa hacer desaparecer. Además, siempre lleva encima un fusil, ya sea de munición sólida o de dardos tranquilizantes (tiene uno de cada) y se ausenta con frecuencia para ir a un lugar indeterminado en las montañas.
También el fotógrafo y el animalista se comportan de forma extraña, como si estuvieran allí para vigilar a Ana y Joe, para robarles, o para colaborar con ellos en algo turbio, los dos a la vez o por separado. Excepto Hans y Konrad, que no parecen enterarse de nada, y de los propios chicos, el resto de presentes en la posada parecen tener algo que esconder.
Y al parecer hay uno o más monstruos similares a los sasquatch (bigfoots) en la montaña, que en ocasiones se dejan ver por la zona, motivo por el cual se la conoce coloquialmente como La Montaña del Monstruo. Aunque como en la montaña también hay osos, los lugareños dan por sentado que los turistas confunden unos con otros.
Los chicos llegan a la conclusión que la mujer que se ha presentado ante ellos como Ana no es en realidad la prima de Hans y Konrad, sino alguien que la está suplantando por algún motivo. Estos no han tenido contacto con su prima más que por carta desde que eran niños, así que se está haciendo pasar por ella aprovechando un parecido físico casual y la información que ha podido sacar de ellos de las cartas que Ana guardaba. El motivo es el de casi siempre, el dinero de la caja fuerte, cuya llave "Ana" y Joe han estado buscando desesperadamente sin lograr dar con ella, y que resulta estar donde menos se esperaban.
Cuando los chicos están listos para desenmascarar a los ladrones, se produce un incendio fortuito en el monte, reseco por una temporada falta de lluvias. El muro de fuego que se alza de pronto amenaza a La posada Slalom, pero supone un peligro aún mayor para la verdadera Ana, retenida en una pequeña cabaña en pleno monte, que los chicos aún no han conseguido localizar.
Al final todo se resuelve, todo se explica, todo termina bien para los buenos y mal para los malos, y se nos aclara el papel en la trama del misterioso fotógrafo y el no menos misterioso animalista. Y efectivamente, habemus sasquatch. Sin embargo, las apariciones del monstruo que da nombre a la historia son marginales, un adorno sin relevancia real. Confirma la existencia de críptidos en el mundo de Los Tres Investigadores, lo cual le hace ganar puntos a la colección desde mi punto de vista, pero no tiene un papel determinante en la trama.
Nunca había leído uno de estos libros, ni de las otras dos colecciones citadas al principio, ni tan solo cuando estaba en el rango de edad adecuado para ser el público objetivo. A estas alturas se me ha hecho muy sencillo para mi gusto, pero me ha entretenido un par de horas, que bastante es hoy en día.
Algo que me ha llamado la atención, es que pensaba que Alfred Hitchcock aparecería en el nombre de la colección por ser este su patrocinador o algo similar, pero no. Aparece al principio y al final de la historia como un personaje más. De hecho, por lo que entiendo, los tres chavales protagonistas entregan a Hitchcock los informes de sus casos, y se sugiere que a partir de estos el director saca las ideas para los guiones de sus películas. Esto me ha parecido un tanto pretencioso, y tampoco da la impresión que el propio Alfred Hitchcock estuviera implicado de modo alguno con la colección, más allá de alquilar su nombre e imagen. Tras la muerte del Hitchcock real, este dejó de aparecer como personaje en los libros.
Por cierto, hubo unos pocos títulos llamados Los Tres Investigadores necesitan tu ayuda que se escribieron en formato de librojuego. Intentaremos hacernos con alguno.
Puedes continuar acompañándonos con el siguiente título de nuestro Reto Literario pulsando aquí.
The Mystery of the Monster Mountain. 1973. Robert Arthur (texto) Badia & Camps (portada) Escolano (ilustraciones). Publicado en 1974 por Editorial Molino.
Por "alusiones", el sexto punto del reto sí lo modificaron; ahora es "Un libro pendiente de un autor que ya hayas leído". No se rompieron mucho la cabeza...
ResponderEliminarDe esta colección tengo un par de libros encontrados en el Punt Verd: "El misteri de la mòmia" y "El misterio de la araña de plata", pero aún no los he leído.
Aunque sean sencillos, es lo que dices, este tipo de lectura entretiene y va bien de vez en cuando. Tenemos el prejuicio que como "adultos" no podemos leer literatura infantil o juvenil y eso no es así. Sé que no es tu caso, Supervisor, pero es lo que piensa la sociedad en general. Es más, hace poco vi una fotografía de una biblioteca imagino que de Estados Unidos (más que nada porque el grupo donde la vi es mayoritariamente de ahí) donde habían colgado un cartel que decía que daban "permiso" a los adultos a coger libros de juvenil (el permiso es irónico) y que no pasaba nada por leerlos.
Genial, ahora cambio ese punto en mi entrada correspondiente.
EliminarEn la biblioteca de Elche donde iba de pequeño los libros estaban divididos en dos salas, la infantil-juvenil y la de adultos. Creo que era a partir de los doce años que te cambiaban el carnet de la infantil-juvenil por la de adultos, y solo tenías acceso a una o a la otra. Siempre me pareció un error. Entendería que siendo adulto solo te dejaran entrar a la infantil a buscar libros para leerlos en casa o para llevártelos a leer a la sala de adultos en lugar de leerlos ahí, pero ni eso. Por tener más de doce años directamente te prohibían acceder a los libros de Julio Verne, Salgari, los comics, librojuegos, etc., que estaban todos en la sala infantil.
Ostras, eso no tiene ninguna lógica... Supongo que con el tiempo habrá cambiado. Actualmente, lo que no se puede es que los niños estén en la sección de adultos (sobre todo por las molestias que puedan ocasionar) y los adultos estén en la sala infantil si no es acompañando algún niño (por protección del menor). Pero entrar sí se puede entrar, precisamente a buscar libros de juvenil o infantil, ya sea para ti o para tus hijos. No tiene ningún sentido prohibir la entrada...
EliminarPues en la de Elche, y en esa época (hace unos treinta años) así iba la cosa. Cuando me dijeron que por la edad me correspondía la otra sala y me cambiaron el carnet me alegré, porque pensaba que eso significaba tener acceso a una sala más. Pero cuando vi que con el carnet nuevo no me dejaban pasar a la otra me quedé 😖. Casi todo lo que me interesaba todavía estaba en la infantil. Hasta el carnet que te hacían (una tarjeta de cartulina con los datos) era de color diferente, para que no pudieras "colarte". Ahora no se como lo harán.
EliminarY además... ¿Julio Verne y Emilio Salgari como literatura juvenil? Verne y Salgari no tienen edad. No hay que ser joven para leerlos ¡Leerlos te hace sentir joven!