EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ! RETOS LITERARIOS 2023
Saludos, ávidos lectores.
Para el punto “Un libro de un autor ganador del premio Pulitzer” de nuestro Reto Literario 2023 hemos escogido Las uvas de la ira, de John Steimbeck. Atendiendo a este enunciado cualquier libro de Steinbeck nos serviría, pero el caso es que el Pulitzer lo recibió precisamente por este.
La historia tiene lugar en los años del gran crac económico de 1929, comúnmente conocido como La Gran Depresión, que trajo un empobrecimiento masivo a los Estados Unidos y terminó extendiéndose al mundo entero. Se centra en los desesperados intentos de mantenerse a flote de una familia, los Joad, que forman parte de los millones de arruinados.
Los Joad, granjeros desde hace varias generaciones, se ven obligados a entregar sus tierras al banco para saldar deudas. Es una situación generalizada en Oklahoma, donde la mayoría de la gente se ha empobrecido hasta el extremo de la indigencia. Desesperados, se acogen a la promesa de dinero y trabajo que llega desde California, en la que se precisa mucha mano de obra, y comienzan un largo viaje en busca de otra oportunidad. Es como una segunda fiebre del oro que desplaza a familias enteras en destartalados coches y furgonetas, en lugar de en carromatos.
Los Joad son una de estas familias, que embute en una vieja camioneta a todos sus miembros (padres, abuelos, hijos, tíos) y escasas propiedades, y va en busca de la tierra prometida. Lo que les espera es un viaje lago y penoso en el que algunos de ellos van quedándose por el camino. El abuelo es el primero en morir. La familia carece de recursos para pagar un entierro, cuando están ya pasando hambre para poder costearse la gasolina. Lo entierran a escondidas sin notificar el fallecimiento a las autoridades, y siguen su camino, porque no pueden permitirse el lujo de llegar tarde y que alguien les quite el trabajo. Otro tanto ocurre poco después con la esposa de este. Uno de los hijos y el marido de una de las hijas simplemente abandonan al grupo, prefiriendo buscar fortuna en solitario. También hay otros que se les unen temporalmente; amigos reencontrados o desconocidos con los que coinciden en la carretera en una situación igual o peor que la de ellos, y que se convierten en parte de su grupo aun sin ningún tipo de vínculo familiar con ellos.
Cuando logran llegar a California, descubren que no es mucho mejor que lo que dejaron atrás. La posibilidad de conseguir un trabajo ha hecho acudir a tanta gente de estados vecinos que los contratistas han bajado los sueldos hasta límites miserables. Los horarios son brutales y las pagas irrisorias, pero al haber tantos demandantes de empleo por completo desperados, siempre hay alguien que acepta esas condiciones.
A esto se añade el que la población local desprecia a los que llegan de fuera porque deben competir con ellos por los escasos puestos de trabajo, y porque se establecen en campamentos que se convierten rápidamente en nidos de suciedad y miseria. Los patrones tienen a la policía sobornada para evitar que sus empleados, sin contratos ni derechos de ningún tipo les causen problemas, y las detenciones ilegales y palizas a los trabajadores que protestan son frecuentes.
Uno de los Joad, Tom, que ya ha estado cuatro años en prisión por matar a un hombre en una reyerta, mata a otro en uno de estos campamentos tratando de proteger a un viejo amigo. Esto hace que se separe también de la familia, tanto para esconderse de las autoridades como para no buscarles a ellos problemas por encubrirlo. Y el bebé que estaba esperando una de las hijas nace muerto durante una lluvia torrencial que desborda un rio cercano a su campamento de caravanas, convirtiéndolo en un pantano. El cuerpo del bebé es arrojado al rio dentro de una pequeña caja sin más ceremonia, sin ponerle un nombre, y sin molestarse siquiera en comprobar si era niño o niña, puesto que llegados a ese punto todos están ya al mismo límite de sus fuerzas físicas y anímicas.
Y tras esto, simplemente, la vida sigue para el resto. La tormenta termina, como todo lo hace antes o después. Los Joad enfocan sus esperanzas en otro lugar y otras promesas, y se ponen de nuevo en marcha en busca de la siguiente tierra prometida de la lista. No hay más triunfo al final que el de la propia fuerza de voluntad. No hay una recompensa que justifique el sufrimiento padecido por los personajes. Lo único que obtienen es sobrevivir para poder seguir luchando por levantar cabeza, con el ánimo un poco más quebrado que al principio pero a la vez más difícil de romper del todo.
El único rayo de esperanza que nos brinda la novela es en el propio Tom, que indignado por las inhumanas condiciones de los trabajadores, decide dedicar el resto de su vida a luchar activamente por los derechos obreros. Las uvas de la ira (la rebeldía fruto de las injusticias) han fermentado por fin, dando lugar a algo bueno.
Siempre se dice que es una novela sobre la familia y el esfuerzo, y sí, todo eso está en el texto, pero es también un reflejo magnifico de la época. Por boca de un vendedor de coches usados que está aleccionando a su ayudante nos enteramos de todos los trucos y las bajezas a las que estos recurrían (y quizá siguen recurriendo) para hacer pagar montos desproporcionados a la gente a la que le están vendiendo montones de chatarra con ruedas. Mediante la discusión de mamá Joad con un tendero, el autor nos expone claramente la forma en la que los precios se disparaban y el modo en que todo aquel que podía se aprovechaba de la escasez. Los mismos patrones nos ponen al día de las condiciones en que los Joad van a trabajar de sol a sol por sueldos que a duras penas llegan para pagar una pírrica comida diaria. No se nos cuenta la historia, sino que se nos agarra por el pescuezo y se nos arroja a ella. El autor nos abandona en medio de los campos de cultivo y los campamentos de trabajadores para que nos apañemos como podamos.
Es una lectura que atrapa, pero a la vez agota. Estás deseando seguir leyendo para ver que tal les van las cosas a los Joad, a pesar de tener la constancia casi absoluta que lo siguiente que les ocurrirá será peor que lo anterior. El primer capítulo, ya de entrada, es de principio a fin una descripción de como los campos de labor se van secando un día tras otro y las cosechas se van perdiendo, marchitas y cubiertas de polvo, y llega a desesperar. Hay incluso un capítulo entero dedicado a describirnos como una tortuga de tierra se desplaza lenta y obstinadamente por un camino reseco y agrietado, quizá como una metáfora de todas esas personas que (como la tortuga, que carga con su caparazón), tuvieron que viajar de un extremo al otro del país “con la casa a cuestas”, llevando todas sus pertenencias con ellos, después de haber vendido sus hogares. Y toda la novela es así. Pocas he leído que sean inmersivas hasta ese punto.
Puedes continuar con el siguiente título del Reto Literario de este año pulsando aquí.
The grapes of Wrath. 1952. John Steinbeck. Publicado en 1973 por Empresa Editora Zig Zag, en edición exclusiva para el círculo de lectores.
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