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domingo, 16 de julio de 2023

MORTADELO Y FILEMÓN. Los cacharros majaretas

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

Saludos, ávidos lectores. 

Ayer murió Francisco Ibáñez Talavera, probablemente el mejor dibujante de tebeos español habido y por haber. Digo tebeos porque al parecer la palabra comic nunca le gustó, y novela gráfica le parecía un término ridículo y pretencioso. De hecho, a menudo se refería a sí mismo como pintamonas en lugar de como dibujante. 

No vamos a entrar en detalles sobre su vida o su muerte en este momento. Lo que vamos a hacer es lo que creo que es el mejor homenaje posible para alguien como él: comentar otro de sus tebeos como si nada hubiese ocurrido. Alguien que se burlaba de sí mismo tan a menudo en sus tebeos, no hubiera querido que la gente hiciera otra cosa que reírse al recordarlo.

Los cacharros majaretas se publicó originalmente por entregas entre los números 176 y 186 de la revista Mortadelo, en 1974. Es otra de esas historias largas en las que Mortadelo y Filemón deben probar una serie de inventos del profesor Bacterio, en este caso, vehículos. 

En cada uno de los capítulos se nos presenta un nuevo vehículo aparentemente normal o inocuo pero cuyo uso traerá graves consecuencias a los sufridos agentes de la TIA. El primero de estos es una moto que funciona con energía atómica, y que explota antes de arrancar siquiera, cuando Mortadelo le da una patada. 

Lo siguiente es un coche que en teoría tiene supervelocidad, está blindado, sube por paredes verticales y vuela. Tras un capítulo en el que no paran de chocarse con todo y terminar machacados, Mortadelo y Filemón descubren que cogieron del garaje el coche equivocado, y han estado estrellándose contra paredes y muros con un coche convencional (que además, era del Super). En este capítulo tenemos una breve intervención de Pepe Gotera y Otilio, que convierten el coche en un molinillo de café gigante. 

El tercer vehículo es un caza capaz de volar hacia atrás o permanecer estático en el aire, que terminan estrellando en el propio cuartel general de la TIA. Convengamos en que esto al menos era de esperar. 

Para cubrir todos los terrenos, a continuación deberán probar una lancha motora extremadamente veloz pero que parece tener dificultades a la hora de cambiar de dirección, lo que hace que se lleven por delante tanto el pantalán del puerto como algunos animales y vehículos marinos. 

En el quinto capítulo se libran de probar un triciclo a reacción porque ya lo hace el Super en su lugar. No vemos la prueba, pero el hecho de que el Super vaya con muletas y tenga los dos pies escayolados puede darnos una idea de como fue la cosa. Lo que les toca probar a Mortadelo y Filemón es una silla de ruedas motorizada que funciona con un depósito de uranio enriquecido. Tras unos cuantos incidentes, el cacharro termina explotando y enviándolos a ambos a Saturno (literalmente). 

Tenemos también una furgoneta capaz de flotar y navegar tanto sobre como bajo el agua y que es teóricamente estanca. Tras algunas pruebas que no dan los resultados esperados comprobamos que, estanca lo que se dice estanca, del todo no es…

Ya puestos, un jet pack nunca sobra. Técnicamente su nombre es Reactor Espaldero Acústico, porque (como otros inventos del Bacterio) se opera con sonidos en lugar de con mandos. En este caso, lo que lo activa es el sonido de un estornudo, y da la casualidad que Mortadelo comienza el capítulo resfriado. 

Para misiones encubiertas, el Bacterio ha diseñado un cochecito de bebé motorizado que puede acelerar hasta los 300 km/h. En este caso, he de hacer notar que el vehículo en sí funciona perfectamente, y lo que hace fracasar la prueba es la presencia totalmente aleatoria de un terrorista que pasaba por allí con una bomba de mecha ya encendida en las manos y se queda enganchado al cochecito justo cuando este acelera.

El último vehículo es un submarino atómico biplaza que, sinceramente, me inspira mucha más confianza que los actuales S-80. Tras dar unos cuantos tumbos por aquí y por allí, chocarse con una ballena y ese tipo de cosas que suelen ocurrirles a Mortadelo y Filemón cuando salen a navegar (¿a quien no le ha pasado alguna vez?) terminan de algún modo emergiendo bajo la bañera del super mientras este la usa.

En realidad aún hay dos vehículos más, pero en estos el Bacterio cambia el enfoque. Los vehículos (un carro y un palanquín) son por completo convencionales y no han sufrido ninguna modificación. Bacterio ha desarrollado un suero para aumentar la velocidad y resistencia de los animales de tiro: un burro en el primer caso y los propios agentes en el segundo. En ambas historias el suero resulta ser demasiado potente, con los resultados esperables. 

En fin… muchas gracias por otro gran tebeo, señor Ibáñez pintamonas. 

Podéis repasar otro tebeo de Mortadelo y Filemón pulsando aquí.

Los cacharros majaretas. 1974. Francisco Ibáñez Talavera (guion y dibujo). Ediciones B / Grupo Z.

5 comentarios:

  1. ❤️
    Aunque Mortadelo y Filemón no eran mis favoritos, yo también comentaré uno de sus tebeos 😊

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    1. Sí, hazlo. Creo que alguna vez dijiste que tu preferido era Safari Callejero ¿puede ser?

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    2. ¡Siii! Y es el que tengo firmado por él.

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  2. El más grande Ibañez, una pena. Lo peor es que hace unos meses se inicio una campaña en las redes para que se le diera el premio Princesa de Asturias, que estaba muy mayor y se iba a morir sin recibirlo, al final se cumplió lo que se vaticinaba en la campaña y se ha muerto sin recibir el premio en vida. ibañez solo por los buenos momentos que nos hizo pasar con sus personajes, se merece todos los premios y más.

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    1. No creo que se lo fueran a dar, de todas formas. Hoy en día los premios a los artistas parece que los tienen todos reservados a los perroflautas que bailan al son de las modas y los colectivos ideológicos del momento, y si algo caracterizaba a Ibáñez es que le sacaba punta a todo: partidos de izquierdas, de derechas, ecologistas, okupas, hippies, homosexuales, heteros, comunistas, cristianos, islamistas, blancos, negros, asiáticos... repartía leña a todos y le sobraban manos. Su premio siempre será que la gente siga leyendo sus tebeos.

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