EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, severos lectores.
El nº 9 de la edición española de Juez Dredd nos ofreció dos historias bastante curiosas: El Escuadrón de Wally y El muro. Ambas son una buena muestra de como es la vida en las Mega City: las escasas ciudades-fortaleza de esta ficción postapocalíptica. Superpobladas y más parecidas a manicomios que a verdaderas ciudades, la masa de gente que las habita vive al día, sin una perspectiva clara de futuro, continuamente estresadas y frustradas.
El Escuadrón de Wally no está acreditada, pero la primera mitad de las páginas están dibujadas en un estilo distinto al resto, por lo que al menos dos ilustradores diferentes se repartieron el trabajo. En ella se nos presenta al Escuadrón de Wally, una subdivisión de jueces encubiertos que actúan sin uniformar, mezclándose con los criminales. Esto les hace especialmente aptos para muchos casos que los Jueces de Patrulla, como Dredd, resolverían simplemente a tiros. Como contrapartida, el moverse continuamente en el ambiente criminal y el tener que cometer también algún delito ocasionalmente para mantener sus tapaderas hace que sean la subdivisión de Jueces donde se dan más casos de corrupción.
Dos de estos Jueces, Darth y Benson se están haciendo pasar por traficantes de órganos. Han acordado una compra de mil brazos con verdaderos traficantes. Como curiosidad (recordemos que este comic es de los ochenta) los vendedores afirman haber obtenido los brazos aprovechando la matanza de un evento al que se refieren como La Gran Purga, y que se limitaron a ir pasando de un bloque de edificios a otro, cortando los brazos de los muertos. No se dan mas detalles sobre La Gran Purga pero tanto el nombre como la idea de una matanza colectiva entre la ciudadanía recuerda al argumento básico de la saga de La Purga, iniciada en 2013.
El hecho de que Darth y Benson no hayan solicitado refuerzos para efectuar la detención hace sospechar a Dredd que los Jueces encubiertos hayan llegado a meterse tanto en su papel que han terminado creyéndoselo. Las sospechas de Dredd son infundadas por el momento, porque ambos siguen siendo Jueces respetuosos con la ley, a pesar de sus métodos.
Los traficantes les traicionan e intentan matarlos para quedarse con los brazos y el dinero. Darth muere y Benson queda malherido, y es a partir de ese momento cuando su mentalidad cambia. Decidido a vengar a su compañero, Benson irrumpe en casa de un traficante de poca monta que les sirvió de contacto para acordar la compra de los brazos, y se dispone a matarlo.
Dredd aparece justo a tiempo de impedírselo, y es Benson quien acaba con una bala en el cuerpo. No importa que la venganza de Benson fuera o no moralmente justificable. Dredd mata a un compañero Juez para salvarle la vida a un delincuente, porque para Dredd la ley, sea justa o no, es un pilar inmutable; todos los miembros de una sociedad deben supeditarse a una misma ley y recibir igual castigo por igual crimen, pues de lo contrario, la mera existencia tanto de un sistema de leyes como de una sociedad carece de sentido.
En El muro (guion de T. B. Grover y dibujo de Steve & Dillon) un chaval de catorce años llamado Jowett echa a correr instintivamente cuando se cruza con Dredd. El Juez no iba a por él y el encuentro de ambos en un mismo callejón es algo casual, pero Dredd razona que si huye de los Jueces, es que tiene algo que ocultar. Vemos que Jowett arroja una rosa a una alcantarilla para que no le atrapen con ella.
Y en este punto hay que entender que en las masificadas urbes de las Mega Citys, no hay nada parecido a tierra fértil ni jardines públicos. Una flor es algo que solo se puede encontrar en los jardines botánicos, protegidos como bunkers, o en los jardines privados de los millonarios. Es algo que un rapaz de la calle como Jowett jamás podría tener, salvo si lo ha robado.
Dredd detiene a Jowett y lo lleva a las salas de interrogatorio. Le hacen desnudarse, le inyectan tranquilizantes, le obligan a vomitar para comprobar si esconde algo en el estómago, y lo asustan todo lo que pueden. En la suela de sus zapatos encuentran restos de tierra fértil, polen y césped, y rastrean su origen hasta el jardín de una anciana millonaria llamada Fitzheiner.
Dredd se pone en contacto con ella para avisarla de la invasión de su propiedad, pero la mujer revela ser consciente de que ocurre con frecuencia y no desea poner una denuncia. Dredd condena a Jowett a seis meses de prisión, que este cumple pacientemente sin causar problemas. Tan pronto como lo sueltan, lo primero que hace es correr a la propiedad de la señora Fitzheiner y volver a trepar el alto muro de su jardín.
No intenta entrar en la casa, pues no tiene intención de robar nada. Solo desea disfrutar del jardín, del olor de las flores, del tacto de la hierba, hallando en la naturaleza el mismo alivio momentáneo a su opresiva existencia que otros ciudadanos consiguen a base de alcohol y drogas.
Desde una ventana, la anciana señora Fitzheiner lo observa mientras se abraza a sí misma, derramando una lágrima de felicidad por su regreso. Cuando nos la presentaron vimos que vivía en una casa de apariencia lujosa y muy amplia, pero no parecía haber nadie más con ella. De hecho, su pequeña figura aparece centrada en la viñeta, con mucho fondo de margen alrededor, para potenciar esa idea de soledad. Quizá la señora Fitzheiner no tuvo nunca una familia propia o hace tiempo que perdió el contacto con ella, y el ver al chico a través de su ventana, jugando en el jardín, se ha convertido en lo más parecido a un vínculo familiar que hay en su vida.
Puedes ver más casos de Dredd pulsando aquí.
The Wally Squad & The Wall. 1987. Varios autores. Juez Dredd nº 9. Publicado por MC Ediciones.
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