EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Gon es la obra más conocida de Masashi Tanaka. Se trata de un manga muy inusual, totalmente mudo, carente tanto de diálogos como de onomatopeyas y cuadros de texto narrativos. El protagonista y de hecho único personaje fijo, que da nombre a la colección, es Gon, un pequeño dinosaurio de una raza indeterminada, que parece un imposible cruce entre tiranosaurio y carnosaurio. La época y el lugar en el que vive no están claras, pues no hay más dinosaurios que él. Tampoco hay seres humanos, pero los otros animales con los que Gon se encuentra son representados con sus aspectos actuales, no los prehistóricos.
En el mundo de Gon no hay tampoco ciudades ni estructuras artificiales en ruinas. Aparentemente es un dinosaurio, pero nada indica que viva en la prehistoria, ni tampoco en un futuro en el que los humanos han existido pero desaparecido. En sus aventuras interactúa con animales de hábitats muy concretos y geográficamente separados, como canguros, coalas, pingüinos, linces o avestruces, como si viajara de un continente a otro continuamente o estos estuviesen todavía (o de nuevo) unidos como en la Pangea. Es simplemente un mundo propio hecho a medida de la historia que se quiere contar.
Los mangas de Gon se caracterizan por tener un dibujo detallado y hermoso que nos muestra la naturaleza en toda su grandeza, pero también en toda su crudeza. Vemos a menudo a los animales matándose entre ellos y el mismo Gon es omnívoro, aunque parece preferir el pescado sobre otros tipos de carne. La muerte está presente y se la muestra sin ambages, así como también la vida se nos muestra majestuosa y desbordante pero siempre dura, como un desafío. El tratamiento de las historias puede ser dramático pero también humorístico, y a menudo las tramas en uno y otro sentido se alternan.
Cada uno de los tomos de Gon que tenemos contiene varias historias sin conexión ni continuidad clara entre ellas. Las que incluye éste, el nº 3, son:
Gon baja por el gran rio: Gon está cerca de la cima de una montaña, dentro de una pequeña oquedad. Cada pocos segundos, una gota de agua se filtra desde el techo. Gon se ha colocado bajo ese punto, con la boca abierta para recibir el lento goteo, y parece totalmente feliz con esto. De pronto el goteo cesa, y Gon, frustrado y enfurecido con la propia montaña, le da un tremendo cabezazo a la roca. La montaña se agrieta y un poderoso torrente de agua brota de esta, arrastrando a Gon y precipitándolo al suelo, cientos de metros más abajo.
Afortunadamente, como veremos en otras situaciones, Gon parece ser indestructible. Se deja arrastrar por el agua, la cual termina por verterse en un rio. Flotando boca abajo por este, para ver el ir y venir de los animales del fondo, Gon se convierte en parte del ecosistema acuático. Y ésta es la otra característica notable de Gon, que es capaz de mimetizarse instantáneamente con cualquier animal con el que conviva, no solo adoptando sus costumbres sino siendo aceptado por estos como uno de ellos.
Las aves del rio descansan sobre las plantas de sus pies, que emergen del agua como un tocón flotante. Devora peces y también es devorado por uno, aunque este no logra digerirlo. Más adelante el pez gigante que se lo tragó es a su vez devorado por pirañas, y Gon reaparece ileso entre sus restos… y empieza a comerse a las pirañas. Presencia la depredación mutua de los animales y cabalga la corriente a lomos de un siluro gigante. También se convierte en la improvisada pelota con la que juegan unos delfines, ya en la desembocadura del rio al mar, donde finalmente acompaña a un grupo de ballenas en su viaje.
Gon hecha fuego por los ojos: en la siguiente historia, vemos un lobo que lleva en la boca dos escuálidos pescaditos. Un par de cachorros le esperan impacientes. El lobo arroja los pescaditos a los cachorros y estos los devoran en unos instantes, pero siguen hambrientos y reclaman más. Consternado, el lobo abandona a sus cachorros nuevamente para ir en busca de más comida.
Prueba a cazar un coala, pero Gon resulta estar entre el grupo de koalas al que ataca y se lanza contra el lobo para protegerlos, aplastándolo. A continuación persigue a un canguro, pero cuando este se vuelve Gon está dentro de su bolsa, y aleja al lobo con uno de sus tremendos cabezazos. Su siguiente opción es un montón de erizos, bajo los cuales… sí, está Gon de nuevo, con todos los erizos durmiendo sobre él. Gon y los erizos se convierten en una espinosa bola que rueda sobre el lobo. Cuando intenta llevarse unos huevos de avestruz, una estampida de estos animales, encabezada por Gon, le pasa por encima. Desesperado, persigue a un ornitorrinco que se sumerge en un rio, y de este emergen medio centenar de cocodrilos abriendo las mandíbulas, con Gon entre ellos mostrando sus propias hileras de dientes afilados. Ya en franca retirada, el lobo vuelve cabizbajo cruzando el bosque, y se ve repentinamente rodeado por montones de animales herbívoros de distintas especies, liderados por Gon, que lo miran con severidad, como reprochándole que los lobos los empleen como alimento.
El lobo regresa, derrotado, con sus cachorros. La mirada de hambre que estos le dirigen basta para que se de la vuelta otra vez para buscar comida, pero Gon y los animales del bosque lo han seguido. El lobo, famélico él mismo, se rinde al fin. Gon se marcha entonces y regresa con un pez gigante, que arroja frente a los cachorros. Pero cuando estos se disponen a comer, el lobo les detiene. Siempre ha sido cazador y no acepta ser alimentado con lo que otros quieran darle. Levantando orgulloso la cabeza y la cola, y seguido por sus cachorros que le imitan, el lobo se aleja dejando el pescado intacto, marchándose en busca de nuevos territorios de caza.
Gon va a buscar setas: es temporada de setas, y estas están brotando por todas partes. Junto a un grupo de habitantes del bosque, Gon vaga comiendo las setas que encuentran. Cada vez que se topan con un brote de setas se lanzan sobre ellas a devorarlas… y a continuación unos cuantos de ellos se derrumban intoxicados. El resto sigue, y la situación se repite una y otra vez, con el grupo cada vez más reducido.
Al parecer las setas son deliciosas, porque cuando el grupo ha quedado reducido a un puñado de animales, los primeros en intoxicarse, ya recuperados, se les unen de nuevo para seguir comiendo setas… volviendo a caer intoxicados una y otra vez. El propio Gon sucumbe a las setas y se retuerce en el suelo un buen rato, pero tan pronto como se recupera se lanza otra vez a devorar setas. Algunas son alucinógenas y les provocan ataques de risa que los dejan sin respiración, otras les vuelven furiosos y les hacen pelearse entre ellos, una seta gigante esparce esporas a su alrrededor que les hacen estornudar… finalmente solo Gon y un mapache siguen con ganas de más setas. La última que devoran deja al mapache sufriendo una indigestión, y a Gon durmiendo plácidamente con la tripa llena.
Gon lucha con sus hermanos: Gon se ha integrado ahora en una camada de lobos. La loba amamanta por igual a sus cuatro cachorros y a Gon. Mientras los cinco duermen, la loba va en busca de alimento y logra cazar a un alce. Cuando se dispone a comérselo aparece un enorme tigre que le arrebata la presa. A pesar de la gran diferencia de tamaño y fuerza, la loba planta cara al tigre.
El gran felino la mata sin dificultad y se marcha. Los cachorros y Gon, atraídos por los sonidos de la pelea no pueden más que asistir a los compases finales de ésta, contemplar el cuerpo inerte de la loba, y aullar tristemente al aire su pérdida.
Los cinco comienzan a rastrear al tigre, movidos únicamente por el deseo de venganza. Tras algún tiempo lo encuentran y se enfrentan a él, incluso logran herirlo, pero este es enorme comparado con Gon y los cachorros, y se retira tras matar a uno de ellos. Gon y los cachorros supervivientes repiten el aullido con el que se despidieron de su madre, ahora por su hermano. A pesar de esta nueva pérdida, los cachorros no cejan en su empeño de enfrentarse al tigre.
En un segundo encuentro los lobitos parecen haber desarrollado ya el instinto de cazar en manada, y se reparten para atacar al tigre desde todas direcciones, mordiendo sus patas y retirándose cuando el tigre reacciona para lanzarse a morderle en otro lugar. Gon le muerde los ojos, cegándolo, y el tigre corre a lo loco estrellándose con varios árboles, hasta caer por un precipicio.
Tras algunas viñetas de transición en las que vemos a los lobos crecer hasta la edad adulta en compañía de Gon, los cuatro lanzan un ultimo aullido de despedida a su madre y hermano. Los animales del bosque se echan a temblar al escucharlo, puesto que ese aullido es también un aviso para ellos: los inocentes cachorros son ahora fieros depredadores a los que temer, como lo fue el tigre. Cada uno de los hermanos parte entonces en una dirección, ya listos para seguir haciendo su vida en solitario y formar sus propias manadas. Gon hace lo mismo y se aleja de ellos, en busca de nuevas aventuras.
Gon. 1994. Masashi Tanaka (guion y dibujo). Publicado en 1999 por Ediciones La Cúpula.
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