EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Terminamos esta colección con los números doce y trece, los últimos publicados… y con razón. Se podría haber continuado a partir de aquí (siempre es posible sacarse algo de la manga, como un ilusionista, para seguir estirando la historia) pero creo que sería imposible darle un final mejor que el que tiene. Si no habéis leído los resúmenes de los números anteriores, hay un enlace a ellos al final de este artículo, por si queréis verlos en orden.
Revelaciones (nº 12). En la Nueva Tierra se está juzgando a Christopher por participar en el robo de la Scanner One. El capitán Hunter lo mantiene regularmente drogado (y apaleado) para que no pueda escapársele usando su poder de cambio de universo. Durante el juicio Christopher, quizá por efecto de las drogas y palizas, reacciona violentamente y es dejado inconsciente a golpes (otra vez) por los guardias de seguridad. Al no estar el único acusado y testigo que tienen en condiciones de declarar, el juicio se aplaza hasta capturar a Martin, al que se considera el líder del grupo.
A bordo de la Scanner One se está efectuando otro tipo de interrogatorio, el de Blackjack. Este se muestra del todo indiferente ante las amenazas de Martin, pero cuando es Dart quien entra en la celda a hablar con él, se derrumba. El Destructor Negro se jactó en el numero anterior de que fue el miedo a la muerte que sintió Blackjack cuando la gravedad de las estrellas binarias comenzaron a tirar de él lo que lo debilitó lo bastante como para apoderarse de su mente. Pero lo que Blackjack le confiesa a Dart es que no fue tanto el miedo a morir (que él ya había afrontado antes muchas veces) como el verse solo, sin ella.
Blackjack llega a recomendarle a Dart que lo mate, porque sabe que si el Destructor Negro vuelve a ordenarle que acabe con ella, le obedecerá sin dudar. Esta es la peor situación posible para Dart, porque significa que en realidad Blackjack no la ha traicionado voluntariamente ni ha dejado de amarla. Y eso hace que ella no pueda sentir hacia él tanto odio como para simplemente matarlo, pero tampoco tiene medios para salvarlo del control mental al que está sometido.
Tras un breve viaje preprogramado que no pueden alterar, su nave, tan controlada por el Destructor Negro como el propio Blackjack, llega a un sistema solar que les resulta familiar. Es la cuna original de la humanidad, desde donde los humanos partieron para establecerse en Nueva Tierra cuando la vieja Tierra quedó inhabitable. Allí, en uno de sus mundos, el Destructor Negro les espera para revelarles su plan, y algo más.
Ha plantado en el planeta una bomba de antimateria, una gigantesca estructura con forma de torre y con potencial para eliminar todo el universo en el que se detone.
Su intención es destruir ese, el universo natal de los humanos y de miles de otras razas, pasando él a otro universo poco antes de que la bomba estalle, y repetir infinitamente esa maniobra eliminando universos enteros a capricho uno tras otro. Dart pierde los nervios y se lanza contra el Destructor Negro y sus hombres, y el resto la secunda. Sin embargo, la diferencia de poder entre ambos grupos es enorme, y Martin ordena a los suyos rendirse.
A continuación, ya con todos los triunfos en su mano, el Destructor Negro se quita el casco revelando que él es… Martin. Una copia de Martin, aunque mucho más joven. Es como un clon de Martin, con su propio rostro pero con la edad de su hijo Christopher.
El silencio (nº 13). El Destructor Negro cuenta su historia. Cuando su forma original (la de un gigantesco ser tentacular que flotaba entre dimensiones) fue destruida por la primera ATARI Force, su esencia fue proyectada a otro lugar. Durante años permaneció como un simple vaho de energía consciente, vigilando a Martin, buscando el modo perfecto de vengarse de él. Ese momento llegó cuando percibió que la esposa de Martin estaba de parto. La energía, invisible, se fundió con ella para matarla y robarle la esencia de los genes a los que había dado forma. Mató a la madre al mismo tiempo que copiaba al hijo, y se proyectó de nuevo a otra dimensión en la que permanecer a salvo. Esto dio lugar a una forma humanoide, un bebé humano con la genética de Martin pero cuyo desarrollo la mente del Destructor Negro podía alterar a voluntad.
Martin, al comprender que fue el Destructor Negro quien mató a su esposa (motivo por el cual renegó también de su hijo) tiene un estallido de ira y se lanza sobre él. El Destructor Negro, como todo villano endiosado, se ha confiado mientras contaba su historia. Se ha adelantado para estar cerca de Martin, para ver en detalle sus expresiones de perplejidad e ira, sus lágrimas de impotencia… hasta quedar al alcance de las manos de su enemigo.
El repentino ataque de Martin hace que el resto de esta nueva e improvisada ATARI Force se abalance otra vez contra sus enemigos. En este combate el Destructor Negro envía a Blackjack directamente contra Dart, porque sabe que entre las habilidades de ella está la de desactivar bombas. Dart, de hecho, ya estaba abriéndose paso hacia la bomba de antimateria cuando Blackjack la encañona. Dart dispara primero y abate a Blackjack, comprendiendo que no tiene otra opción.
Entretanto, Martin está dando una soberana paliza al Destructor Negro. Por alguna razón, este parece incapaz de reaccionar ante sus golpes. Sus secuaces, además, caen uno tras otro ante los compañeros de Martin, hasta que todos están muertos o huyendo en desbandada. Parece que las tornas se han cambiado completamente… pero no. Dart es incapaz de desactivar una bomba tan compleja, y la detonación es inminente. Martin acaba de vencer a su enconado enemigo con sus propias manos, literalmente, y aún así no puede hacer nada por salvar su universo. Su única opción es tratar de salvarse ellos. Lo último que sabemos de Martin y la nueva ATARI Force es que corren desesperados hacia la Scanner One, con la que quizá estén a tiempo de saltar a otro universo… pero no se nos muestra si llegan o no. La bomba de antimateria detona, borrando de la existencia nuestro universo junto con todos sus mundos y habitantes, y dejando tras de sí… el silencio que da título a este último cómic.
Y sí, este es el final. No sabemos si Martin y su maltrecho equipo logran salvarse, pero aun de llegar a tiempo a la Scanner One para programar un salto a otro universo, no salvan el suyo. No salvan el universo en el que está la Nueva Tierra y los mundos natales de todos los otros personajes. No salvan a la raza humana, ni a Christopher, que sigue drogado o inconsciente en una celda. Ni al resto de sus seres queridos, como los padres de Dart, la doctora Venture, el profesor Orión, o ya puestos la ex de Christopher. Todos ellos son borrados de la existencia cuando la bomba de antimateria detona.
Como curiosidad, cuando el grupo echa a correr hacia la Scanner One, vemos que Dart lleva sobre sus hombros el cuerpo de Blackjack. Esto no tendría sentido si lo hubiese matado, por lo que debemos suponer que, a pesar de dispararle al pecho, no tiró a matar, quizá con la esperanza de que al morir el Destructor Negro desaparecerá ese control que había establecido sobre su amado. Y eso me recuerda al comic en el que Blackjack le dispara al pecho a Dart, en teoría para matarla. Lo hace desde poco más de un metro de distancia, es un tirador experto, ella no hace ningún intento de esquivarlo, y aún así el rayo la impacta en el pecho derecho en lugar de en el izquierdo. ¿Por qué Blackjack no apuntó al izquierdo? ¿Por qué no apuntarle al corazón, siendo sus posibilidades de fallar prácticamente nulas? ¿Quizá porque no podía resistirse a la orden de intentar matarla pero en realidad estaba luchando por no hacerlo? Es otra cosa que nos quedamos sin saber. El silencio se extiende por todo el universo, y eso es lo único que podemos dar por seguro. Que el pequeño grupo de seres que corre hacia la nave se salven o no, eso ya queda en la imaginación de cada uno.
Bien, pues es un final… inesperado, diría yo. Al empezar el comentario dije que la historia podría haberse continuado. De haberlo querido, podrían haber hecho más números en los que el grupo (sin Christopher, claro) consigue saltar a tiempo a otro universo en el que afrontan nuevas aventuras y desafíos, pero eso plantearía dos grandes problemas. Por una parte, cuando el primer villano de la colección es un ser capaz de destruir universos enteros ¿qué les pones a continuación? Cosas como un ejército invasor gigantesco, un dictador cósmico o algo similar no son nada contra un destructor de universos. Y por otra ¿cómo terminas la colección, después de haber dejado pasar la oportunidad de darle un final apoteósicamente trágico como éste? Cualquier cosa con la que intentes darle un cierre después, sabrá a poco. No es un buen final (refiriéndome a feliz o bonito) pero tal como se estaba desarrollando la trama, creo que es el mejor final posible.
Y me permito volver al tema de que creo que este final se precipitó. Hay tramas que se olvidan, como la obsesión de Babe por ser devuelto a su mundo y la autoimpuesta misión de Morphea por llevarlo hasta allí. Del hermano de Pakrat, que le perseguía implacablemente para limpiar el buen nombre de su familia no volvemos a saber nada más. La muerte de Christopher, drogado en el suelo de una celda sin enterarse de nada cuando inicialmente parecía que iba a ser el protagonista principal de la colección es otro punto extraño. El peso de la trama lo llevan en realidad Martin y Dart. Y la última incorporación, el pequeño y frenético guerrero Taz, no llega a tener ninguna función real, limitándose a aparecer de vez en cuando en el fondo de las viñetas. Pero bueno, para ser unos comics que nacieron con la idea de dar algo de trasfondo a los arcades matamarcianos de los 70 y 80, no podemos negar que llegaron a desarrollar una buena historia a partir de una premisa de lo más sencilla.
Terminamos pues con ATARI Force pero no guardamos los comics por el momento. Los dejamos a mano para comentar a continuación las historias de Masters del Universo y Power Lords que venían como complemento. En unos días nos ponemos a ello, a no ser que a algún graciosillo le dé por destruirnos el universo sin avisar.
Puedes repasar la colección desde el inicio pulsando aquí.
ATARI Force. 1984. Gerry Conway, Roy Thomas (guion) José Luís García López (ilustrador principal). Publicado por DC / Ediciones Zinco.
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