OVNI 54.40

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ufólogos aficionados.

Feliz dos de julio, terrícolas. Feliz Día mundial de los OVNIs. Se celebra el dos de julio porque tal día como hoy, en 1947, varios periódicos de los Estados Unidos anunciaron a bombo y platillo que se habían encontrado los restos de un vehículo alienígena estrellado en el desierto de Nuevo México. Durante los días siguientes se transmitieron imágenes por televisión, incluida la de una autopsia a uno de los cadáveres de los pilotos alienígenas, como si fuera una noticia importante más. Poco después el propio gobierno retiró toda esa información alegando que se trataba de un montaje falso, que todo lo dicho al respecto era mentira, y que los restos (todos los cuales habían sido recogidos a toda prisa por el ejército) correspondían a un globo meteorológico. El supuesto OVNI fue llevado a la instalación militar más cercana, un acuartelamiento para pruebas de vuelo dependiente de la base aérea Edwards, con tan poca relevancia en ese momento que ni tan solo tenía un nombre propio y se lo conocía por la zona de la cuadrícula que ocupaba en el mapa de vuelo de la zona: el Área 51.

No vamos a entrar aquí en lo que pueda haber de cierto o no en todo ello, porque no podríamos más que opinar, sin llegar a ninguna conclusión. Lo que vamos a hacer es aprovechar este Dia mundial de los OVNIs para comentar otro de los librojuegos de Elige tu propia aventura, escrito por el padre de los librojuegos en persona: Edward Packard. Se trata de OVNI 54.40, el cual tenía una particularidad bastante curiosa, que os comentaré al final.

En este librojuego somos un joven que está disfrutando de su primer vuelo en Concorde, que en las fechas en que se publicó esta historia era el avión comercial más grande y rápido del mundo. Mientras contemplamos el paisaje por una ventanilla vemos como una inmensa nave cilíndrica se aproxima al Concorde. Lo siguiente que sabemos es que hemos sido secuestrado por una raza alienígena llamada los U-TY, procedentes del planeta Ra. Estos se dedican a recorrer todos los planetas de la galaxia tomando algunos ejemplares de la raza más inteligente de cada uno. Su verdadero objetivo es encontrar el paradisiaco planeta Última, donde aguarda la felicidad eterna para todo aquel que lo habite. 

Lo malo es que los U-TY no merecen la felicidad a la que aspiran, pues son crueles y caprichosos con sus prisioneros. Aquellos que se niegan a ayudarles o revelan no saber cómo llegar hasta el planeta Última pueden ser devueltos a sus mundos de origen, pero es mucho más probable que acaben siendo exhibidos en un zoológico de Ra, o convirtiéndose en sujetos de experimentación, o simplemente almacenados en animación suspendida durante algunos millones de años hasta que se decida darles algún uso.

Una vez dentro de la nave de los U-TY tenemos cierta libertad para desplazarnos por las áreas de los cautivos, y encontrarnos con otros prisioneros tanto humanos como alienígenas. Algunos nos hablarán, otros nos devorarán… entre los primeros hay un par que nos revelarán lo poco que saben de Última. Este es un mundo al que no es posible llegar tomando decisiones ni siguiendo caminos prefijados, y por ello los U-TY, que tratan de viajar físicamente hasta él, nunca podrán encontrarlo. Puesto que la nave de los U-TY va a permanecer unos días más cerca de la órbita de la Tierra podemos tratar de escapar de ellos y regresar a nuestro mundo, o buscar la forma de forzar a los U-TY a que nos devuelvan a él. Puede incluso que a nuestro regreso a la Tierra logremos llevar con nosotros a alguno de los otros prisioneros, no necesariamente humano.

Nos encontramos con trece finales terribles en los que explotamos, nos esclavizan, nos tragan vivos, rejuvenecemos hasta desaparecer, o la mitad de nuestro cuerpo es enviada infinitamente hacia el pasado mientras que la otra mitad es enviada infinitamente hacia el futuro.

Hay nueve finales ambiguos en los que logramos sobrevivir y regresar o ser devueltos a la Tierra pero se nos priva de la memoria de lo ocurrido, o lo recordamos pero no podemos demostrarlo ni rescatar a ninguno de los seres con los que compartimos cautiverio. Cuento entre estos uno en el que tomamos el control sobre los U-TY y sí logramos volver a la Tierra… pero tardamos treinta y dos años en hacerlo.

Podemos terminar alcanzando siete finales buenos en los que regresamos sanos y salvos a la Tierra llevando con nosotros a alguno de los otros prisioneros o bien recordando y siendo capaces de demostrarle al mundo todo lo ocurrido, para que no nos tilden de locos el resto de nuestra vida cuando lo contemos.

Y lo interesante es que hay un final en el que podemos encontrar el planeta Última, pero no hay ninguna página donde se nos de la opción de llegar hasta él. Es un final con el que solo nos toparemos en la fase de hojeo. En los librojuegos, cuando llegas a un punto en el que ya has jugado varias veces y llegado a varios de los finales, incluido el bueno o uno de los buenos, los librojugadores solemos pasar a la fase de hojeo. En lugar de iniciar otra partida después de haberle dado ya varias vueltas al librojuego, simplemente vas repasando páginas al azar para ver si te encuentras con algo que no te suene haber leído. Es como pasarte un videojuego usando trucos o siguiendo las indicaciones de una guía. Ningún jugador decente tiraría de trucos o de guía en sus primeras partidas, hasta haber superado el juego por si mismo al menos una vez. Los trucos y las guías es algo a lo que recurres para ver que te has dejado por el camino, que cosas no pudiste descubrir en su momento, que extras te dejaste por desbloquear, etc. Es una forma de exprimir al máximo un juego al que ya has demostrado que pudiste vencer honestamente. Pues la fase de hojeo es el equivalente en los librojuegos a los trucos o guías de los videojuegos. Si llevas a cabo la fase de hojeo antes de pasarte el librojuego, estás haciendo trampas. Si la llevas a cabo después de pasártelo, estas terminando de sacarle el jugo.

Pues bien, esta es la única forma de llegar hasta Última. En ninguna toma de decisiones del librojuego nos dan una opción que nos permita llegar hasta allí. ¡Ya nos advirtieron algunos de los prisioneros de la nave que no era posible llegar hasta Última tomando decisiones o siguiendo caminos prefijados! Únicamente hojeando el libro al azar es como nos encontraremos con una página en la que se describe como llegamos a Última y sus habitantes nos dan la bienvenida, como si nos esperasen desde siempre. Y no es un error, simplemente está hecho así.

Por desgracia, en la primera edición en español sí se cometieron errores. Varias páginas se montaron mal y es muy común encontrarse estos librojuegos de segunda mano con las páginas sueltas, porque sus anteriores dueños las desprendieron de donde estaban para situarlas donde realmente les correspondía estar. A consecuencia de esto mismo, estas páginas despegadas y recolocadas se pierden con facilidad. En este título más que en ningún otro, conviene repasar una por una la numeración de las páginas para ver si falta alguna antes de llevárselo de la tienda de segunda mano o el mercadillo. Además de esto, en la página 92, que corresponden a un final, se añadieron tras la palabra “Fin” dos opciones que nada tienen que ver con la situación que se nos describe allí. Estas opciones son las que deberían aparecer en la página 117, que carece de ellas.

Y claro, es casualidad que el fallo de montaje le tocara a este librojuego en particular, pero esto unido a que no hay una opción que nos permita encontrar Última, puede hacer que mucha gente interprete esto como un error más, quitándole la gracia al toque de originalidad que Packard quiso darle. 

Puedes ver otro librojuego de esta colección pulsando aquí.

Inside UFO 54-40. 1982. Edward Packard (texto) Paul Granger (ilustraciones). Elige tu propia aventura nº 6. Publicado en 1983 por Timun Mas.