MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

lunes, 23 de septiembre de 2024

MARES TENEBROSOS

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, luchadores del espacio.

No sé qué noticias tendréis vosotros al respecto, pero aquí lo último que supimos del autoplaneta Valera era que se alejaba de Nahum, llevado por la inercia, a mil kilómetros por hora. Puede parecer mucho, pero en términos de distancias espaciales, es lo que recorre un escupitajo antes de caer al suelo. 

Aun así el Valera está en movimiento, que era lo que se pretendía, y poco a poco se aleja de la misteriosa fuente de energía que proyecta el rayo azul que mantiene todos sus equipos eléctricos desactivados, y a los valeranos indefensos.

Esto no es, sin embargo, una victoria, sino un simple respiro. El Valera se encontraba bajo ocupación nahumita cuando se puso en marcha, y a pesar de los esfuerzos de la temporalmente reactivada infantería autómata, esta no logra acabar con un número significativo de tropas invasoras. El rayo azul envuelve de nuevo al Valera, desactivándolo todo, robots incluidos, y la flota de guerra nahumita acompaña al Valera en su errático viaje por el espacio a la espera que las tropas en su interior recuperen el control.

Los artífices de este pequeño respiro son por un lado el joven Miguel Ángel, su hermana Estrella (ambos de la rama Aznar de la humanidad) y por otro José Luis y su prima Ángela (de la rama Balmer) junto con un millar de soldados y técnicos. En la novela anterior lograron apoderarse de una de las salas de control el tiempo suficiente para poner en marcha el Valera, y ahora se encuentran atrapados en ella. Al otro lado de la compuerta de dedona de un metro de grosor, las tropas nahumitas han iniciado la perforación con un taladro atómico, desgranando átomo a átomo el material ultradenso.

El alcance del rayo azul es desconocido, y los valeranos en la sala de control especulan que podrían pasar varios días viajando a esa velocidad antes de librarse de él, pero para ese momento los nahumitas habrán perforado ya la compuerta de la sala de control y retomado esta. Se resuelve entonces escapar por un conducto secreto que nunca se hizo constar en los planos cuando se construyó el Valera, y cuyo conocimiento ha ido pasando de una generación de capitanes y jefes de máquinas a otra de forma verbal. Este conducto lleva a un hangar especial en el que una sola nave tipo crucero aguarda armada y preparada para un lanzamiento inmediato desde hace miles de años, cargada de víveres imperecederos. La anulación general de energía también la afecta, como al resto del Valera, pero pueden aguardar ocultos en su interior hasta salir del alcance del rayo azul, o hasta que los nahumitas recobren el control del autoplaneta y ellos mismos lo apaguen.

El crucero tiene capacidad para las mil personas que en ese momento ocupan la sala de control, pero al estar anulada la energía, el ascensor que lleva al hangar secreto en un viaje de cien kilómetros desde el interior del Valera hasta su casco exterior solo puede hacerse funcionar en dos ocasiones, agotando una reserva de aire comprimido para emergencias. Únicamente unas cien personas podrán escapar en el crucero. El resto se quedarán a bordo y se dejarán atrapar por los nahumitas, creándoles así la impresión de que han capturado a todos los ocupantes de la sala de control, cuyo número exacto desconocían.

Entre los cien que huirán están los cuatro protagonistas. Durante dos días aguardan en el crucero hasta que la energía se restablece. En ese momento los nahumitas reactivan los motores del Valera y detienen su inercia, poniendo rumbo de nuevo a su planeta. El crucero de emergencia, el Montevideo, sale de su hangar para encontrarse en medio de una flota de otros ocho mil cruceros humanos que están siendo enviados en piloto automático desde el Valera. Los nahumitas han encerrado en ellos a medio millón de los humanos que han decidido conservar como esclavos para enviarlos a sus mundos junto con la flota capturada. El Montevideo cuenta con un sistema de Control Maestro remoto que permite enlazar directamente con otras naves de la flota valerana y tomar control sobre ellas, para hacerlas maniobrar coordinando movimientos. El Montevideo en principio se mezcla con estas naves igualando su rumbo y velocidad, hasta pasar cerca de un mundo que parece totalmente cubierto por el mar. Entonces Miguel Ángel toma el control de las ocho mil naves y dirige a toda la flota contra ese mar, con la intención de hundirse en él y aguardar en el fondo la reacción de los nahumitas ante la repentina desaparición de su convoy de esclavos.

Pero cuando están a pocos kilómetros de hundirse en el mar, del fondo de este parte un nuevo rayo azul que impacta al Montevideo y lo priva de energía. La nave se precipita contra las olas seguida por el resto de la improvisada flota, aparentemente de nuevo en manos del mismo enemigo, que también controla este mundo. Sin embargo, la situación no es tan terrible como parece en un principio. Aun disponiendo de una tecnología similar, los habitantes de ese mundo acuático no son nahumitas, sino ibajay: humanoides de piel verde y ojos oblicuos, otro de los pueblos sometidos hasta casi el exterminio por los nahumitas. Los ibajay capturan a todos los humanos que han sobrevivido al violento choque contra el mar y les inyectan una droga hipnótica. Es así como se enteran de su historia y del hecho de que ambos tienen a un mismo enemigo en la mira. Humanos e ibajay hablan con ellos en nahumita, el idioma común que emplean todas las razas de ese sistema solar.

Hida, la reina de los ibajay, cuenta a Miguel Ángel que once mundos componen el sistema solar de Nahum, en siete de los cuales se desarrolló vida inteligente. El propio Nahum es uno de ellos. Los nahumitas, como el pueblo más avanzado, fueron los primeros en alcanzar el viaje espacial y llegar hasta los otros mundos habitados, encontrándolos en un estado todavía demasiado primitivo para plantarles cara. Todos los mundos del sistema fueron esclavizados, y desde entonces los nahumitas han estado empleando tropas nativas reclutadas en uno de esos mundos para aplacar las revueltas que surgen en otro. De este modo sus mundos vasallos se mantienen débiles luchando unos con otros, sin que los nahumitas arriesgen en ello una cantidad significativa de tropas propias. 

En realidad el mundo en el que se encuentran ahora no es el planeta natal de los ibajay, sino uno de los que se creían deshabitados, por no tener tierra seca emergiendo de las aguas. Es el mundo en el que un grupo de ibajay vino a refugiarse para evitar un exterminio total, pero resultó tener a sus propios nativos, los oceánides. Estos son seres acuáticos y consideran a los ibajay como invasores, por lo que ambas razas combaten sin cesar una con otra. Y naturalmente, ambas se consideran a sí mismas como los buenos de la historia, unos por ser refugiaros expulsados de su propio mundo que necesitan asentarse en algún lugar para sobrevivir, y los otros por negarse a ver su territorio invadido por unos extraños llegados desde otro mundo.

Actualmente los ibajay viven bajo el mar, habiendo adaptado las naves con las que llegaron a ese mundo como ciudades cúpula submarinas. Hida no considera posible enfrentarse directamente a los nahumitas, así que propone a Miguel Ángel unir sus fuerzas a las de ella para someter por completo a los oceánides y extenderse sin oposición por ese mundo, haciéndolo suyo. El plan que empieza a dar vueltas en la cabeza de Miguel Ángel es diferente; unir contra los nahumitas a los habitantes de todos los mundos sometidos por estos.   

Durante los siguientes días Miguel Ángel trata de convencer a Hida y sus consejeros. Además tiene que lidiar con un enemigo inesperado, los celos de Ángela Balmer, que está convencida que Hida va tras su hombre. Las continuas reuniones de Hida con Miguel Ángel la sacan de quicio, y llega a exigirle a este marcharse de aquel mundo para perderla de vista aunque ello implique tirar por tierra toda posibilidad de derrotar a los nahumitas, recuperar el Valera y salvar a los humanos que siguen en manos de sus enemigos.

Tras una escaramuza entre ibajay y oceánides, siete de estos últimos son capturados y Miguel Ángel tiene al fin la oportunidad de verlos. Nos enteramos entonces que los oceánides tampoco son nativos de ese mundo, sino que, al igual que los ibajay, llegaron allí como refugiados desde otro, huyendo de los nahumitas. La mentalidad de este otro pueblo, radicalmente opuesta a la de los ibajay, thorbod, nahumitas, y los propios humanos, era la de adaptarse ellos a su entorno, no adaptar el entorno a ellos. A resultas de esto modificaron sus propios pulmones y organismos para convertirse artificialmente en anfibios, convirtiéndose en la primera especie de inteligencia avanzada que habitó ese planeta. 

El desprecio y la crueldad innecesaria con la que los ibajay tratan a sus prisioneros hace que Miguel Ángel empiece a sentirse realmente a disgusto entre sus anfitriones, pero la cosa va a empeorar rápidamente.

Tal como Ángela sospechaba, Hida se ha enamorado de Miguel Ángel, y le exige que se case con ella. Le amenaza con mandar ejecutar a su novia, su hermana y el novio de esta si no accede en un plazo de dos horas. Al estar su propio crucero todavía bajo el control de los ibajay y no poder comunicarse con el resto, Miguel Ángel termina aceptando a regañadientes las demandas de Hida. Los demás son expulsados de la ciudad sumergida para reunirse con el resto de la flota humana. Lo que sigue es un viaje prenupcial de Hida e Miguel Ángel por el resto de ciudades sumergidas de los ibajay, donde este se va dando cuenta de en manos de quien ha caído realmente.

Su primera reacción al conocer a los ibajay fue de simpatía, ya que habían sufrido mucho a manos de los nahumitas, como los propios humanos, pero cuanto más aprende sobre ellos, más los detesta. El lujo y esplendor que había conocido hasta ese momento en la ciudad cúpula de la reina contrasta poderosamente con el estado de miseria y ruina de todas las demás, en las que la insalubridad es enorme y los recortes de alimentos, agua potable y energía son algo continuo. Es como si la casi totalidad de los recursos generados por los Ibajay tuvieran como único fin mantener a Hida y su corte en la opulencia. Como parte de los festejos prenupciales, Miguel Ángel es obligado a asistir como invitado de honor a una serie de combates a muerte en las que ibajays y oceánides combaten entre ellos o con diversos monstruos. A todos se les ha prometido la libertad si vencen, pero cuando son los oceánides quienes lo hacen, son ejecutados.

En uno más de los combates, seis guerreros oceánides deben enfrentarse con espadas contra tres enormes bestias similares a tigres, para defender a dos mujeres de su raza (una de ellas encapuchada) que están amarradas a postes. Cuando uno de los tigres logra llegar hasta la mujer encapuchada, le arranca en embozo (y una buena parte del torso) de un zarpazo, y Miguel Ángel ve que se trata de Ángela Balmer, a la que él creía a salvo. Su cuerpo ha sido teñido de verde para aparentar ser una oceánide. Miguel Ángel salta a la arena y toma la espada de uno de los oceánides caídos, pero ya es demasiado tarde para salvar a su destrozada novia. Cuando el último de los tigres muere, solo Miguel Ángel y la oceánide amarrada al poste siguen en pie. Ambos son apresados por los ibajay, y separados. El humano es arrojado a una celda y la oceánide a una pecera.

Hida, rodeada de guardias, se presenta en la celda echa una furia. Totalmente desquiciada, le exige a Miguel Ángel que cumpla con la palabra dada de casarse con ella a pesar que ella no ha respetado la promesa de dejar libres a sus compañeros. Cuando este naturalmente se niega, llamándola de arpía para arriba, Hida manda llevarlo de vuelta a la arena. Se le entrega una espada para hacerlo combatir con su amigo José Luis Balmer, al que se le ha inyectado una droga para volverlo un loco agresivo. Bajo los efectos de la droga José Luis no reconoce a Miguel Ángel y se lanza contra él acometiéndole con otra espada. Además, del suelo brotan largos filos de espada que amenazan con ensartar a cualquiera de los luchadores que de un paso en falso y caiga.

Durante el combate, que la pérfida Hida obliga a Estrella (hermana de Miguel Ángel y novia de José Luis) a contemplar desde su palco, la ciudad cúpula es atacada por una fuerza naval desconocida que dispara torpedos contra ella. La cúpula se quiebra ante los impactos y la ciudad comienza a inundarse. Los atacantes son oceánides. La mujer amarrada al poste que sobrevivió a los combates resulta ser la hija del gobernante de esta raza, y ha venido a buscarla con toda su armada. Mientras la ciudad cúpula se llena de agua gélida, un torrente de esta cae sobre el estadio empapando a José Luís y sacándolo de golpe del violento trance provocado por las drogas. Los ibajays se matan entre ellos a golpes, luchando por el dominio de las plantas mas altas de los edificios, y Ondina, la oceánide a la que Miguel Ángel salvó del tigre, sumerge personalmente a Hida hasta ahogarla. A continuación le devuelve el favor al humano manteniéndolos a salvo a él, a José Luís y a Estrella hasta que los cuatro son recogidos por una de las naves submarinas de su padre.

Los oceánides descargan su furia sobre los ibajay, destruyendo o dañando seriamente todas sus ciudades cúpula en represalia al rapto de su princesa Ondina. Y Miguel Ángel encuentra en este pueblo a los aliados contra los nahumitas que al principio había creído ver en los ibajay.

¡Vaya! Un final intensito y pasado por agua, desde luego. Por el momento el Valera sigue en manos de los nahumitas, y cuanto más tiempo pase en ellas mejor aprenderán a controlarlo, así que no esperaremos mucho antes de leernos el siguiente libro de la colección, titulado Contra el imperio de Nahum.

Puedes repasar la saga desde el inicio pulsando aquí.

Mares tenebrosos. 1974 (reescritura del texto original de 1955). George H. White [Pascual Eguídanos]. La saga de los Aznar nº 16. Editorial Valenciana S. A. 

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