MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

jueves, 13 de marzo de 2025

POPEYE (nº 8). Popeye Almirante

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, comedores de espinacas.

Hace tres días fue el aniversario de Chuck Norris, que nos cumple ya 85 años, el mozo. Por motivos de desorden logística no hemos podido tener acceso a los DVD de sus películas, y de todos modos el 10 de marzo ya ocupamos la entrada con algo que preparamos sobre otro tipo duro donde los haya, también bastante barbudo pero algo más bajito. 

Al no tener nada a mano sobre Chuck, hemos decidido reseñar otro de los comics de Popeye, que no le va a la zaga en lo de repartir golpes.  

En este número encontramos otro caso de maltrato a la obra como el que vimos en Aventura en el Oeste. Empezamos con una historia corta de Zaboli titulada En alta mar, que en realidad es solo la conclusión de otra que aparentemente no se publicó. El número 6 terminaba planteándonos una historia en la que Popeye y sus amigos irían a ayudar a Tecla, una de las tías de Rosario. En En alta mar vemos lo que podría ser el final de esa historia, porque el grupo está regresando de un viaje por mar aparentemente largo y difícil, y tía Tecla está con ellos. ¿Qué ha pasado con el resto de la historia? A saber. 

Voy a dejar En alta Mar sin reseñar por si en algún otro momento aparecen los capítulos que faltan , aunque dado el poco cuidado que se tuvo con esta edición tampoco me extrañaría demasiado que simplemente no llegaran a publicarse.

Popeye almirante comienza con el susodicho y su amigo Pilón en el café del cocinero Perendengue. Un enorme matón entra y comienza a golpearlos sin más a ambos. Al ver el modo en el que uno y otro reaccionan a los golpes se convence de que Popeye es el tipo que le mandaron a buscar, y le da un mensaje de parte de su patrón. 

Popeye se presenta con su rudeza habitual en la dirección que le dio el matón. Tiene un pequeño encontronazo con el mayordomo, qué soluciona a su estilo, combinando fuerza bruta y diplomacia. 

El hombre que le envió a buscar resulta ser el Secretario de la Marina de Espinachilandia, que supongo es el país en el que está ubicada su ciudad, Espinacola. Es un individuo al que han dibujado en un estilo distinto al resto, más serio y detallado, quizá a modo de parodia de algún político de la época al que los lectores originales seguramente si reconocieron pero que yo no tengo ni idea de quien pueda ser.

El Secretario de Marina le propone nombrarlo almirante de la Armada de Espinachilandia. Armada que no existe de momento, por lo que su primera tarea como almirante será crearla desde cero. Una ardua empresa para la cual le da plenos poderes para actuar conforme estime más oportuno... pero ninguna ayuda ni medio para lograrlo.

Popeye empieza reclutando a Pilón como soldado de infantería de marina y a Cocoliso como corneta. Su primer barco, la base de su futura Armada, es el Tempestad: un galeón de madera que le regaló el dios Neptuno en una ocasión, sacándolo del fondo del mar por séptima vez, ya que parece tener propensión a los naufragios. Aprovisionan el barco llenándolo de toneles de espinacas y armándolo con un cañón. A última hora recluta también a Óscar y Eugenio el jeep. Rosario y tía Tecla, pese a que Popeye insiste en que la Armada no puede llevar mujeres a bordo, se enrolan a sí mismas y se instalan en el barco por su cuenta.

Parece que alguien no está cómodo con la idea de que Espinachilandia forme una armada propia. Justo antes de zarpar, Eugenio presiente que algo va mal con el petate de Popeye y lo arroja al mar, segundos antes de que este explote. Además, un tipo sospechoso ofrece a Pilón una buena cantidad de monedas de oro a cambio de sabotear el barco y hacer que este se hunda por octava vez en alta mar. Pilón se muestra muy ofendido por la propuesta hasta que el otro le hace notar que con lo que vale cada moneda de las que le ofrece podría comprarse mil de las mejores hamburguesas.

Pilón, aunque inicialmente acepta sabotear el Tempestad, una vez navegando se arrepiente y decide olvidarse del asunto. ¡Renunciar a muchos miles de jugosas hamburguesas es toda una prueba de voluntad para Pilón! Sin embargo el saboteador también ha subido a bordo como polizonte y amenaza a Pilón con degollarlo sino un del barco. Pilón sigue decidido a no hacerlo pero está a punto de provocar inadvertidamente la destrucción del Tempestad cuando tía Tecla, establecida como la cocinera de a bordo, le pide que traiga madera para encender el horno. Pilón, con toda su buena intención, saca un montón de cartuchos de dinamita del arsenal creyendo que son tronquitos y los lanza dentro del horno. Cuando se dispone a encenderlo aparece Popeye guiado por Eugenio (que ha ido a darle el aviso de que algo iba mal) y lo detienen.  

Tras unos cuantos incidentes más, como una invasión de cientos de espías a bordo y la inesperada transformación de Cocoliso en submarino, el Tempestad llega a tierra firme. Popeye y Pilón desembarcan en busca de nuevos reclutas para su Armada. Popeye decide que un millón serán un buen número para empezar, así que se separan para reunir medio millón cada uno. Pilón es el más listo esta vez y pregunta por hombres a una chica que encuentra cerca del puerto ¡Nadie sabe mejor dónde encontrar hombres de verdad que una mujer! 

Popeye en cambio se dedica a ir preguntándole a gritos si quieren enrolarse en la marina a los tipos rudos con los que se va cruzando. Pronto reúnen al millón de candidatos que buscaban, pero como la mayoría parecen físicamente muy débiles para sus estándares, Popeye les somete a un tratamiento intensivo para fortalecerlos.

Este consiste en meterles por la boca un tubo conectado a la “máquina espinaqueadora” que les hace tragar varios kilos de espinacas a presión. Pese a que esto aumenta mucho sus fuerzas, la mayoría se muestran indecisos por el hecho de que la instrucción tendrá lugar en el Tempestad, famoso por naufragar demasiado a menudo. Con todo, la Armada va tomando forma poco a poco. 

Hacia el final del cómic Rosario y tía Tecla reiteran su deseo de alistarse, pero Popeye las vuelve a rechazar. Molestas con él, se suben a un bote de remos y se alejan hacia mar abierto con intención de crear su propia Armada.

Como curiosidad, aunque este cómic se atribuye a Bud Sagendorf, el autor es el ya conocido Zaboli. No lo digo solo por su estilo característico (que por lo sencillo del trazo podría ser fácilmente imitado) es que vemos aparecer su firma en algunas viñetas: un pequeño abejorro en una esquina junto a una letra Z.

Puedes ver más sobre Popeye pulsando aquí.

No se indica el título original. 1971. Zaboly (texto y dibujos). King Features Syndicate. Publicado en 1971 por Buru Lan S.A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario