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viernes, 24 de octubre de 2025

ALUCINE (n.º 10) El ataúd flotante

  EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, alucinantes lectores.

Aquí tenemos otro lote de historias cortas de terror de la mano de Alucine, mas allá del suspense. Estas son las que se presentaron en el décimo y penúltimo número de la edición española. 

El ataúd flotante (dibujos de Roca). La primera de las cinco historias de este número (tres de ellas con ambientación náutica, por cierto) da comienzo en el puerto de la isla caribeña de La Martinica.

Cuatro hombres transportan al hombro un ataúd. Por los comentarios de la gente que les ve pasar, sabemos que el cadáver en su interior es el de un tal Makumbo, quien al parecer era un brujo o alguien a quien se le presumían pactos con las fuerzas del mal. La gente se alegra no ya de su muerte, sino de que su cadáver sea sacado de la isla. Los porteadores llevan el cadáver hasta una pequeña goleta, la Golden Queen (Reina dorada). Su capitán ha acordado con ellos embarcar el ataúd como parte de su cargamento, pero la tripulación, que no estaba informada, lo ve como un presagio de mala suerte y se lo toma bastante mal.

Durante la primera noche del viaje, el timonel desaparece dejando como único rastro un grito de terror. Se le busca infructuosamente, y se termina concluyendo que debió caer por la borda. Los tripulantes, sin embargo, achacan la desaparición al ataúd. Se juegan a suertes que uno de ellos baje a revisarlo, y el “afortunado” desaparece igualmente sin que quede nada de él. Esto ya es demasiado para los supersticiosos marineros. Aprovechando que todavía están a un solo día de costa, botan una chalupa y abandonan a su capitán, que decide seguir obstinadamente a bordo.

La siguiente noche se desencadena una fuerte tormenta. Incapaz de gobernar el barco él solo en esas circunstancias, la Golden Queen termina por hundirse. En la oscuridad, el capitán logra aferrarse a algún tipo de embalaje flotante. Cuando el cielo se despeja y la luz de la luna llena ilumina el mar, el capitán descubre que a lo que está agarrado es al ataúd. También descubre varios tiburones rondándole, y se sube al ataúd para ponerse a salvo de ellos. Su situación, ya de por sí bastante mala, se pone peor cuando la tapa del ataúd salta arrojándolo al mar, y de su interior asoma un extraño ser que parece una mezcla de demonio y pez manta. Sus opciones quedan reducidas a permanecer en el agua, a salvo del demonio y expuesto a los tiburones, o nadar hacia el ataúd para evitar a los tiburones, quedando al alcance del demonio. ¿Cuál elegiríais vosotros?

Desde el reino sombrío (dibujo de Hansrudi Wascher). Estamos ahora en 1756, en Inglaterra. El oficial de marina Delaney ha pedido la mano de Lady Linda a su padre, Lord Wingate, y este ha accedido con una condición: primero ha de obtener el título de capitán y mandar sobre su propio barco. Delaney calcula que eso puede llevarle al menos un año en la academia de navegación, y Linda, tan enamorada de él como él de ella, le promete que le esperará ese tiempo. 

Esta promesa llega hasta oídos del oficial Norrison, que también pretende a Linda, pero más que por amor a ella, por amor a la inmensa fortuna que heredará de su padre.

Como secretario de Lord Wingate, Norrison copia en francés unos planes de guerra de este (Inglaterra estaba en guerra con Francia en esas fechas) y los esconde en el forro del sombrero de Delaney solo para luego delatarlo cuando este abandona la casa. Delaney es detenido y condenado a servir diez años en un buque corsario para provechar sus conocimientos náuticos y bélicos. Sabiéndose inocente, Delaney se niega a participar en las actividades del barco y es duramente castigado por ello.

Pasan los meses durante los cuales el pérfido Norrison le insiste a Linda para que se case con él, puesto que Delaney no va a volver. Ella, sin embargo, le prometió a éste esperarle al menos durante un año, y su padre ha decidido respetar eso. Justo el día que se cumple un año de esa promesa, el barco corsario de Delaney es hundido por un buque rival, y éste muere junto a todos los otros tripulantes. 

La muerte de su cuerpo permite a su alma presentarse ante Linda en la misma fiesta de compromiso de Norrison con Linda, organizada por su padre. Siguiendo al fantasma de Delaney, dispuesta a acompañarle a donde sea que éste tenga que ir a continuación, Linda termina precipitándose por un acantilado. Norrison, al ver cómo su plan de heredar de rebote la riqueza del padre de Linda se desvanece, se lamenta de que su plan haya fallado. Por desgracia para él, lo hace en voz lo suficientemente alta para que uno de los invitados le oiga delatarse a sí mismo, lo que termina acarreándole una condena a muerte.

Tesoro de perdición (no acreditado, firmado en la última viñeta como P. Marco). El profesor Richard está obsesionado con recuperar alguno de los tesoros hundidos en buques españoles de la zona del Caribe. Finalmente sus investigaciones le revelan el punto en el que se hundió uno de ellos, y contrata a un buceador local, Guzmán, para que le ayude a recuperar el tesoro. En realidad Richard tiene más de buscatesoros que de historiador. No le interesa el descubrimiento en sí, solo el valor económico de este.

Richard y Guzmán se sumergen con equipos de buceo y hallan el esperado galeón. No encuentran ningún tesoro en esta primera toma de contacto, pero sí cuatro esqueletos que asustan de tal modo a Guzmán que vuelve a la superficie inmediatamente, y Richard le sigue. Guzmán quiere dejar el trabajo y tiene pesadillas en las que los esqueletos cobran vida para proteger su tesoro, pero Richard le ofrece más dinero y le convence para que se quede. 

En una segunda inmersión encuentran un cofre lleno de oro y joyas y lo suben a su propio barco, pero un huracán se desata repentinamente y cesa tan pronto como el cofre vuelve a caer al mar. Guzmán toma esto como la prueba definitiva de que el tesoro no debe tocarse y renuncia definitivamente. Richard, sin embargo, se sumerge de nuevo, él solo, a por el cofre.

Pasado un tiempo, Guzmán se preocupa por la tardanza de su ex patrón y se sumerge a buscarle. Y lo encuentra, sí… junto al cofre y los esqueletos, que le han arrancado los equipos de respiración y se han quedado sujetándolo hasta ahogarlo.

La hija del brujo (dibujos de Ragonad). En un reino oriental al estilo de Las mil y una noches, el marajá Hassan acostumbra a visitar el mercado de esclavos para comprar mujeres. Colecciona mujeres bellas para que le sirvan y le entretengan, y no tolera la más mínima falta de respeto, desobediencia o ya ni tan solo un error accidental. Los castigos que impone a aquellas que lo desafían o decepcionan varían entre decenas de latigazos y la ejecución. No le importa matar a sus esclavas porque es lo bastante rico como para comprar más cuando necesita reponer las existencias de su harén.

Tras acabar con tres hermanas que compró juntas (manda decapitar a una por bailar mal y a las otras dos por tratar de huir) se encapricha de una joven que ve paseando por la calle. Esta no es una esclava, sino una mujer libre, hija de un hombre conocido como Salomo, que tiene fama de mago. Sin importarle nada más que sus propios deseos, Hassan ordena que la rapten para añadirla a su harén. Cuando se queda a solas con su prisionera, ésta revela tener poderes al igual que su padre. Lanza un hechizo contra Hassan convirtiéndolo en un loro grande y feo. A continuación, ella misma se convierte en un ave y regresa volando junto a su padre.

Hassan, convertido en loro, aprende rápidamente a hablar, y se queda viviendo en el harén como mascota de las mujeres y de quien sea que las herede. Jamás revela su verdadera identidad, puesto que sabe que, de conocerse, sus esclavas y servidores acabarían con él recordando su crueldad. Si alguna vez os preguntasteis por qué Lago (el loro de Jaffar) hablaba y tenía una mentalidad totalmente humana en Aladdin (1992), aquí tenéis una explicación tan buena como cualquier otra.

Vuelo a la eternidad (dibujos sin acreditar). John es el guardia nocturno de un cementerio de aviones que, como en algunas ocasiones anteriores, cree oír voces entre los viejos aviones medio desmantelados. En esta ocasión también oye el ruido de un motor, pero ninguno de los vehículos está en condiciones de ser puesto en marcha. Los sonidos y voces se intensifican, e incluso llega a ver un par de siluetas dentro de una de las cabinas.

A la noche siguiente todo se repite, pero con mayor intensidad. Al entrar en uno de los aviones buscando a los posibles intrusos, éste se sacude violentamente haciéndole caer al suelo y quedar inconsciente. Cuando despierta, descubre que el avión destrozado, sin motores y lleno de agujeros y piezas faltantes, está en pleno vuelo. Avanza a trompicones hasta la cabina, donde se encuentra al fantasma de un piloto y su copiloto a los mandos.

 

Algo curioso es que éstos se comportan normalmente, viendo a John como un polizón y llamando a la torre de control para notificarlo. Los fantasmas se desvanecen y el avión cae en picado. John incluso ve las luces de una pista de aterrizaje encendidas, como preparada para recibirle. En vano intenta que el avión remonte el vuelo, pero no solo no tiene los conocimientos para hacerlo si no que tampoco tiene los medios, pues el panel de mandos es una ruina destrozada.

Al día siguiente, su cadáver es encontrado dentro del avión, que permanece en su lugar habitual del cementerio. Sus heridas son consistentes con las de una caída desde gran altura... 

Puedes ver otro número de este comic pulsando aquí.

Gespenter Geschichten nº 493. 1984. Varios autores. Bastei-Verlag. Publicado en 1984 por Editorial Bruguera S.A.

2 comentarios:

  1. Me fascinaban esas revistas de Alucine y sus historietas macabras... tuve varias de adolescente, pero ya no conservo ninguna...:(

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    1. Sí, el paso del tiempo a menudo nos arrebata cosas. Lo único que no podemos permitir que el tiempo nos quite son las ganas.

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