Presentado por...Zag.
¡Extra! ¡Extra! ¡A veces la imaginación nos juega malas pasadas y nos olvidamos de hasta en que mundo vivimos! ¡No deje que le pase a usted, manténgase informado sobre el universo que le rodea con nuestras publicaciones!
Urashima. La historia de Urashima es un cuento popular japonés muy conocido. Un día, paseando junto a la costa, el joven Urashima vio una tortuga varada y la ayudó a regresar al mar. Esta, en agradecimiento, lo guio hasta un palacio submarino lleno de maravillas, donde pasó una larga temporada entre lujos y fiestas. Cuando decidió regresar a la superficie, los habitantes del palacio le entregaron un cofrecito y le dijeron que no debía abrirlo nunca. Urashima quedó perplejo ante un regalo tan extraño. ¿Qué valor tiene un regalo que no puedes abrir? Aun así, salió del palacio submarino llevándose el cofrecito con él y descubrió que el mundo había cambiado.
Mientras él estuvo en el palacio, en la superficie habían pasado muchas décadas. Bajo el mar él no había envejecido, pero todos los demás sí lo habían hecho. Su pequeño pueblo era ahora una gran ciudad, y su desaparición, una leyenda que la gente contaba. Habiendo perdido toda referencia, Urashima decidió abrir el cofrecito. Este resultó contener todos los años que había pasado sin envejecer en el palacio submarino, con lo que se convirtió de golpe en un anciano.
Este cuento lo está leyendo una niña llamada Shima, que parece convivir con un montón de ancianos. Una mujer que cuida a los ancianos la atiende también a ella, y vemos que Shima es caprichosa. En lugar de pedir exige, y se comporta de forma cruel con los abuelillos. Cansada de ellos, sale al jardín que rodea la casa en la que están. La puerta de la verja está abierta por descuido, así que sale a la calle y se acerca a un parque donde hay un grupo de niños jugando. Intenta jugar con ellos, pero estos salen huyendo, y ella no entiende el porqué.
Shima ve sentada en un banco del parque a Kurumi, y se acerca a hablar con ella. Afirma estar cansada de ser una niña y querer hacerse mayor cuanto antes, porque en su casa todos son viejos y le dicen siempre lo que tiene que hacer. Quiere convertirse cuanto antes en una mujer para dejar de llevar vestiditos ridículos. Quiere ponerse faldas, tacones altos, enamorarse y casarse. Fantasea incluso en cómo será su vida, su marido, cómo serán los hijos que tenga con él cuando estos crezcan. Pero empieza a incluir detalles demasiado específicos, como que su marido morirá antes que ella y que sus hijos, egoístas y fríos, la dejarán de lado. Kurumi le hace notar a Shima que todo eso que está imaginando tiene un nivel de detalle notable, como si lo hubiese vivido de verdad. Kurumi entonces le hace un regalo: un cofrecito idéntico al que se describía en la historia de Urashima.
La niña lo abre y entonces se convierte en una anciana... o mejor dicho, comprende que hace mucho que lo es. El lugar al que ella se refería como su casa no era una casa, sino un geriatrico, y ella era una más de las ancianas ingresadas.
En su demencia senil, creía que todo lo malo que le había ocurrido en la vida habían sido imaginaciones suyas, y la temprana muerte de su marido, o sus hijos indiferentes hacia ella eran cosas con las que fantaseaba como un posible futuro. Pero en realidad eran recuerdos de su vida que su mente había borrado. El hecho de que los niños huyeran de ella en el parque se debió a que ellos la han visto como lo que es; una anciana vestida con ropitas de niña. Hasta ahora, como lectores, en todo momento se nos ha mostrado a Shima como una niña, puesto que es así como ella se autopercibía, pero ahora nos la muestran como la anciana que es en realidad.
Tras el shock inicial, Shima reconoce que es mejor saber la verdad que creer en una fantasía, que es mejor vivir con recuerdos que con espejismos. Vuelve por su propio pie al asilo, donde su cuidadora le echa la bronca por marcharse, y los ancianos a los que ella ha tratado con crueldad se alegran al verla a salvo y le dan la bienvenida.
Kurumi reflexiona entonces sobre el verdadero significado de la historia de Urashima. Quizá Urashima ya era un anciano demente que se creía un jovenzuelo cuando encontró la tortuga, y el regalo que contenía el cofrecito no era la vejez, sino la lucidez: recobrar la cordura para ponerse en paz consigo mismo y poder vivir sus últimos años con dignidad.
Esta historia y la anterior (en la que se nos explica la transición de Kurumi de una niña normal a un ente sobrenatural) me han parecido mucho más conmovedoras de lo que esperaba encontrarme en una colección de historias de terror. Como veremos más adelante, no son los únicos casos. La propia autora confiesa en una página de notas que Present fue una improvisación, algo que se sacó de la manga casi sin pensarlo porque el editor le estaba metiendo prisa para que empezara una nueva serie.
La misma trama y el personaje de Kurumi apenas estaban perfilados, y se fueron desarrollando a medida que inventaba más historias para ella, empezando a tocar temas más delicados como este: una exploración íntima de la identidad y las malas pasadas que nos juegan a veces la memoria, el tiempo y el dar rienda suelta a nuestras fantasías hasta el punto de perder el contacto con nuestra realidad. Es también la primera historia cuyo titulo no es "El regalo de tal cosa", lo que podría indicar la intención que tenía de diversificar un poco más la temática a partir de este punto.
Puedes ver las otras historias de Present desde la primera pulsando aquí.
Present. 1993. Kanako Inuki. Publicado en 2006 por Mangaline Ediciones S.L.


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