MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

lunes, 8 de diciembre de 2025

JUSTICIA MILITAR

                                                       Comunicado del Supervisor General.

Estamos a 8 de diciembre, Día de la Constitución Española. Se celebra la fecha en la que los españoles votaron sí a la Constitución de 1978. 

Para los que no sean de España, esto fue importante porque no se trató solo de un cambio de leyes. Con ella se dio carpetazo a la dictadura que siguió a la guerra civil, pero también a lo que había antes; otra dictadura más (la de Primo de Rivera) seguida por una democracia (la Segunda República) tan desastrosa que, pese a que se lograron algunos avances sociales, la situación política degeneró hasta límites insostenibles. 

Explicado de forma muy resumida, durante la Segunda República se promocionaron en el país las ideas comunistas y socialistas, entre ellas el anticapitalismo y el Estado aconfesional. Grupos radicales de extrema izquierda entendieron esto último como una especie de permiso tácito para asesinar a todos los curas y monjas que quisieran porque, como el Estado iba a ser aconfesional, ya no eran necesarios y se los podía quitar de en medio. También se mató a propietarios de terrenos y empresarios, porque como todo iba a ser comunitario y repartido a partes iguales, ya no pintaban nada. Y naturalmente, también se aprovechó para ir limpiándose a todo político o pensador que no comulgara con sus ideas, porque estorbaban. Esta situación se prolongó durante un par de años hasta que estalló la Guerra Civil Española.

No quiero decir con esto que la guerra civil ni mucho menos la dictadura que la siguió fuera algo bueno. La Guerra Civil Española fue una matanza entre hermanos tan confusa que la mayoría de la gente ni tan solo sabía por qué se luchaba. Muchos simplemente se unieron al primer bando que pasó por su casa a reclutarlo porque la alternativa a ello era ser ejecutado ahí mismo. El único de mis dos abuelos que llegué a conocer me contó, siendo yo un niño, que una noche cualquiera llegaron una docena de hombres con fusiles a golpear su puerta y le preguntaron: “¿Tú estás con nosotros o en contra? Porque si estás en contra empieza a rezar, que te tenemos que fusilar. Ya sabes cómo son estas cosas”. 

Él ni tan solo se había enterado de que había una guerra. En esa época tener una radio todavía era un pequeño lujo, y la televisión simplemente no existía, por lo que la mayoría de las veces te enterabas de las cosas cuando te caían encima. Ante esa perspectiva, mi abuelo dijo que naturalmente estaba con ellos (sin saber ni quiénes eran) y entonces le dieron diez minutos para recoger lo que quisiera llevarse de su casa, le pusieron un fusil y un puñado de balas en las manos, y esa fue toda la formación, información y libertad de decisión que tuvo a la hora de elegir bando. A mi otro abuelo no lo llegué a conocer, pero por mi abuela me enteré más tarde de que su historia había sido básicamente la misma, solo que el destino quiso que cada uno fuera reclutado por un bando distinto.

El caso es que el General José Sanjurjo, el cerebro organizador del golpe de Estado contra la República, murió al estrellarse su avión durante la guerra. Lo mismo ocurrió con varios otros de los generales golpistas, que murieron o fueron capturados en distintas batallas. Por una serie de reveses y circunstancias, al final el mando del Estado lo tomó Francisco Franco, el general que mandaba las fuerzas de África, y como dice el refrán, los españoles terminamos saliendo del fuego para caer en las brasas. Me gustaría poder ponerme en plan Gladiator (2000) y gritar aquello de “¡Marco Aurelio tenía un sueño llamado Roma y no era esto! ¡No era esto!”, cambiando Marco Aurelio por Sanjurjo y Roma por España, pero no podemos saber si Sanjurjo habría llevado las cosas mejor, peor o igual que Franco, y tampoco voy a entrar ahí. Esto no es un blog de política, y por eso me estoy limitando a la historia, que son hechos comprobables, y no opiniones personales.

Resumiendo todo lo anterior… la Constitución del 78 fue importante porque puso un fin simbólico a cuatro etapas terribles para el país (la dictadura de Rivera, la Segunda República, la guerra civil y la dictadura de Franco) que entre todas abarcaron medio siglo. Y a la eterna pregunta de quién debe sentirse más culpable tras una pelea entre hermanos, si el que la provoca o el que le hace más daño al otro. 

Me gusta aprovechar días especiales para reseñar artículos concretos. No tengo nada directamente relacionado con la Constitución, pero sí algo que tiene que ver con leyes: el códex de la Justicia Militar. Es uno de los muchos librotes que tuve que empollarme para entrar en la Armada, en la que serví durante veintitrés años, muchos con orgullo y (no voy a negarlo) unos cuantos a disgusto.

Y creo que puede resultar interesante a alguien porque conocidos de fuera de la Armada llegaron en su momento a hacerme preguntas sobre las leyes militares, y me sirvió para darme cuenta de lo poco que se sabe sobre ellas o más bien de lo mucho que la gente se imagina al respecto. 

Algo que me preguntaron varias personas era si un militar tiene derecho a reducir y retener a un delincuente que vea, por ejemplo, robando o agrediendo a otra persona en plena calle. Y la respuesta es sí y no. Sí lo tiene porque la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en su artículo 490, establece que cualquier español tiene derecho a detener a un delincuente al que sorprenda en pleno delito. La policía está obligada a hacerlo, pero para el resto de ciudadanos, militares incluidos y con independencia de que vistan uniforme o no, está permitido pero es opcional. 

Lo que no puede hacer un civil (ni un militar fuera de servicio y fuera de su unidad o acuartelamiento) es asumir funciones exclusivamente policiales, como pretender entrar en una casa ajena, cachear a alguien o pedirle la documentación.

Otra pregunta que me dejó un poco descolocado es qué pasaba si un superior me ordenaba hacer algo ilegal. Respecto a las órdenes, hay un principio claro: no existe la obediencia ciega. Un militar no está obligado a cumplir una orden manifiestamente ilegal o anticonstitucional dada por un superior. Al contrario, la doctrina militar exige que se desobedezcan órdenes que constituyan claramente un delito. La típica excusa de "Yo solo cumplía órdenes" no es aplicable a los militares españoles. Pero hay que llevar cuidado con esto, porque si se desobedece una orden lícita pensando que no lo es, puede acarrear responsabilidades disciplinarias o penales.

Alguien me preguntó también si un militar puede ser juzgado dos veces por lo mismo. Por ejemplo, si un militar mata a otro militar, se lo juzgaría primero por la ley militar y luego por la civil. La respuesta a esto es que el militar cuenta con la misma protección básica que cualquier otra persona contemplada en La Constitución Española en el artículo 25.1, el principio de Non bis in idem (No dos veces por lo mismo). No se puede juzgar a nadie dos veces por el mismo delito. 

Ahora bien, en el mundo militar conviven dos códigos de castigos: el penal y el disciplinario. Eso significa que una absolución definitiva en el ámbito civil o militar evita la condena penal por el mismo delito en el otro ámbito, pero no impide que se abran o mantengan procedimientos disciplinarios internos y paralelos que no son “penas penales” en sentido estricto.  

Dicho de otro modo, un militar está sometido a las mismas leyes y castigos que un civil, pero además tiene un lote de leyes y castigos extra. Por ejemplo, a un oficinista o funcionario no se le puede encarcelar por llegar cinco minutos tarde a su trabajo. Se le puede echar la bronca, amonestar, y si lo hace de forma repetitiva a lo largo de los años, puede que incluso se le pueda despedir, pero en ningún caso recibirá pena de cárcel por llegar unos minutos tarde al trabajo. En determinados ámbitos, como en las academias militares, los servicios de armas o las guardias, la falta de puntualidad es punible con uno o más días de arresto. Y en las Fuerzas Armadas estar arrestado no es solo saltarse días de trabajo en una celda. Los días, semanas o meses que pasas arrestado por faltas disciplinarias no se cobran, ni se tienen en cuenta como tiempo de servicio cumplido para calcular la antigüedad en el puesto. 

Durante mi servicio militar obligatorio, por ejemplo, los que llegaban tarde a la formación matinal eran arrestados un día por cada minuto completo de retraso hasta un máximo de media hora, lo que suponía un mes de arresto sin sueldo que tampoco contaba para el mínimo de meses de servicio obligatorio. Muchas conductas que para un civil serían solo una falta administrativa o quedarían en nada, como la impuntualidad, a un militar se le sancionan de forma específica. 

Es una de las particularidades desconcertantes de este trabajo, que por una parte se te exige que estés dispuesto a esconderte en un agujero, arrastrarte por el barro, correr hasta reventar o, literalmente, dar la vida por tu país en una guerra, pero al mismo tiempo se te puede privar de tu libertad y sueldo por detalles mínimos como una leve inexactitud en la vestimenta o el aseo personal. A mí nunca llegaron a arrestarme por falta de puntualidad, pero mientras hacía el curso de cabo primero estuve dos días arrestado porque una mañana olvidé afeitarme. Y mi formación la mandaba una estricta sargento que comprobaba uno a uno qué chicos estaban recién afeitados y cuáles no, pasándonos a todos un dedo por la cara, cuello y barbilla. Fuera de las academias militares la cosa es más relajada, pero tampoco conviene bajar la guardia.

Luego está el asunto de los cambios de destino forzosos. Si es necesario, se puede trasladar a un militar a un destino que no haya solicitado. Si ese traslado implica cambio de residencia, la normativa prevé ciertas compensaciones (gastos de viaje, transporte de enseres, plazos de incorporación…), pero en la práctica el militar debe adaptarse e ir a donde se le mande, independientemente de que tenga una casa ya comprada cerca de su anterior unidad, o una familia que por estudios, trabajo, motivos médicos, etc., no pueda trasladarse con él a otra ciudad. Es una de esas cosas que se puede intentar recurrir, pero no razonar o discutir. Las necesidades del país siempre van a estar por encima de las de los soldados y marineros que le sirven. Y al igual que a los civiles, a los militares se nos aplica el artículo 6.1 del Código Civil: Ignorantia juris non excusat (Desconocer una ley no te exime de la obligación de obedecerla).

Quizá lo que más llama la atención de la gente es que en España la pena de muerte (algo que se abolió definitivamente en la famosa Constitución del 78) siguió siendo aplicable a los militares hasta 1995. Solo se contemplaba en tiempos de guerra y para determinados artículos como el 51 del Código Penal Militar: abandono del puesto o incumplimiento de misión por cobardía. Esto nos dejó con un lapso de nada menos que diecisiete años en los que la pena de muerte estaba abolida para las peores lacras de la sociedad (violadores, pederastas, psicópatas, etarras), pero de habernos involucrado en una guerra se podría haber ejecutado a un soldado por sentir miedo en medio del caos y el horror de un campo de batalla y quedarse paralizado al recibir la orden de avanzar.

Feliz Día de la Constitución. 

Justicia Militar. 2001. Secretaría Militar Técnica. Imprenta del Ministerio de Defensa.

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