¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Segundo tomo de esta colección que recopila
historias de terror, principalmente españolas, pero con alguna que otra aportación de un autor extranjero. En esta ocasión nos encontramos con las siguientes.
Noriko: de Pedro Montero. Uno de esos relatos en los que la
realidad del autor y lo que plasma en su obra empiezan a confundirse, y
elementos en principio ficticios, surgidos de su imaginación y puestos por
escrito, toman poco a poco consistencia en el mundo físico. Un autor se halla
atormentado por el desenlace de una de sus historias, en las que una joven cortesana
japonesa se suicida por amor. El autor tiene continuas pesadillas con la escena
de la muerte de Noriko, hasta que su editor le propone una posible terapia:
reescribir el final.
El
regalo de las estrellas: de
un tal Peter Van Door. Aquí
se repite el lamentable caso de Ofidio, en el numero anterior. El relato
empieza bastante bien, con un hombre que recoge un pequeño meteorito que cae en
sus tierras y siente como este le transmite una extraña fuerza. Esta nueva
energía le proporciona un inusitado vigor físico y claridad mental.
Durante meses ve crecer su éxito en el trabajo, su posición económica, y el atractivo que genera entre las mujeres. Repentinamente la energía que le transmite la pequeña roca cesa, y en ese momento se da cuenta de lo mucho que ha engordado como consecuencia de su boyante economía, y comienza a sospechar que ha estado siendo cebado, como un cerdo al que se alimenta en exceso para consumirlo luego.
Durante meses ve crecer su éxito en el trabajo, su posición económica, y el atractivo que genera entre las mujeres. Repentinamente la energía que le transmite la pequeña roca cesa, y en ese momento se da cuenta de lo mucho que ha engordado como consecuencia de su boyante economía, y comienza a sospechar que ha estado siendo cebado, como un cerdo al que se alimenta en exceso para consumirlo luego.
El final echa por tierra todo el relato, que hasta ese momento era
bastante bueno. No porque el final sea malo de por sí, sino porque está
plagiado de forma descarada de El vampiro estelar de Robert Bloch: una
criatura invisible irrumpe en su casa, lo alza en el aire y lo parte en dos sin
aparente esfuerzo, absorbiendo toda la sangre que mana de su cuerpo. A medida
que lo hace, la criatura va adquiriendo un color rojizo y vemos que se trata de
una bola de tentáculos que acaba por arrojar a un lado el cadáver, para salir
por una ventana a continuación y proyectarse al espacio. Y si hay alguien que
se esté preguntando si lo que acabo de contar es el final de El vampiro estelar
o de El regalo de las estrellas… es el de ambos, porque el segundo es un
calco descarado del primero. Tal es así, que si en El vampiro estelar la criatura agarra el libro con el que se la había invocado y se lo llevaba con ella al marcharse por la ventana, en El regalo de las estrellas la criatura se lleva con ella el pequeño meteorito. Hasta ese nivel de detalle se ha copiado la escena.
Al contrario de lo que ocurría con Ofidio, en que todo el relato era de principio a fin un calco de La maldición de Yig, en este solo se roba el final. Pero eso es aún peor que plagiarlo entero. Si el autor tuvo imaginación para desarrollar una historia nueva y original hasta ese momento, podría haber hecho un pequeño esfuerzo extra, un sprint final, y haberle dado también una conclusión original.
Al contrario de lo que ocurría con Ofidio, en que todo el relato era de principio a fin un calco de La maldición de Yig, en este solo se roba el final. Pero eso es aún peor que plagiarlo entero. Si el autor tuvo imaginación para desarrollar una historia nueva y original hasta ese momento, podría haber hecho un pequeño esfuerzo extra, un sprint final, y haberle dado también una conclusión original.
El
maleficio: de José León Cano. Una
pareja asiste junto a un grupo de amigos a una sesión de esoterismo a cargo de
un supuesto vidente. A partir de ese día, ella comienza a sentirse mal, y su
salud degenera rápidamente sin ninguna causa justificable. Sin poder abstraerse
de la sensación de que su estado está causado por la visita al vidente, el
marido se pone en contacto con él para que enmiende lo que sea que le haya
hecho a su esposa, y comienza a quedar también sometido a su influencia.
Una
dama misteriosa: de Víctor Rojo. Un
hombre se obsesiona con una hermosa y solitaria dama que acude al mismo club
nocturno que él. Al principio solo él la mira a ella, adorando cada uno de sus
gestos y movimientos. Luego sus miradas comienzan a cruzarse, y pasados unos
días, se atreve a acercarse a ella cuando sale del local para intercambiar unas
palabras. Ella se muestra esquiva y responde con evasivas, pero no con un
rechazo claro, por lo que el hombre se ofrece a acompañarla a casa. -Pero
usted debe saber que yo nunca estoy sola…- le advierte ella, y entonces él cae en la cuenta que a medida que andan
por las solitarias calles, parece haber un sonido de pasos que les siguen hasta
la casa de la dama. Una casa extrañamente húmeda y fría…
Cangrejos:
una historia de Jean-Paul
Dutronc, literalmente, sin pies ni cabeza. Se nos presenta una situación; un
hombre que al salir de la ducha se encuentra todo el suelo de su cuarto de baño
(en la planta once de un edificio) cubierto de voraces cangrejos que intentan
comérselo. Pero no se nos da ningún motivo previo que desencadene esta
situación ni una explicación posterior a ella. No hay inicio ni desenlace, solo
cuerpo. Es simplemente el relato de los esfuerzos del hombre por evitar que se
lo coman los cangrejos, sin explicar de donde salen, por que aparecen, o que
ocurre luego con ellos. Como ver el tráiler de una película, en la que te muestran las escenas de acción pero no te explican el argumento. Entretiene los pocos minutos que se tarda en leerlo, y
poco más.
Los
mendigos de Isis: de Bruce G. Bancroft. Un
hombre viaja a Egipto en busca del marido de su hermana, que lleva un tiempo sin
dar señales de vida. Allí averigua que este se ha unido a un misterioso y temido culto llamado “Los mendigos de Isis”. A medida que investiga, descubre que esta
secta está compuesta únicamente por hombres extranjeros (no hay ni mujeres ni hombres egipcios entre ellos) y se dedican a pedir limosna y
arrastrar los pies lastimosamente de un lado a otro durante todo el día. A la noche, se reúnen en la aparentemente abandonada excavación de una mastaba, a
donde el protagonista decide acudir también en busca de respuestas que,
desgraciadamente para él, termina encontrando.
Asedio
a la casa roja: uno de los cuentos clásicos
de fantasmas de Joseph Sheridan Le Fanu (autor de Carmilla, y
considerado como el padre de la literatura de fantasmas moderna). Los habitantes
de una mansión comienzan a ser molestados por una mano fantasmal que aparece
siempre en el exterior de la misma, agarrada al alfeizar de las ventanas o palpando
los cristales de estas. El cabeza de familia cometerá el error de abrir la
puerta de la casa en una de las ocasiones en que la mano fantasma la golpea,
convencido que se trata de algún tipo de broma. A partir de ese momento, puesto
que la puerta le fue abierta mientras llamaba, la aparición comenzará a
manifestarse en el interior de la vivienda.
La
sombra de Adam Corman:
otra historia de fantasmas, esta vez de la mano de Henry W. Bagley. Durante una docena de generaciones, un mismo fantasma se ha aparecido a todos los herederos masculinos de un mismo linaje, aparentemente reclamando la reparación de un indeterminado agravio cometido contra él. El último hombre a quien el espíritu se ha presentado recibe también la visita de un científico que afirma poder demostrar que todas las historias de fantasmas son falsas, y reclama un encuentro con ese supuesto fantasma familiar para desmentir su leyenda.
Biblioteca
universal de misterio y terror nº 2. 1981. Varios autores. Ediciones UVE S.A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario