EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
En los 80, cuando los niños no teníamos ni internet,
ni ordenadores, ni discos duros, y lo de sacar series enteras en VHS no se
estilaba (y si se hacía, no nos lo podíamos permitir), todo lo que teníamos era
físico. Real. Tangible.
Todavía conservo juguetes que me dieron en paquetes de
cereales o bolsas de patatas fritas hace treinta años, mientras que las apps
que te dan ahora en lugar de eso estarán pasadas de moda en un mes, obsoletas
en dos, y tras un año nadie las recordará.
No voy a ponerme retrogrado en plan “¡Es que los VHS eran mejores que el Blue
Ray!”. No, porque a parte de no ser cierto (calidad de imagen, prestaciones, durabilidad, etc.) es un tipo de discusión que no
lleva a nada. Lo que quiero es, aprovechando que comento otro de los álbumes de cromos de mi
colección, explicar por qué estas colecciones arrasaban del modo
que lo hacían.
Hoy en día no parece tener mucho sentido el estar pagando para obtener cromos que son en realidad fotogramas aleatorios de una película o serie. Cualquiera que disponga de un PC y una copia de la película, puede tomar todas las capturas de pantalla que quiera y hacerse un álbum a su gusto, si le apetece.
La edad media del coleccionista de cromos ha subido mucho desde los 80. Naturalmente sigue habiendo colecciones de cromos para niños, pero antes los niños eran el único público al que este producto iba dirigido. Eso ha cambiado porque actualmente hay menos niños interesados por los cromos, y en cambio quedan muchos adultos que han seguido coleccionándolos.
Y es en gran parte por lo que comentaba antes. Porque
los que fuimos niños en los 80, no teníamos más opción que esa. La única forma que
teníamos (aparte de la memoria) de conservar de algún modo cosas que nos
apasionaban, como la serie de Dragones y Mazmorras, era a base de pegatinas y
cromos. Por eso los álbumes de cromos eran tan populares y tan codiciados. Eran
los discos duros y las colecciones de DVD de la época; la única forma que
teníamos los críos de conservar imágenes y datos (como los nombres de los personajes o el argumento de los capítulos)
cuando la memoria empezaba a fallarnos.
Es por toda esta serie de cosas (perdonadme si me enrollo,
me sale casi sin darme cuenta) que he sentido la necesidad de explicar por qué aprecio enormemente las colecciones de
cromos.
Bueno, a lo que íbamos… ¡Un álbum de cromos de
Dragones y Mazmorras! ¡Casi no debería hacer falta decir nada más! Pero lo hare.
El enrollismo me puede.
Esta colección apareció en 1985. Está compuesta por 300
cromos de cartón. Había que pegarlos a mano, echándoles un ¡sploch! de pegamento liquido de ese que te hacía arder los
pulmones y las retinas cuando te acercabas el cromo a la cara para dosificar bien el pegamento (y así nos hemos quedado los pegacromos
de la época, jaja) y luego apretarlo contra el álbum. Entonces venía la parte
en la que te dabas cuenta que habías puesto demasiado pegamento y el cromo
resbalaba, o el pegamento se salía por los bordes al apretarlo, como el kétchup
de una hamburguesa. Cuando conseguías recoger el exceso de pegamento con las yemas
de los dedos (que luego se te quedaban blancas), la prisa que tenías por pegar
el siguiente hacia que empezaras a dejar huellas de pegamento por todas partes,
en la ropa, en el frontal de los cromos, en la mesa… ¡Que desastre! ¡Que asco! ¡Cuánto lo hecho de menos!
El álbum comienza con un texto de presentación que
nos pone en antecedentes, contándonos (recordándonos) todo lo que necesitamos saber sobre la serie.
A continuación, hay una Galería de
Personajes en la que se nos amplía la información sobre estos. Curiosamente,
Pesadilla (el caballo volador de Venger, que se limitaba a hacer su papel de caballo volador)
aparece como un personaje por si solo, mientras que Uni (que intervenía
bastante más en la trama y tenía una importancia capital en algunos capítulos) “forma
parte” de Bobby. También, por alguna razón, nos encontramos aquí con Kelek, un
villano que solo aparecía en uno de los capítulos.
A esto le sigue una sección llamada El mundo fantástico de Dragones y Mazmorras,
22 cromos que contaban la secuencia de apertura de la serie. A continuación,
siguen los resúmenes de trece de los capítulos. Estos son El valle de los
unicornios (contado en 24 cromos), El sirviente del mal (22 cromos),
El jardín de Zinn, La bella y la bestia, El gran salón, La
búsqueda del esqueleto guerrero, Presto hechiza un desastre, La
caja, La niña que soñaba el futuro, La ciudad al filo de la
medianoche (mi capitulo preferido, y seguro que también el de Stephen
King), El traidor, La última ilusión, y El cementerio de los
dragones (todos estos contados con 20 cromos).
Aparte de conseguir los cromos por el sistema
habitual de comprar sobres en los kioscos o llevarnos el taco al colegio para dedicar la media hora del patio a intercambiarlos, los cromos podían conseguirse también comprando
productos Oscar Mayer. Sinceramente ¿a alguien se le ocurre mejor
publicidad que esta? ¿Regalar cromos de monstruos, dragones, guerreros y
brujos, junto con el beicon y salchichas? ¡Carne y aventuras en el mismo envoltorio! Las empresas actuales deberían tomar nota de esto, y dejarse de regalar
humo con tanta app.
Dragones
y Mazmorras, libro de cromos. 1985. Editado por Pacosa Dos Internacional. 300 cromos.
Bueno, es lo que hizo también Danone y otras marcas como Chambourcy, Cheetos, que regalaban cromos, imanes, reglas, gomas, juguetes...
ResponderEliminar¡Precisamente! antes era común que este tipo de compañías regalaran cosas como esas: pegatinas, imanes, llaveros, figuritas... cosas que siguen existiendo hoy en día. Pero hoy ya no se hace, o se hace menos. Hoy todo son apps, o números para sorteos de algo. Ya casi no se regala nada físico que perdure en el tiempo. Antes, por lo que les costaba un llavero o una figurita de goma con su logo, ese objeto les hacía publicidad durante veinte o treinta años. Yo conservo juguetes de esa época, y les tengo un inmenso cariño ¿Qué niño de hoy en día recordará dentro de veinte años que en una caja de cereales le dieron el código para descargar un nuevo tono de llamada para el móvil?
EliminarYa... Yo pienso igual. Pero a medida que me voy haciendo mayor (U_U) voy viendo que, aunque no recordarán cosas físicas como nosotros, o no tantas, para ellos también serán mejores estos tiempos que los futuros, básicamente porque no entenderán cómo se hacían las cosas antes y no podrán procesar ese sentimiento que tenemos nosotros por nuestra juventud. Es imposible...
EliminarAl igual que nos pasa a nosotros, solo podrán comparar con sinceridad las épocas que realmente vivieron.
EliminarEn este Album había una serie de cromos unos 15 o 20 que solo,salían en los sobres que te daban con las salchichas, por eso es muy difícil encontrarlo completo hoy en día, y los que hay los venden carísimos
ResponderEliminarAh, pues eso no lo sabía, pero me parece totalmente creíble. En esa época era habitual que toda colección tuviera algún cromo “difícil” del que se imprimían muchas menos copias (como el famoso Carroñero de Monstruos Diabólicos) y esto es una variante de lo otro; una forma de asegurarse mas ventas.
EliminarEl problema aqui es que las salchichas oscar mayer eran más caras que él resto y las muchas mamás de la época por mucho que les pidiéramos esas pues compraban las de marca continente que eran más baratas y muy parecidas por lo que esos cromos que solo salían ahí solo los tenían algunos privilegiados….
EliminarSí, las Oscar Mayer eran de las marcas caras. Yo en esa época era un crio y no sabía nada de los precios de la cesta de la compra, claro, así que no me fijaba en esas cosas.
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