Este libro
apareció cinco años después del Libro de ejército de los No Muertos. Se
habían producido varias correcciones importantes en el reglamento, y empezaba
a ser necesario renovar el libro de ejército. Pero lo de quitar de en medio a
Nagash y dejar el protagonismo en manos de los vampiros, fue algo que de
entrada ni entendí ni me gustó.
Al cambiar de un
ejército genérico de muertos vivientes a uno centrado en vampiros, gran parte
del material que ofrecía este libro era nuevo, y el material que se aprovechó
del de los No Muertos estaba por lo general alterado. A pesar que las
innovaciones era muchas, algunas muy interesantes, y el resultado final notable en conjunto, esa indefinible magia que tenía el
libro anterior se empezaba a perder.
Algunas de las
tropas más emblemáticas de Nagash, como las catapultas
fabricadas con enormes huesos que disparaban cráneos aulladores, fueron eliminadas. También los carros de hueso o la legendaria caballería de Nagash (esqueletos a caballo que se volvían etéreos para
atravesar obstáculos, barricadas, y terreno difícil sin que este les afectara) volvieron a sus tumbas y se durmieron. Se acabaron los regimientos compuestos enteramente por
momias, los zombis se volvieron aún si cabe más estúpidos, y los necrófagos -curiosamente- más
civilizados.
Algunas de las
cosas que cambiaron fueron a mejor. Los zombis, por ejemplo. En el libro de los
No Muertos los zombis eran simplemente una versión más barata, más débil y con
menos opciones, de los esqueletos. ¡Se les podía equipar con escudos y hacerles
portar estandartes! Y eso, aunque útil a efectos del juego, no acababa de
quedar “muy zombi”.
Los zombis de los Condes Vampiro no se cubrían
con escudos ni esgrimían espadones a dos manos, si no que luchaban, como todo
buen zombi, a base de zarpazos y mordiscos. También tenían una regla especial que les
permitía envolver los flancos de la unidad enemiga automáticamente. Además de
darles una identidad propia a los zombis, esto se podía interpretar como que
Nagash tenía un mayor control sobre los muertos y podía hacer luchar a los
zombis con espadas y escudos, en ordenadas formaciones, igual que cuando
estaban vivos. En cambio, el control de los Condes Vampiro sobre los zombis era
menor y por ello su comportamiento se tornaba menos marcial y más “natural”. Esta
es la forma correcta de hacer cambios sustanciales: dándoles sentido.
Lo mismo ocurrió
con los necrófagos. Los necrófagos que acompañaban a Nagash eran los
descendientes degenerados de varias tribus primitivas que adoraban a Nagash
como a un dios. Mas que convocarlos a la batalla, los necrófagos se unían a sus
filas espontáneamente cuando este marchaba al frente de su ejército, y Nagash
toleraba su presencia como si fueran algún tipo de divertida mascota. Cuando
los necrófagos de Nagash vencían un combate, se sentaban a comerse los
cadáveres enemigos como si el campo de batalla fuera un picnic, ignorando el
combate que seguía a su alrededor. En cambio, los necrófagos de los Condes
Vampiro no se detenían a comerse los cadáveres del enemigo y seguían luchando
con normalidad “pues (el general vampiro) es su amo y señor, y temen
su furia si desobedecen sus órdenes”. Los necrófagos ya no eran "tan necrófagos" ni anárquicos
como cuando servían a Nagash, pero al haber una justificación para su cambio de comportamiento (te gustara o no ese cambio) como buen fan lo aceptabas.
Los lanzacráneos,
carruajes de hueso, momias, y caballería etérea, simplemente desaparecieron (eran
tropas propias de Nagash, fuera del alcance del poder de los Condes Vampiro), y los esqueletos de
Nagash, a los que éste podía hacer que usaran incluso arcos y ballestas (¡hasta
los esqueletos a caballo podían usar arcos!) perdieron estas opciones. Pero
insisto que todo esto podía interpretarse como que, simplemente, ni el más
poderoso de los vampiros o nigromantes podía llegar a soñar con controlar a los
muertos hasta el mismo nivel en que lo hacía Nagash. Al estar "justificados" estos cambios, se aceptaban fácilmente, y esto es lo que los autores de los
siguientes libros de ejército de muertos vivientes no entendieron.
Para compensar
la falta de las tropas más emblemáticas del antiguo orden, muchas nuevas
criaturas fueron añadidas, más acordes con el trasfondo específico de los
vampiros: jaurías de lobos y grandes murciélagos acompañaban a los ejércitos de
muertos, nuevos tipos de espectros aullaban en la noche, y entre tal grotesco desfile de horrores, destacaba El Carruaje Negro, una lujosa calesa fúnebre de aspecto gótico
y recargado, como las que habíamos visto en docenas de películas de vampiros. Era una
maquina de guerra grande y compleja, cuya letalidad aumentaba a medida que
la partida se desarrollaba, desde brotarle cuchillas a los lados a triplicar su
movimiento y ataques. Controlado por la mente del vampiro que viajaba en su
interior en un estado de semiletargo, el carruaje seguía moviéndose incluso si
los caballos que tiraban de él y el fantasmal conductor que aparentemente los dirigía, eran
destruidos.
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La mayor
innovación de este libro fueron los clanes vampíricos. Se presentaron cuatro
clanes, cada uno con sus particularidades, con lo que el ejército podía personalizarse
y darle un aspecto mas acorde con el tipo de vampiro preferido por el jugador. Los
clanes eran los Carstein (los vampiros clásicos, nobles, estilo conde Drácula), los
Dragon Sangriento (vampiros guerreros, cubiertos de armadura), las Lhamia
(vampiresas de origen egipcio, lánguidas y seductoras) y los Necrarca (sabios e
investigadores, con aspecto de Nosferatus). Cada clan, además de su aspecto característico,
tenía poderes específicos que se podían añadir (por un coste en puntos) a los
personajes, del mismo modo que se les asignaban armas o equipo; hipnosis,
cambio de forma, invocar manadas de lobos o bandadas de murciélagos... poderes típicos de vampiros.
En parte por
todo lo nuevo que trajo y por todo lo que cambió (sino a mejor, al menos si a “más adecuado”),
este libro todavía era un digno sucesor del anterior. Sin embargo, la
desaparición de Nagash (que ni tansolo se molestaron en explicar) y de sus tropas más emblemáticas, sigue a día de hoy pareciéndome un
error. Al “delegar” el control sobre los No Muertos de un solo e indiscutible
señor a varios pequeños gobernantes enfrentados entre ellos, la historia se resintió mucho, y los No Muertos
se convirtieron en la única facción de todo Warhammer sin un líder claro.
¡Y la cosa empeora con la 2ª versión del libro! Puedes comprobarlo personalmente pulsando aquí.
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Ejércitos Warhammer: Condes Vampiro. 1999. Tuomas Pirinen y Alessio Cavatore (autores principales). Games Workshop S.L.
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Ejércitos Warhammer: Condes Vampiro. 1999. Tuomas Pirinen y Alessio Cavatore (autores principales). Games Workshop S.L.
A mi me gusto cuando aparecieron los clanes vampiros,le daban bastante personalidad. No he leído el libro pero Nagash no estaría por que debía estar recomponiéndose tras su derrota por Sigmar ¿No?. Actualmente en el juego de PC (No en esa cosa de ultramarines sigmaritas) solo quedan dos clanes de vampiros (Strigoi y Von Carteins.
ResponderEliminarPD: Trilogía Von Carstein, apunta a tu larga lista.
PD2: he marcado la opción "Desintegrar al autor" para extender el caos ja je ji jo ju
Según la cronología de Nagash que aparecía en el libro de los No Muertos, Sigmar derrotó a Nagash en el año 15 del Calendario Imperial. Nagash (tras pensárselo un poco y tomarse el asunto con calma, por lo que se ve) volvió a escena en el año 1681 del Calendario Imperial (exactamente 1666 años después). Los vampiros no aparecieron por el Imperio hasta 1797. El "presente" del libro de los No Muertos es alrededor del año imperial 2490. Por esas fechas Nagash todavía estaba activo, y todos los vampiros a los que se nombra hasta ese momento eran Carsteins. Fue en algún momento posterior a esa fecha cuando aparecieron los otros clanes y Nagash aparentemente se durmió en los laureles. No estoy al tanto de otras fuentes de información, pero ciñéndome a los libros que tengo, la cosa fue mas o menos así. A todas luces, Nagash simplemente "se aburrió" del mundo y el mismo se quitó de en medio una temporada, pero esto nunca se ha dejado muy claro.
EliminarPD: Apuntado.
PD2: eso me pasa por permitir votar a los colonos. Ya sabía yo que lo mejor iba a ser una dictadura...