¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Tras una
contienda nuclear sobre la que no se entra en detalles, los humanos
supervivientes han quedado divididos entre La Primera Civilización y La
Última Civilización.
Los componentes de La Primera Civilización son seres
degenerados, mutados por la radiación y reducidos a un estado de primitiva
barbarie. Viven relegados al interior de La Zona, una enorme área de
ciudades en ruinas reclamadas por una vegetación tan salvaje como ellos mismos.
Para asegurarse que ninguno de estos subhumanos intenta abandonar La Zona, los
gobernantes de La Última Civilización han creado un cuerpo de soldados de élite
denominados Cazadores cuya misión es adentrarse periódicamente en uno de
los sectores que bordean este área de reclusión para mutantes y eliminar a
todos aquellos a los que encuentren a pocos días de marcha del límite.
Además
de los Cazadores, la población de salvajes es mantenida a raya por los Exterminadores,
que no son otra cosa que civiles de La Última Civilización que voluntariamente
se adentran en La Zona para matar a los mutantes que encuentren. El gobierno
acepta e incluso promueve esto. Por una parte, es una buena forma de hacer que
todos los psicópatas de la sociedad aplaquen sus sangrientos gustos sin dañar a
la población productiva de las ciudades. Por otra, es como contar con un
segundo cuerpo de Cazadores a los que no es necesario pagar ni equipar.
Los
Exterminadores son peores aún que los salvajes, puesto que los buscan para
torturarlos y matarlos por simple diversión, y no se limitan a aquellos que se encuentren
cerca del límite de La Zona, sino que también se adentran en ésta en busca de
poblados alejados del límite matando sin distinción a adultos y niños.
El protagonista
de la historia es Mort, un Cazador que regresa a una ciudad después de haber
estado eliminando salvajes en los límites de La Zona durante un par de meses. Mort
se siente cada vez más asqueado de su trabajo, pero lo lleva a cabo porque
cuando un Cazador da muestras de duda, se le hace desaparecer. En su camino de
vuelta, en un bar de carretera, se encuentra con un grupo de Exterminadores con
ganas de tocarle las narices y da rienda suelta a su frustración matando a
varios de ellos, mientras el resto se retira jurando venganza.
Llegado a este
punto, la sensación que produce el texto es de estar leyendo una extraña fusión
entre La Fuga de Logan y Mad Max 2. La forma en que se describe a los Cazadores y su forma de actuar recuerda
mucho a la novela de William F. Nolan y George Clayton Johnson. Y los
Exterminadores, una horda de locos estrafalariamente vestidos y equipados, que
conducen enormes y grotescos vehículos, nos hacen pensar inmediatamente en el
ejército motorizado de Humungus. Salto al vacío se escribió en 1984, posteriormente a ambas obras, por lo que es muy
probable que el autor se inspirase de forma consciente o inconsciente en
ellas.
Ya en la ciudad,
Mort dedica su jornada de descanso a drogarse en un burdel (tal como hacía
también Logan en su novela) en donde conoce a Ulma, una mujer cuyo carácter la
hace destacar por encima del resto de prostitutas del local, invariablemente
dóciles y carentes de voluntad o iniciativa. Mort descubre a Ulma tratando de
huir del burdel y siente el impulso de ayudarla.
Poco después esta le revela
que ella nació en La Zona: es una de las mutantes que Mort tanto se empeña en
eliminar, a la que un grupo de Exterminadores raptó de su poblado para venderla
al burdel. Ulma le explica que desde hace muchas generaciones la genética de
los mutantes se ha ido restableciendo, y que la mayoría ya nacen sin ningún
tipo de tara. Los salvajes que los Cazadores encuentran en los límites de La
Zona siguen presentando mutaciones porque ellos mismos se alejan de los
poblados ubicados en el interior para no contaminar a las nuevas generaciones. Naturalmente,
a los gobernantes de La Última Civilización no les conviene que esto se sepa,
ni pueden permitir que los salvajes sanos abandonen La Zona, porque eso dejaría
a los Exterminadores saciando sus perversos instintos en las ciudades.
Mort decide
dejar atrás toda su vida y llevar a Ulma de vuelta a La Zona, con su gente. En
su camino de vuelta serán perseguidos tanto por otros Cazadores como por Exterminadores,
siendo toda la segunda mitad del libro una secuencia de huida salpicada de
enfrentamientos contra sus enemigos que, de nuevo, no puedo evitar comparar
como una mezcla entre el viaje de Logan y Jessica a través de las tierras prohibidas y la persecución final de Mad Max 2, o incluso más con la de Mad Max 4.
El final nos
deja con muchas preguntas sin respuesta. Mort y Ulma sobreviven a la tenaza que
Cazadores y Exterminadores tratan de cerrar sobre ellos, pero no sabemos nada
más. No sabemos si Mort, que durante años mató a centenares de mutantes será
aceptado ahora por estos. No sabemos que destino aguarda a los pueblos de La
Zona, aunque se habla de una futura migración masiva (y de
ser necesario, violenta) hacia las ciudades de La Última Civilización. El destino
de los personajes y de este particular mundo creado por el autor es una incógnita,
pero ¿acaso no lo es el de todos nosotros? ¿No es cada decisión importante que tomamos, un salto al vacío?
Otro bolsilibro de este autor pulsando aquí.
Salto
al vacío. 1984. Rocco Sarto [Pablo Massó Sabulo]. Héroes del Espacio nº 207. Editorial Bruguera
S.A.
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