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viernes, 15 de mayo de 2020

EL CASTIGADOR: CÍRCULO DE SANGRE

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
El personaje de Punisher/Castigador supuso una revolución en los comics de MarvelEn un mundo de superhéroes que derribaban edificios a puñetazos y destruían misiles intercontinentales lanzando rayos por los ojos (y que a pesar de ello nunca mataban a nadie, ni aún por accidente) un personaje que se enfrentaba al mal con simples armas de fuego y no dudaba en acribillar con ellas a los malos, fue todo un shock.
El nacimiento del Castigador tuvo lugar en los comics de Spiderman, otro personaje muy particular. Spiderman no solo se enfrentaba a villanos de la talla de Octopus, sino que lo hacía mientras se sacaba sus estudios universitarios, trataba de ganarse la vida como fotógrafo a tiempo parcial, y lidiaba con su gran amor de juventud. En lugar de una gran mansión, una cueva secreta llena de artilugios o un rascacielos de lujo, vivía en un piso de alquiler del cual entraba y salía por la claraboya del cuarto de baño cuando iba enfundado en su traje de arácnido. Spiderman era un superhéroe muy humano, muy urbano, muy de la calle y de la gente. Y quizá por eso el personaje del Castigador se presentó al público entre sus páginas.
El más débil de todos los héroes de Marvel era uno de los pocos que actuaba a cara descubierta, sin máscara. El nombre de “El Castigador” era más una declaración de intenciones que una identidad secreta, ya que su verdadera identidad se hizo pública casi desde el principio. No tenía superpoderes, ni superinventos, ni tras derrotar a sus enemigos los entregaba diligentemente a un sistema judicial infalible. 
En lugar de eso mataba narcotraficantes, les volaba la cabeza a los pederastas, y lanzaba granadas a las limusinas de los capos mafiosos. Algo con lo que mucha gente fantaseaba cuando veía en los noticieros como los peores criminales quedaban en libertad o con condenas ridículamente pequeñas por lo que habían hecho.

Es evidente que la idea del vengador que se toma la justicia por su mano cae por su propio peso. La mayoría de psicópatas que han sido detenidos y examinados por psicólogos estaban sinceramente convencidos de estar matando solo a quien lo merecía. 
Pero en un mundo donde los buenos siempre ganan, como en el de los comics de Marvel, El Castigador era un personaje factible.

Tuvieron que pasar más de diez años desde su primera aparición como invitado en un comic de Spiderman hasta que El Castigador obtuvo su propia colección, que comenzó con Círculo de Sangre. Estos dos tomos que muestro aquí recopilan los cinco números de esa miniserie. Frank Castle (en su primera aparición como protagonista titular) está encarcelado en la isla Ryker. Su fama le precede y muchos de los criminales encerrados con él tienen deudas que saldar.

Tras dar y recibir unos cuantos palos y demostrar que es un hueso duro de roer, Don Cervello, el jefe criminal que dirige la prisión desde su celda se interesa por él y le hace partícipe de su plan de fuga. Frank finge aceptar, pero llegado el momento hace todo lo posible para que este fracase y salvar al mayor número de guardias posible.
Una vez la fuga queda sofocada, el alcaide y su ayudante le revelan a Castle ser miembros de una organización llamada Trust. Le ofrecen darle apoyo, armas e información, sin condiciones, para que siga cazando criminales.

El Castigador continua así con su pequeña guerra privada. Intenta acabar con Kingping, pero a quien mata es a un doble. Sin embargo, la noticia de que Kingping ha muerto se extiende y estalla una guerra de bandas en la que todo el mundo intenta ocupar su lugar.

El Castigador se va encontrando con unos cuantos individuos que se hacen pasar por él. Copian su uniforme y sus métodos, pero son descuidados. No les importa que caigan inocentes por el camino, y cualquier fuerza del orden que se entrometa en su “misión justiciera” es tratada como un enemigo más. Estos falsos Castigadores son asesinos reclutados por el Trust, que les ha lavado el cerebro. El Trust es tan radical en sus métodos que no tarda mucho en convertirse en un peligro para la población igual o mayor que el que suponen los propios criminales, y Castle decide destruir la organización.
Esta temática nos puede parecer la normal de una película de acción actual, pero comparadla con la de los otros cómics de la época. Los villanos rara vez sangraban por la nariz cuando El Capitán América les estrellaba su escudo contra la cara, o cuando Hulk los lanzaba por los aires a treinta metros de distancia, y no digamos ya morir. En El Castigador veíamos caer a transeúntes alcanzados por balas perdidas, a policías corruptos matando a los testigos que debían proteger, y a jueces aceptando sobornos. Era casi como leer el periódico, solo que al contrario que en la vida real, todos los criminales terminaban como merecían.

Círculo de Sangre. 1986. Steve Grant (guion) Mike Zeck (dibujo). Marvel Comics. Reedición del 2004 por Comics Forum/Planeta DeAgostini.

4 comentarios:

  1. No he leído muchos tebeos de El Castigador, pero es un personaje creíble con el que todos nos podemos identificar. Todos querríamos que alguien hiciera algo cuando la justicia fracasa, sea por corrupción o fallos intrínsecos, y que lo haga alguien inherentemente noble, a prueba de sobornos y sin ansia de poder, es lo mejor que podría ocurrir.

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    1. Si, el problema es que eso no pasa. De justiciero a criminal solo hay un paso, y en el mundo real todo el mundo lo da antes o después.
      Me gustan mucho las historias del Castigador porque permiten fantasear sobre esa idea de tomarte la justicia por tu mano, pero lo cierto es que la única forma realmente efectiva de combatir el crimen es mejorando el sistema policial, judicial y carcelario. Y tratando a policías, jueces, y políticos corruptos como a criminales de la peor especie, porque a sus delitos se une el haber traicionado a la gente a la que debían proteger.

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    2. Pero si los que se corrompen son los que hacen/aplican las leyes, ¿Cómo van a hacer/aplicar una ley que les perjudica?

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    3. La educación mínima de los dirigentes del país es también algo que hay que mejorar mucho. Trabajar de barrendero recogiendo basura de las calles requiere unos estudios mínimos. Ser político o ministro no. No se les exige nada. Técnicamente, puedes llegar a ministro siendo analfabeto, porque la preparación necesaria “se te supone” por el hecho de ser escogido por tu partido para representarlos. Pero necesitas como mínimo un FP2 o estudios equivalentes para barrer la calle.
      Y ajustarles los sueldos, por supuesto. Con sueldos de 6.000-8.000€ mensuales (vitalicios si trabajan durante más de seis años) y montones de extras (como +3.000€ al año en concepto de “Desplazamientos en taxi”) ¿Cuánta gente intentará llegar a ese cargo por verdadera vocación de mejorar el país, y cuantos solo por el dinero?

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