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jueves, 14 de mayo de 2020

UN ASESINO EN MI CASA

JUNTO A LA FOGATA
Presentado por... Mr. Yuk.
Bienvenidos, seres malditos. 
Hace un par de meses enviamos uno de nuestros "relatos de mantenimiento" (de esos que escribes por no perder la costumbre de escribir, mas que por otra cosa) al Fan Creepy IV, un concurso en el que las cinco mejores historias recibidas son leídas en un video de YouTube. Se pedían relatos de terror de menos de mil palabras. No fue uno de los elegidos (por cierto, felicidades a los ganadores) así que vamos a publicarlo aquí por si alguien quiere leerlo a pesar de todo. Al final hemos añadido un enlace al video donde se narran los relatos ganadores, para quien desee oírlos también.


Debí quedarme dormido en el sofá, porque es allí donde me desperté. 

Seguramente me senté un instante, sólo para descansar unos segundos. Un entrecerrar de ojos… un parpadeo largo… y sin darme cuenta, el sueño se apoderó de mí.

¿Qué hora debía ser? Me sentía descolocado, confuso… miré mi muñeca, buscando la hora en mi reloj, pero no tenía reloj ¿Dónde me lo había dejado? Llevaba puesto mi pijama blanco. Debía haberme levantado de la cama a medianoche, quizá para ir al baño, y en lugar de volver al dormitorio, había terminado allí, en el sofá, con las luces del salón apagadas.

No me apetecía volver a la cama. Ya estaba desvelado, así que cogí el mando a distancia del televisor, que estaba a mi lado sobre el sofá, y lo encendí. Más que ver algo, tenía curiosidad por enterarme de la hora. Las cadenas no emitían más que programas de videncia, sorteos, e interminables anuncios de teletienda. La típica basura de madrugada.

Estaba a punto de volver a silenciar el aparato cuando, cambiando de canal al azar, encontré un informativo local en directo. La noticia ya estaba empezada, pero por lo que pude entender, un loco, un maníaco esquizofrénico, se había escapado de un hospital psiquiátrico situado en las colinas, no lejos de mi urbanización. La policía afirmaba que se trataba de un individuo muy peligroso, que no se podía razonar con él, que mataba sin motivo, sin pensar y sin dudar. Y también advertían que tenía una inusual facilidad para entrar en las casas.
Un escalofrío me recorrió la espalda ¡A buena hora se me ocurrió ver la televisión! Ya no podría conciliar el sueño en lo que quedaba de noche.

Fue entonces cuando oí unos leves pasos a mi espalda. Alguien moviéndose sigilosamente tras de mí, avanzando lentamente…

Me quedé helado ¿Qué debía hacer? Permanecí inmóvil, en silencio. Cambié de canal con el mando un par de veces, tratando de aparentar que no había oído nada, pero con los sentidos más alerta que nunca.

Otra vez. Otros dos pasos a mi espalda, amortiguados. Pasos de alguien que se acercaba a mí con una precaución infinita.

Aterrorizado, me levanté de un salto del sofá al tiempo que me giraba. Allí, a apenas un metro de mí, un hombre mayor, cubierto con una bata de hospital, me miraba con desorbitados ojos de loco y el pelo cano alborotado mientras aferraba con ambas manos un bate de beisbol. Al verse descubierto, alzó el bate dispuesto a abrirme la cabeza a golpes. 

Me moví por instinto, rodeando el sofá y lanzándome sobre él. Lo único que tenía en mente era no darle tiempo a reaccionar. Terminamos los dos por el suelo, golpeándonos, rodando, luchando por el control del bate, mientras el gritaba sin cesar palabras sin sentido, como un poseso.  A pesar del miedo que sentía, yo era claramente más joven y fuerte, y finalmente, el bate terminó en mis manos. Sin pensar en lo que hacía, guiado por el puro y simple miedo, descargué el garrote una y otra vez sobré su cuerpo hasta que dejó de moverse. 

Luego corrí al teléfono, llamé a la policía, y entre jadeos les conté lo ocurrido, sin ocultarles nada, rogándoles que vinieran lo antes posible. Había sido defensa propia después de todo. Nadie podría negarme eso. Un claro caso de defensa propia.
Sin embargo, cuando me preguntaron la dirección desde donde llamaba, solté el teléfono, dándome cuenta de pronto que no la sabía. 

Llevo varios minutos reflexionando sobre ello… y sobre el extraño logotipo que he descubierto sobre el pecho de mi pijama… porque ahora, observando con calma el cadáver del anciano, me he dado cuenta que lo yo creí que era la bata de un hospital, se trataba en realidad de un simple albornoz.

Las palabras que me gritaba el hombre mientras luchábamos han vuelto a mi cabeza, y comienzan por fin a tener sentido.  “¿¡Quién es usted!?” me gritó, y también… también dijo “¿¡Qué hace en mi casa!?


Y aquí tenéis el enlace para disfrutar del video con los cinco relatos ganadores. ¡Que aprovechen!  Fan Creepy IV

4 comentarios:

  1. Me ha gustado la idea, pero he de reconocer que se me ha hecho previsible. Igualmente, no dejes de escribir, los relatos que vas publicando son muy chulos :)

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    1. A una ávida lectora como tu (más aún, lectora de historias de misterio e investigación) la conclusión de un relato sencillito como este ha debido hacerse muy previsible, claro. Pero es una de esas cosas que escribes cuando no tienes nada concreto en mente, cuando empiezas a escribir por ver que sale, por el mero placer de escribir, así que tampoco se le puede pedir mucho ^_^

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  2. Me ha recordado a un relato de Alfred Hitckok presenta... me ha gustado pero creo que el dueño de la casa no debería preguntar cosas del tipo ¿quien es usted? Si va con un bate de base ball solo debería decir cosas del tipo : fuera de mi puta casa

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    1. Bueno, si ^_^U El ¿Quién es usted? hubiera quedado mejor de tener el anciano un arma de fuego, pero ya tenía otro relato con una situación parecida (intruso en casa de anciano, o anciana en ese caso) y la anciana apuntaba al intruso con una pistola pequeña. Le puse un bate en las manos al anciano de esta otra historia para no repetirme mucho y al final quedó un poco raro. Pero tampoco es un relato que me haya trabajado mucho, en realidad.
      ¿Recuerdas el titulo del relato de Hitchcock que comentas? Me gustaría darle un vistazo.

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