EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Al parecer, seguimos en la Antártida.
Catorce millones de kilómetros cuadrados de hielo dan para muchas historias. Y
con el calor que ya está empezando a hacer, cualquiera se aleja de los sitios
fresquitos. Pero como las últimas tres novelas que leímos eran bastante
densas, ahora vamos con algo más ligerito, para despejarnos las ideas.
La acción tiene lugar en una base
científica en el polo sur. Desde el principio se nos recalca lo peligrosos que
son los osos polares. No solo el narrador omnisciente nos avisa de esto, los
propios personajes hablan entre ellos de las peligrosas familias de osos
polares con las que pueden encontrarse en cualquier momento. ¡Es toda una suerte para ellos que los osos polares vivan en el polo
norte, no en el sur!
En la base hay ocho hombres y dos mujeres. Y las dos, obviamente, encaprichadas de Alan, el clásico personaje berniano, que será nuestro protagonista. El texto se refiere a él como Alan Baxter al principio, y como Alan Dexter más adelante. Nosotros lo dejaremos en Alan.
A los que conozcáis las obras de este
autor, no os extrañará saber que la trama principal es el conflicto amoroso
entre estos tres personajes, y no la aparición de un gigantesco monstruo que
parece empeñado en matarlos a todos.
Dos de los hombres que se encontraban fuera de la base son destrozados a zarpazos, junto con sus respectivos perros de trineo. El responsable es una especie de feroz yeti surgido de nadie sabe dónde. Al parecer, mata por matar, ya que no se dice en ningún momento que devore los cuerpos. Tampoco defiende un territorio, pues la base lleva muchos años instalada allí y el monstruo no se ha dejado ver hasta ahora.
Otros tres hombres (Alan entre ellos) van
con un par de trineos y una moto de nieve en busca de los compañeros
desaparecidos, preocupados por su tardanza. Encuentran sus cuerpos ya
congelados, y son atacados también por el monstruo, que merodea por la zona. El
monstruo hace otra masacre de perros, le arranca la cabeza a uno de los
hombres, y los otros dos consiguen volver a trompicones a la base, sobre la
moto.
El monstruo en cuestión parece tenerles una especial tirria a los canes, porque a continuación ataca la base para entrar en los corrales y acabar con los pocos perros que aún quedaban, y de paso, con su cuidador (que por cierto, le da bastante guerra).
Alan y otro de los científicos salen en
busca de la criatura con cartuchos de dinamita y lanzallamas. Los otros dos
hombres que quedan tienen edades muy avanzadas, y las dos mujeres están
demasiado ocupadas tirándose de los pelos una a la otra (metafóricamente) como
para preocuparse por el monstruo.
Se produce un combate final en el que Berna hace gala de toda su habilidad como narrador…
- ¡Mira, es sangre!
- ¡El monstruo está herido!
- ¡El cartucho que le arrojaste le hizo
pupa!
-_-U…tras el cual el yeti (o lo que fuera)
acaba achicharrado y volado en pedazos.
No se nos aclara el origen ni motivaciones del monstruoso ser, ni si hay
más ejemplares, simplemente pasamos al FIN. Antes del cual, por supuesto, Alan Baxter, o Dexter o como demonios se llame, se acuesta con una de las chicas y el tipo que le ha ayudado, con la otra. “Al vencedor, el botín”, que diría Cesar.
Y tras esto, ya estoy listo para otra lectura densa. Incluso la estoy deseando.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
Terror en la Antártida. 1983.
No hay comentarios:
Publicar un comentario