BASE MARCIANA “JUNO”

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS

¡ALERTA DE EXPOILERZ!

Presentado por… el profesor Plot.

Saludos, ávidos lectores.

Para descargar tensión entre una película de psicópatas caníbales y la siguiente, hoy leeremos un bolsilibro de Berna, que ya los echábamos de menos ¡Que aburrido sería este planeta, sin nuestro viejo amigo Berna!

Como sin duda ya habréis supuesto (por el título) Base marciana “Juno” tiene lugar en Marte. Y como sin duda también habréis supuesto (por el autor) esto no influye casi nada en la historia. Prácticamente toda la trama transcurre en un recinto cerrado con temperatura, presión y gravedad idénticas a las de la Tierra. Están en Marte, pero exactamente la misma historia podría haber tenido lugar en una nave espacial en movimiento, o en un acuartelamiento común en la Tierra. Hay un pequeño paseo en traje espacial, pero es algo anecdótico.

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El caso es que en esta base “marciana”, un intruso alienígena intenta echarle la zarpa a Rosalyn (la hija de diecinueve años del comandante de la base) que será nuestra fémina protagonista. El alienígena, muy astuto él, se asegura de actuar cuando Rosalyn está a solas, la paraliza para que no se resista, y además adopta un aspecto humano. Imita a la perfección el físico de uno de los hombres de la base, llamado Edwin (que será nuestro protagonista masculino) pero no tiene tanto éxito con su vestuario, ya que luce la armadura de un gladiador romano ^_^U 

Este detalle me resulta muy gracioso. Es muy a lo Star Trek de la vieja escuela, cuando se aprovechaba atrezo de cualquier película que estuviera filmándose en los estudios adyacentes, para abaratar costes.

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Esto, naturalmente, pone en serios problemas al verdadero Edwin, especialmente cuando se descubre que otra de las mujeres de la base está embarazada, y afirma que Edwin es el padre. Para complicar más las cosas, el examen de la mujer revela que aquello que se está gestando en su interior se desarrolla a una velocidad alarmante. El gladiador-playboy de las galaxias vuelve a manifestarse tratando de paralizar y embarazar a más mujeres, pero empieza descuidarse. Todos los que originalmente sospechaban de Edwin, comienzan a dudar. El propio alienígena, en su impaciencia, comete la torpeza de aparecer delante de un grupo de personas, entre las cuales está el propio Edwin, con lo que él mismo destruye su tapadera. Tras un breve tiroteo (con pistolas láser, para recordarnos que todo esto tiene lugar en el futuro, y esas cosas) el alienígena es aparentemente destruido.

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Edwin y Rosalyn son enviados en un pequeño vehículo a explorar los alrededores de la base. Debo matizar aquí que Rosalyn no tienen ninguna función en la base, solo está de visita. ¿Por que interviene en una búsqueda potencialmente peligrosa? ¿No hay personal de seguridad que se encargue de esas cosas? El caso es que encuentran una nave con forma de araña mecánica. Esto es muy típico de Berna, limitar sus descripciones a “vestía como un gladiador romano”, o “tenía forma de araña”. Es algo que se repite en muchos de sus bolsilibros. Al comparar criaturas o naves alienígenas con algo muy conocido, se ahorra el trabajo de describirlos en detalle.

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En el interior de la nave se encuentran con lo que parece ser otra alienígena, que adopta esta vez la forma de Rosalyn, y les cuenta una lacrimógena historia. Tanto ella como el ser que han matado fueron exiliados de su mundo por mantener relaciones sexuales sin estar casados, lo que en su cultura es un tabú del todo imperdonable. Como castigo, a ella la operaron para esterilizarla y luego ambos fueron lanzados al espacio en la nave-araña. 

La intención de su compañero era dejar embarazadas a un par de humanas, y llevarse sus hijos cuando los tuvieran, para así formar una familia y que su exilio en el espacio no fuera tan solitario. La alienígena les ruega (y a la vez los amenaza) para que le permitan conservar al hijo de la única mujer que ha llegado a dejar embarazada su compañero. 
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La reacción de Edwin a todo este dramón es quizá lo más original de toda la trama: simplemente mata a la alienígena de un tiro. Lo justifica diciendo que sospechaba que siempre hubo un solo alienígena, y que, igual que adoptó un aspecto masculino en la base, ahora adoptaba un aspecto femenino. 

Y pudiera ser, claro, con los alienígenas que cambian de forma nunca se puede estar seguro, pero resulta un tanto decepcionante que se resuelva así la situación. Para una vez que logra crear un elemento de ambigüedad moral, que presenta a un alienígena que no es simplemente “malo porque sí”, el protagonista se limita a matarlo. Esto, bien llevado, podría haber dado pie a un final interesante: una negociación entre los humanos y la alienígena, el inicio de una raza hibrida que en un futuro pudiese haber servido de puente entre ambas culturas o algo así, pero eso ya implicaba escribir mucho. Es más fácil pegarle un tiro a la alienígena y dejar así las cosas. Y este no es uno de esos casos en que notas que el final está resuelto de un plumazo por falta de espacio para desarrollarlo más. En este momento de la historia, a Berna aún le queda una docena de páginas por llenar.

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De vuelta a la base, todavía les toca lidiar con la mujer embarazada. Al parecer está siendo mentalmente controlada por el pequeño hibrido que lleva dentro, que intenta autodestruir la base como venganza por la muerte del que iba a ser su padre… o sus padres, yo me quedo con la duda de si eran una o dos criaturas. En cualquier caso, un final bastante pobre para lo que podría haber sido, de trabajar un poco más todo el asunto de la adopción alienígena. Al final la parejita protagonista se casa, y con eso nos tenemos que conformar.

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

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Base marciana “Juno”. 1979. Joseph Berna [José Luis Bernabéu]. La conquista del espacio nº 473. Editorial Bruguera S.A.