EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ¡ ¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Segundo tomo recopilatorio de esta colección, en el que descubriremos algo más sobre la historia del niño sin nombre y Ahmasi, y su eterna guerra a través de las eras.
Ahmasi se está valiendo de Bernie (un
detective pusilánime y becerril al que tiene subyugado) para
rastrear al chico. Un nuevo enfrentamiento no tarda en producirse, pero esta
vez el chico tiene un plan: quizá no pueda matar a Ahmasi, pero sí decapitarla,
llevarse su cabeza, y poner distancia entre esta y su cuerpo. Puede que esto no
la mate, pero quizá su cuerpo tampoco pueda reactivarse como es debido.
El chico logra imponerse a su rival y se
dispone a decapitarla, pero Bernie (que todavía ignora lo que Ahmasi es en
realidad) se interpone, suplicando patéticamente por su vida. El chico siente
lástima por él, que no por ella, y decide tratar de desaparecer otra vez.
Vuelve con Fever y Nube del Atardecer para despedirse de ambas, pero estas le
hacen notar que ahora Ahmasi irá a por ellas.
Los tres se marchan juntos a Nueva
Orleans, la capital del vudú de Norteamérica. Allí Fever tiene aún amigos y
propiedades, y supone que estarán a salvo. Todo parece augurar una cierta
temporada de paz y tranquilidad para todos.
A su llegada a su antigua hacienda, Fever
retoma su relación con Lamont, un antiguo amante al que abandonó dieciocho años
atrás. En ese tiempo el hombre se ha convertido en un próspero proxeneta. Una
de sus prostitutas y el hijo adolescente de esta trabajan ahora como criados en
la casa familiar de Fever. Por medio de ellos Fever se pone otra vez en
contacto con Lamont. La joven Nube del atardecer se encandila a su vez del
hijo de la criada. De pronto, el niño sin nombre deja de ser el centro de
atención de ambas. Sin la amenaza inmediata de Ahmasi, y cada una viviendo su
propia vida, el niño se siente engañado de algún modo y se marcha de la casa.
Toma el camino de las vías (subirse
al vagón de carga de un tren en marcha, un sistema de desplazamiento habitual para
vagabundos, en América) sin saber siquiera a donde se dirige.
Mientras tanto, Ahmasi localiza nuevamente
a Fever valiéndose de Bernie. Va a buscar al chico a la hacienda de esta, y al
no encontrarle, hace una masacre. Mata a Lamont, a toda la servidumbre, a Nube
del Atardecer y su novio, y lanza a Fever por una ventana. Luego se marcha
pensando que la ha matado, y acaba también con el llorón de Bernie, del que ya
está harta.
Por su parte, el chico, tras alimentarse con la sangre de un vagabundo que intenta violarlo en el vagón del tren, se entera por un noticiario de lo ocurrido en casa de Fever. Vuelve a Nueva Orleans para estar junto a ella mientras se recupera de sus múltiples fracturas.
Esta es quizá la mejor parte de este tomo: las conversaciones entre el chico y Fever durante la convalecencia de esta. Son escenas que destilan un enorme cariño por parte de ambos. Él, inmortal, pero aún con la personalidad de un niño, aferrándose a esa única adulta que queda en su vida, feliz de que lo escuche con una infinita paciencia. Y Fever, ciega de nacimiento y ahora inmovilizada y privada de todos sus seres queridos, llenando sus horas de dolor físico y emocional con las palabras de él.
Para entretenerla, el chico le cuenta anécdotas de su larga existencia. Un repaso a su extraña vida en la que vemos más de sus encuentros con Ahmasi, y el modo en que los humanos sucumben ante la idea de alcanzar una inmortalidad que el chico desprecia. Es reflexionando sobre todo esto, que el chico recuerda un incidente de su pasado que tenía ya casi olvidado. Una ocasión en que, en un sueño, una visión, o en la realidad (él mismo afirma que en la antigüedad, todo era una misma cosa) la estatua de la esfinge le hablo. La esfinge, siempre enigmática y poco clara, le dio a entender que en la tumba “de los profanadores del faraón joven y maldito” se hallaba una inscripción que, al ser leída, destruiría la inmortalidad de Ahmasi, la suya, o la de ambos. Para el chico cualquiera de las tres opciones es buena, y dándole vueltas al asunto, Fever concluye que “el faraón joven y maldito” debe de ser Tutankamón. Ambos acuerdan ir en busca de esa inscripción cuando Fever termine de recuperarse.
Pero Ahmasi les encuentra a ellos antes
que eso ocurra. Se ha enterado que Fever, a la que creía haber matado, sigue
viva. Suponiendo que el chico estará con ella, va a buscarla al hospital,
acabando con las enfermeras y policías con los que se cruza. En esta ocasión el
chico logra decapitarla. Tras una breve investigación policial, su cuerpo es
enterrado, pero la cabeza no. Fever forma parte del culto vudú de Nueva
Orleans, y no le resulta difícil hacer que un viejo sepulturero le entregue la cabeza
sin hacer preguntas.
Tras enterrar la cabeza en los terrenos de su hacienda, Fever, ya recuperada, y el chico sin nombre, parten en busca de la misteriosa inscripción que podría poner fin a todo.
Puedes ver un comentario del tomo 3 pulsando aquí.
Boy Vampiro. 1992. Carlos Trillo (guion) Eduardo Risso (dibujo). Tomo recopilatorio nº2. Publicado por Norma en 2005.
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